Santiago, el hombre que perdió la cabeza por llevar el mensaje de una mujer al fin del mundo

Santiago es un joven pescador que decide irse de su casa, viajar por todo el mundo y crear una historia memorable: la de un apóstol

La historia del Apóstol Santiago

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Santiago es un joven pescador. De familia humilde, trabajador y de los que se conforma con su modesta vida sin muchos sobresaltos. Puede que aburrida... pero desde luego tranquila. Con su barquita, su casa cerca del mar, sin muchos vecinos que le tocaran las narices... Hasta que su vida se aburre más que él y decide darle una vuelta completa a su historia.

Un día se encuentra con un hombre. Un hombre que le invita a vivir de otra manera y le promete la verdadera felicidad: 'la salvación' la llama. "Promesas muy ambiciosas y difíciles de cumplir", pensaría el pobre Santiago frunciendo el ceño. Pero la gente le seguía, así que algo tenía que ofrecer, que los demás no podían dar. Así que Santiago hace un "no tengo nada que perder", se encoje de hombros y lo deja todo atrás: familia, amigos, trabajo, barquita (¿tendría sofá?)... y decide seguirle. Si es que cuando el jefe llama... ya se sabe.

Grandes cosas debió ver con ese hombre barbudo nuestro joven protagonista. Cosas que cambiaron su vida. Las promesas de ese hombre se hicieron realidad. Por eso, años más tarde, decide viajar al fin del mundo conocido, para contar lo que había visto. ¿Qué puede hacer a una persona recorrerse 5.487 kilómetros a pie? Se dice pronto. Como el que no quiere la cosa.

Pues el testimonio que había dado aquél hombre, los milagros que vió con él, hicieron que Santiago viajara desde Jerusalén hasta Galicia -nada... un paseíto-. Allí intentó enseñar a los que vivían, pero a la gente no le debió convencer mucho lo que les contaba. Aunque habría que tener varios facotres en cuenta. Un pequeño detalle... por ejemplo... el tema de no conocer la lengua local. Igual pudo ser un problema. 

Tras muchos intentos por compartir con ellos aquello que le había cambiado la vida, lo que le había hecho feliz, el motivo por el que había viajado tanto... Santiago decide irse con la música a otra parte. Pero en el camino de vuelta a casa, llegando a un lugar llamado Zaragoza, cansado y hundido, se topa de bruces con una mujer. Una mujer que además conocía bien.

¡Era la madre de el hombre al que seguía! El encuentro tuvo que ser por lo menos curioso, teniendo en cuenta que además ella estaba en Jerusalén. ¿Cómo era posible? Imaginaros la escena: Santiago derrumbado y rendido, sabiendo que había fracasado, hablando con una mujer que en realidad estaba en otro sitio... ¡y se le aparece en lo alto de un pilar! La cara de Santiago tuvo que estar divertida.

María debió de mirarle como nuestras madres cuando salimos de marcha. Estilo: "¿A dónde te crees que vas?" Así que Santiago, ese hombre pequeño y comodón, al que primero un hombre le mueve de su casa, después se recorre más de 5.000 kilómetros, luego le rechazan, y por último se pega otro 'pateo' rendido y hundido... Pues a ese hombre, le toca volver a hacer de tripas corazón y volver a la fiesta. Volver a intentarlo una vez más. El mensaje merecía la pena. Y si Ella le manda volver... pues vuelve. Lo que dice mamá...

Así que allá que volvió. A la esquina más recóndita del mundo conocido. Dispuesto a todo con tal de compartir con todo el mundo aquello que había vivido. Porque había vivido en sus propias carnes que merecía la pena. Merecía la pena contarle al mundo, lo que les había contado Jesús. Ese hombre al que todo el mundo seguía y que murió por ellos. 

Años más tarde, nuestro Apóstol Santiago -seguro que no lo habíais descubierto todavía- después de cumplir con la tarea que le dio la Virgen María en Cersaraugusta (ciudad romana conocida hoy como Zaragoza), es ejecutado en Jerusalén. Al no poder ser enterrado en su tierra, sus seguidores le llevan de vuelta al lugar donde se dejó media vida.

Casi un siglo más tarde un hombre localizó en Galicia el lugar donde había sido enterrado  el apóstol Santiago gracias a un fenómeno extraño: "unos resplandores que surgían desde un lugar cercano al que vivía". Y aquí comienza la historia de 'el Camino de Santiago".

Curioso que casi 20 siglos más tarde, miles de personas hayan recorrido el camino que Santiago realizó. Que cada año miles de personas visiten Santiago de Compostela. Y que el lugar donde la Virgen se le apareció, sea un lugar de culto para miles de personas. Y todo por un hombre... que era Dios.

Así fue la historia del Apóstol Santiago.

La historia jamás contada del apóstol Santiago