La mujer que se negó a abortar hasta diez veces a su hija: "Mirabelle es un milagro"
Cada cita médica era una propuesta de los médicos para que Nathalie abortara. Su hija sufría espina bífida y hoy, mujer e hija son un milagro para muchos
Madrid - Publicado el - Actualizado
4 min lectura
Mirabelle es una niña sonriente. Ha nacido el 12 de diciembre de 2018 en Liverpool, Reino Unido, con un peso de 3 kilos y 170 gramos y en perfecto estado de salud. Todas estas circunstancias suponen una gran noticia para su madre. Más todavía, cuando Nathalie se negó hasta en diez ocasiones a abortar a la que hoy es su hija de seis meses. Los médicos le sugirieron la práctica después de haber detectado a las 22 semanas de gestación que Mirabelle sufría espina bífida.
Nathalie Halson tiene 29 años y es de Manchester, Reino Unido. Esta asistente de radiografía defendió la vida de su hija hasta diez veces durante su embarazo. Halson decidió seguir adelante cuando los médicos lo que le recomendaban era abortar por el problema de salud que sufría la pequeña Mirabelle.
La mujer que se negó hasta en diez ocasiones a abortar a su hija
El bebé sí tuvo que someterse a cirugía estando dentro del vientre de su madre y poco después de nacer. Su madre afirma al Daily Mail que Mirabelle está prosperando, a pesar de los consejos de los sanitarios de acabar con la vida de su bebe después de 33 semanas de embarazo. "Me negué a renunciar a mi bebé, aunque los médicos no aceptaban un 'no' por respuesta", cuenta al diario.
También, expresa su sorpresa por la insistencia en la opción por el aborto. De hecho, cada revisión que tenía durante su embarazo era sinónimo de un nuevo envite por parte de los médicos. "Ella era una persona pequeña en ese momento. Era vil pensar que solo querían que me librara de ella. Me ofrecieron un aborto en cada cita que tenía hasta el día en que nació, unas diez veces en total", recuerda.
Al mirar a su hija y tenerla en brazos, se enorgullece de haberle dicho "sí" a pesar del problema que sufría. "Pero me alegro mucho de haberme negado. Mirabelle realmente es un milagro".
El riesgo para la salud de la pequeña era objetivo. Existía la posibilidad de que Mirabelle hubiese pasado toda su vida en una silla de ruedas o haber tenido una calidad de vida muy baja. Eso le decían los médicos.
Ella también sospechaba que algo no iba bien en su embarazo y, cuando se lo dijeron por primera vez, se le vino el mundo encima. "Cuando me dijeron que mi bebé sufría espina bífida, me derrumbé. Era un desastre. No podía dejar de llorar", asegura.
Una segunda opinión: la vida
Sin embargo, ella decidió continuar y tratar de encontrar cualquier modo de evitar ese diagnóstico - el del aborto - y mejorar la vida de Mirabelle. Cuando supo que los había, se enfadó. "Cuando encontré que había opciones para mi pequeña, de repente, me sentí muy enfadada de que me hubieran hecho creer que no las había".
Por eso, peleó por que la transfirieran de centro hospitalario. Concretamente, al Great Ormond Street, en Londres. Natahalie quería una segunda opinión de un especialista a nivel mundial en espina bífida, el doctor Jan Deprest, que trabaja allí. Si no hubiese emprendido esa búsqueda, añade, "habría acabado estando de acuerdo con abortar". Pero se olvida de todo cuando la tiene en sus brazos. "Ahora cojo a Mirabelle y pienso 'No te habría conocido''.
La alternativa con la que salió de ese centro era la de someter a su bebé a una operación, estando todavía dentro de ella. A pesar de haber pasado por todo ello, considera que ha tenido un "embarazo de ensueño". Finalmente, el alumbramiento se produjo en el hospital infantil Alder Hey.
12 horas de operación al día siguiente de nacer
Los primeros momentos tras el parto, no fueron agradables. "Fue horrible no poder verla después de que naciera, especialmente después de haber luchado tan duro por ella, pero sabía que estaba en las mejores manos. Estaba tan desesperada por estar cerca de ella que me levanté sólo 10 horas después de la cesárea, en contra del consejo de los médicos, para estar a su lado".
Tan sólo un día después de nacer, la pequeña Mirabelle pasó por 12 horas de quirófano. Para Nathalie, la espera fue muy dolorosa, pero los resultados le hicieron llorar de alegría. "Los médicos me dijeron que habían recolocado todos los nervios en su espalda como una cremallera. No podía parar de llorar". Un mes después, madre e hija se iban por fin a casa.
La experiencia que ha vivido la ha animado a tener más hijos. Se reafirma en esa postura cada vez que ve a Mirabelle. "Esto casi me hace descartar tener otros niños, por todo lo que he pasado, pero, por otra parte quería más después de verla a ella, era tan maravillosa".