El nuevo nuncio en Chile envía una carta sobre la situación del país
El español Mons. Alberto Ortega, nuevo nuncio en Chile, envía una carta al presidente de la Conferencia Episcopal del país
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Monseñor Alberto Ortega, nuevo nuncio en Chile, ha escrito una carta al presidente de la Conferencia Episcopal del país en la que habla sobre la situación eclesial del país. Manifiesta que los "tristes episodios" de la crisis de abusos sexuales deben vivirse como "una llamada a la conversión" y a vivir "más intensamente nuestra fe y nuestra misión".
La Iglesia católica en Chile debe afrontar la crisis en la que se ha visto inmersa en los dos últimos años debido a los abusos sexuales en su seno como "una llamada a la conversión y a vivir aún más intensamente, con gratitud y con confianza, nuestra fe y nuestra misión". Así lo manifiesta su nuevo nuncio, el español Alberto Ortega, en la carta que ha enviado a los obispos y católicos chilenos con motivo de su nombramiento.
La misiva, dirigida a monseñor Santiago Silva Retamales, obispo castrense y presidente de la Conferencia Episcopal del país, subraya también que Chile tiene "una Iglesia rica de historia y ejemplos de santidad". En ella, "los elementos positivos prevalecen claramente sobre algunos tristes episodios" que en los últimos tiempos "han ensombrecido" su labor y "provocado tanto dolor".
Monseñor Ortega, originario de Madrid, se muestra agradecido por la confianza depositada en él por el Papa Francisco al asignarme "esta nueva misión en un país tan querido para él". Agradece también todas las muestras de afecto recibidas desde que se conoció su nombramiento.
El encargo –como el que ha tenido hasta este momento en Irak y Jordania– supone "grandes desafíos". Ante ellos –continúa– "me llena de paz y esperanza saber que no estoy solo", pues cuenta con la oración y ayuda de los obispos y las comunidades. Y, sobre todo, "con la ayuda del Señor".
El nuevo nuncio en Chile se despide compartiendo su intención de instalarse en Santiago antes de Navidad. No podrá, sin embargo, participar en la asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal, prevista para noviembre, pues le esperan dos meses llenos de compromisos en Irak y Jordania y debe despedirse de las autoridades religiosas y civiles de ambos países.