El cardenal Juan José Omella felicita a las madres en su día con un emotivo mensaje de esperanza
El presidente de la Conferencia Episcopal Española y Arzobispo de Barcelona, Don Juan José Omella, felicita a todas las madres en su día con un mensaje cargado de reconocimiento
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El presidente de la Conferencia Episcopal Española y Arzobispo de Barcelona, el cardenal Juan José Omella, se ha unido a las felicitaciones que este 3 de mayo, primer domingo de mes, están recibiendo todas las madres por su día. Un Día de la Madre que se celebra en circunstancias especiales, fruto del aislamiento social que aún vivimos como consecuencia de la pandemia del COVID-19. La crisis sanitaria obliga a muchas madres a celebrar este día especial para ellas en soledad, ya que sus hijos no pueden acudir a su hogar o residencia para darles ni siquiera un beso y un abrazo.
Por ello, el cardenal Juan José Omella ha llamado a todas ellas a la esperanza y a la fe.
"Me uno a todas las felicitaciones que vosotras, queridas madres, recibiréis hoy de vuestros hijos. Me uno también a las otras madres que no recibiréis felicitaciones porque vuestros hijos no están en este mundo, porque viven muy lejos y no pueden contactar con vosotras, o porque van a la suya y no tienen ese detalle de felicitaros. Sentiros todas felicitadas por el gran don de la maternidad. Sabed que no estáis solas y que os queremos y os agradecemos vuestro amor de madres.
Acabamos de iniciar el mes de mayo, dedicado a la Virgen María. Ella, como vosotras, es madre de misericordia, de ojos atentos, mirada tierna, refugio y consuelo de cuantos sufren. El via crucis de su hijo ha hecho de ella una mujer experta en humanidad y paciente en el sufrimiento. Ella quiere acercar sus manos llenas de ternura y posarlas en vuestras mejillas, en vuestras frentes, en vuestros hombros a veces hundidos de dolor. Estad seguras de ello.
Santa Maria hará que brote la paz y el consuelo en vuestros corazones. Si miráis a María, si sabéis poneros en sus brazos llenos de ternura, hará que brote en vosotras la esperanza. María no es pesimista ni optimista, es creyente, tiene esperanza porque el espíritu, el amor inconmovible de Dios la cubre con su sombra, vive refugiada en el amor fiel de Dios. ¡Que ella os ayude, nos ayude a todos a vivir en la esperanza!
Santa María Virgen de la Esperanza, Madre de Dios y Madre Nuestra, sosténnos con tu amor maternal, y pon la semilla de la esperanza en nuestros corazones. Protege a todas las madres, a todas las familias que viven en esta entrañable tierra. Llévanos al encuentro con tu hijo y danos a todos la paz y la alegría, la verdad y la belleza inmarchitable de la fe, de la esperanza y del amor. Amén".