Omella advierte que vivimos una "Tercera Guerra mundial en pedazos” y reza por los gobernantes

Este domingo se conmemoraba el 75 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, tres años después de que finalizase la Segunda Guerra Mundial. Un hito importante que no ha pasado por alto el presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Juan José Omella, quien ha mostrado su preocupación por las tensiones que está viviendo el mundo de hoy.

La guerra de Ucrania y el conflicto entre israelíes y palestinos han vuelto a poner el mundo en jaque, hasta el punto que el Papa Francisco ha afirmado que estamos “viviendo la Tercera Guerra mundial en pedazos”. Una idea que ha secundado en su cuenta de Twitter el también arzobispo de Barcelona.

Por ello, el cardenal Omella ha pedido una “oración intensa por nuestros gobernantes y por los líderes de las Naciones Unidas” para que de esta manera la paz en el mundo sea una realidad, al tiempo que “la vida de las personas sea protegida desde su concepción hasta la muerte natural”, afirma.

“¿Seremos capaces de hacer pasos concretos por la paz?"

En el ángelus de este domingo, el Papa Francisco ha pedido que se garanticen los derechos humanos de los civiles de Ucrania, Israel y Palestina que padecen los efectos de la guerra, así como la protección “de hospitales, lugares de culto, que se liberen a los rehenes y se garanticen las ayudas humanitarias”, en el día en el que se cumplen 75 años desde que se firmara la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el 10 de diciembre de 1948.

El Santo Padre ha reivindicado el ejemplo de aquellos que, “sin proclamas en su vida cotidiana”, luchan por defender los derechos de “quienes no cuentan”, por lo que pide que sigan su ejemplo: “Está el testimonio de hombres y mujeres que trabajan con sabiduría y con paciencia por la convivencia pacífica”.

En este sentido, el Pontífice argentino ha vuelto a rezar por las poblaciones que sufren a causa de la guerra y porque ahora que se acerca la Navidad, llegue la paz: “¿Seremos capaces con ayuda de Dios de hacer pasos concretos de paz? No es fácil, lo sabemos, ciertos conflictos tienen raíces históricas profundas”, ha reconocido el obispo de Roma.