El Papa se reúne con cuatro seminaristas de Cataluña y les deja perplejos con su comentario: "Es un secreto pontificio"
Eric, Pol, Ferrán y Adrià solo querían fotografiarse con el Papa Francisco aprovechando su estancia en Roma, pero aquello acabó en una recepción privada de 30 minutos: "Te escucha con atención"
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Eric, Pol, Ferrán y Adrià son cuatro seminaristas que se están formando para ser sacerdotes. Pertenecen a la diócesis de Tortosa en Cataluña. El pasado 7 de agosto cumplieron un sueño, conocer al Papa Francisco, quien recibió a los cuatro en audiencia privada en la Casa Santa Marta del Vaticano por un periodo de treinta minutos.
Lo cierto es que esta recepción a los cuatro jóvenes no estaba prevista en la agenda de Jorge Mario Bergoglio. Y es que todo fue fruto de la casualidad... o de la providencia. Estaban en Roma, y su única intención era intentar hacerse una fotografía con el Pontífice argentino, pero aquello acabó siendo mucho más.
Uno de ellos, Eric, compartía su experiencia con el Papa y aseguraba que lo que más le sorprendió fue su capacidad de escucha: “Me sorprendió porque es el sueño de una persona cristiana ver al Papa y cuando fui a la audiencia privada me sorprendió que es una persona que sabe escuchar mucho. Cuando él habla lo hace con sapiencia, pero primero te escucha con atención”.
EL SACRIFICIO DEL SACERDOCIO Y ANÉCDOTAS: EL ENCUENTRO DEL PAPA CON LOS SEMINARISTAS
Cuando le comentaron que eran seminaristas de Tortosa, el Papa no dudó en decirles que eran unos valientes con su particular sentido del humor: “¿Ustedes quieren ser curas? ¡Están loquitos!”, fue la respuesta del obispo de Roma.
El regalo de la vocación, el sacrificio que supone la vida sacerdotal y alguna confesión divertida fueron algunos de los temas que abordaron durante el encuentro privado. En este sentido, Francisco subrayó la importancia de la sonrisa y el buen humor en la evangelización.
“Les voy a contar un secreto pontificio. Yo, cuando estoy triste me voy al baño, me miro al espejo y hago muecas para hacer reír. Así salgo con un sonrisa en la boca. ¡Haga lo mismo! Oran cada mañana, como yo, con la oración para pedir buen humor de San Tomas Moro”, cuenta uno de los seminaristas.
EL ABUELO DE ERIC, CLAVE PARA INGRESAR EN EL SEMINARIO: "NO ERA MUY PRACTICANTE"
Detrás de cada seminarista hay una historia. Eric compartió la suya. Tiene 18 años y revela que no siempre fue creyente, hasta que la muerte de su abuelo supuso un vuelco en su visión sobre la fe: “Mi abuelo era seminarista hasta que conoció a mi abuela y los últimos meses de su vida, en su habitación, quiso poner varias imágenes del Sagrado Corazón de Jesús y yo me sorprendía porque mi abuelo no era muy practicante en la fe”, contaba tras la recepción con el Papa el pasado 7 de agosto.
Aquello llevó a Eric a la reflexión sobre el sentido de la vida, iniciando un camino que ha desembocado en su deseo de ser sacerdote: “Renuncias a formar una familia y a tener descendencia y eso puede ser un miedo, pero la familia es tu parroquia y la gente del pueblo, de tu propio barrio y todos los que conoces. Los sacerdotes que conozco nunca están solos”, argumenta.