1.300 km caminando de Barcelona a Lisboa con destino a la JMJ: "Te desprendes de tus comodidades"

Durante 40 días los jóvenes de las parroquias de San Mateo y San Rafael del barrio Nou Barris de Barcelona peregrinaron a pie hasta Lisboa. En TRECE han compartido su experiencia

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Redacción Religión

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La JMJ de Lisboa deja un millón y medio de testimonios. Un peregrino, una historia. Que se lo digan a un grupo de jóvenes que recorrieron a pie 1.300 kilómetros desde Barcelona hasta la capital portuguesa para asistir a este acontecimiento eclesial. Todos ellos pertenecen a las parroquias de San Mateo y San Rafael del barrio barcelonés de Nou Barris.

Uno de ellos ha contado en TRECE que la aventura comenzaron a prepararla el pasado mes de septiembre, tras la peregrinación anual que realizan en la parroquia: “Propusimos caminar hacia la JMJ y hemos estado todo el año preparándonos con ilusión”.

No todos caminaban en esta aventura, ya que los había encargado de la intendencia para asistir a los peregrinos en sus necesidades durante la travesía: “Llevábamos dos furgonetas, yo conducía una de ellas para servirles con comida, agua, hielos... que estuvieran bien atendidos”, ha comentado.

El viaje se prolongó durante cuarenta días, los mismos que permaneció Jesús en el Desierto. Uno de los caminantes nos ha contado que concluyeron la peregrinación mejor de lo esperado: “Los tres primeros días son los peores, porque no estamos acostumbrados a caminar 30 kilómetros diarios, y se nota. Luego coges unos hábitos y al final hemos llegado bien, cansados pero contentos”, ha manifestado.

El 'toque de diana' era en torno a las dos de la madrugada, cuando los jóvenes recogían sus pertenencias y comenzaban la caminata: “Hacíamos una hora de silencio para hacer oración personal con el Señor. Luego andábamos cuatro horas hasta la primera parada. La intendencia nos atendía con comida y bebidas, hacíamos lectura espiritual y volvíamos a andar otras cuatro o cinco horas. Luego, depende del día, comíamos y hacíamos siesta, si había piscina íbamos, y luego hacíamos meditación y misa”, ha señalado.

Para otra joven de Nou Barris ha sido una experiencia única en la que percibió “el apoyo” gracias “a la familia” que se formó durante los cuarenta días de travesía hasta Lisboa: “La gente flipaba. Valió mucho la pena y nos ha ayudado a acercarnos a Dios y a la gente que he conocido”.

Más allá de la superación personal que supone recorrer 1.300 kilómetros en cuarenta días, para estos chicos ha servido para experimentar un crecimiento personal “de virtudes y de valores”. “Te desprendes de tus comodidades, de lo que estamos enganchado paras estar solos con el Señor y pendiente de tu relación con el Señor”, apunta uno.

“He ganado más confianza porque cada día en la meditación pedía fuerzas para el día siguiente, porque no podía más”, agrega otra.