La fiesta de la Comunidad de San Egidio en el 55 aniversario de su fundación: "¡Gracias por acompañarnos!"
El pasado jueves, la Basílica de San Juan de Letrán en Roma se llenó con todos los amigos de la comunidad: Personas sin techo, ancianos, personas con discapacidad y refugiados
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La Comunidad de San Egidio ha celebrado esta semana el 55 aniversario de su creación y lo ha hecho con una celebración eucarística en San Juan de Letrán en Roma, en la que ha participado todos los amigos de la comunidad, incluso grupos que han llegado de toda Europa.
La Santa Misa fue presidida por el cardenal Matteo Zuppi, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana. San Juan de Letrán acogió a todo el “pueblo de la Comunidad de San Egidio”, personas de todas las edades y condiciones sociales, los más necesitados que han sufrido las consecuencias de la pandemia y ahora las de la guerra en Ucrania. Zuppi recordó el conflicto y no se olvidó tampoco del dolor de aquello que están sufriendo el reciente terremoto en Siria y Turquía.
Personas sin techo, ancianos, personas con discapacidad, inmigrantes y refugiados llegados gracias a los corredores humanitarios, refugiados ucranianos: el pasado jueves en San Juan de Letrán estaban presentes todos. En la homilía, el cardenal Zuppi subrayaba que “somos un pueblo de pobres y humildes, de viejos y jóvenes, de hermanos y hermanas más pequeños, para que todos se hagan grandes”.
“En este aniversario – dijo el cardenal italiano – sentimos, personalmente y como comunidad, la alegría de dar gracias por la amistad que nos une, por estos años de amor, un vínculo gratuito y circular”. Sobre el carisma de la Comunidad, el cardenal afirmó que “siempre hemos estado cerca de las heridas que marcan a las personas, los pobres”.
"¡Cuánto sufrimiento, cuántas lágrimas! El grito de paz de pueblos enteros ha encontrado en esta Arca de Noé escucha, protección, compañía, hogar, luz, calor. Nunca ha dejado de buscar una solución, muy distinta de las declaraciones complacientes y fáciles y del espectáculo digital. San'Egidio, consciente de que la solución nunca depende solamente de nuestra decisión y esfuerzo, nunca ha dejado de buscarla con todo su ser. Los ojos brillan de luz porque enjugo las lágrimas de los que sufren, decía la Madre Teresa", dijo Zuppi.
El cardenal pidió, en otro momento de su homilía, rezar "por todos nuestros hermanos y hermanas que se encuentran en situaciones difíciles, de riesgo o de minoría. Les agradecemos el ejemplo de humanidad que ofrecen en sus situaciones, mostrando la vida cristiana y el espíritu de Comunidad”.
"Todo San'Egidio es un pueblo de constructores de paz, porque acerca los corazones, combate las barreras, derriba los muros, construye lugares donde los Hermanos Todos no son solo una gran visión, sino la realidad de los comportamientos y las palabras. Y agradezco de corazón los esfuerzos inteligentes y pacientes por tejer la paz, como los de Sudán del Sur, a veces tan largos, podríamos decir interminables, ¡cómo lo son las guerras! San Juan Pablo II, dirigiéndose a la comunidad, tenía razón: no pongáis más límites que la caridad. Y la caridad es incansable no porque no experimente el cansancio, sino que lo supera por el amor mismo".
Al final de la Misa, Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de San'Egidio, ha pedido no dejar de luchar, con inquietud e inteligencia “contra las tinieblas del mal”: “Sigue soñando con cambiar el mundo, porque escucha a Dios y su pasión por la cosecha”.
"Y doy las gracias de corazón a quienes se esfuerzan porque esta madre muestre su maternidad en todas partes, empezando por Marco y por toda la Presidencia de la Comunidad: acordémonos siempre de rezar por cada comunidad y también por quienes la sirven en comunión y unidad. Sois un pueblo de pobres y humildes, de ancianos y jóvenes, de hermanos y hermanas que se hacen pequeños y así se hacen todos grandes. Son obreros que siempre pueden, y es una gracia, trabajar para el Señor y así para el prójimo. El Papa Benedicto, con tanta delicadeza y profunda comprensión humana, dijo al final del almuerzo en la cantina de Vía Dandolo que en la Comunidad no hay distinción entre quien sirve y quien es servido, felicidad para unos y otros", dijo Riccardi.