Quince años de la localización de los restos del apóstol san Pablo

El interior de la basílica de San Pablo Extramuros guardan una losa con la inscripción: 'Paulo apostolo mart'. Le faltan tres letras a la última palabra. Debería ser: 'Paulo Apostolo Martyri' (Pablo apóstol mártir).

Durante siglos, miles de peregrinos visitaron el lugar para rezar ante los restos de san Pablo, que ubicaban bajo el altar mayor, aunque no se tenían localizados físicamente. El emperador Constantino ordenó construir la basílicia sobre la tumba del apóstol, según la tradición de entonces.

La tumba nunca se ha abierto

Juan Pablo II ordenó investigar el templo para dar con los posibles restos del apóstol de los gentiles. Las excavaciones empezaron en el año 2002, y en diciembre de 2006 los arqueólogos que trabajaron en el proyecto, anunciaron el descubrimiento de un sarcófago con restos humanos detrás del altar. Para evitar el deterioro a causa del oxígeno y la luz, no se abrió la tumba. El sarcófago mide 2,55 metros de largo por 1,25 de ancho y 0,97 de altura. Le tapa una losa de 30 centímetros de espesor.

Un pequeño boquete para el paso de una sonda fue suficiente para estudiar los restos en el interior. Las pruebas del Carbono 14 demostraron que esos restos eran de un hombre de los siglos I y II d.C.

La tradición incontrastable y la verdad científica

Tres años después, Benedicto XVI clausuraba el año jubilar dedicado a san Pablo. Era el 28 de junio de 2009. El Santo Padre desveló que los restos de ese sarcófago pertenecían al mártir de Tarso. ''Todo parece confirmar la unánime e incontrastable tradición de que se tratan de los restos mortales del apóstol Pablo, lo que nos llena de profunda emoción''.

San Pablo fue decapitado hacia el año 64 o 67 d.C. durante una persecución de Nerón. Si bien, sus restos siempre han sido venerados, hoy se pueden ver físicamente tras el altar de San Pablo Extramuros.

El caso de esta tumba es parecido al de san Pedro. Pío XII mandó comenzar las excavaciones en la basílicia de san Pedro en 1939 para encontrarla. Y el 26 de junio de 1968, Pablo VI, comunicó al mundo que habían sido hallados los restos mortales del primer Papa.