Así vivió COPE el momento en el que el Papa Juan Pablo II se arrodilló ante la Virgen del Pilar

El 10 de octubre de 1984 el Santo Padre visitó la capital maña. Alejo García dirigió aquel programa especial, en el que también participaron Encarna Sánchez o Paloma Gómez Borrero

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Así vivió COPE el momento en el que el Papa Juan Pablo II se arrodilló ante la Virgen del Pilar en Zaragoza

José Melero Campos

Publicado el - Actualizado

4 min lectura

El 10 de octubre de 1984 el Papa San Juan Pablo II pisaba por segunda vez territorio español. A diferencia de la primera visita en 1982, cuando estuvo diez días en diversas partes de la geografía española, esta vez hizo una breve escala a Zaragoza de su viaje por Hispanoamérica. Precisamente, el objetivo era conmemorar el comienzo de la evangelización de América.

La visita tan solo se prolongó por un periodo de cinco horas, pero la intensidad con la que lo vivió la Cadena COPE es digno de recordar. Fue el mítico Alejo García quien dirigió el especial de aquel 10 de octubre de 1984.

La corresponsal de esta casa en Roma, Paloma Gómez Borrero o la directora de 'Directamente Encarna', Encarna Sánchez se desplazaron con el resto de enviados especiales a la capital maña para narrar puntualmente a los oyentes las emociones que se vivían en las calles de la ciudad con motivo de la visita del Pontífice.

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Zaragoza esperaba con ansias al Papa bajo un sol de treinta grados

El tiempo era veraniego en Zaragoza, con unos treinta grados de temperatura. La primera conexión fue con Gómez Borrero, que se encontraba en el vuelo que traería al Santo Padre al aeropuerto de Barcelona, para posteriormente dirigirse a tierras aragonesas. Precisamente fue en otro avión rumbo a Canadá donde la corresponsal de COPE en el Vaticano obtuvo la exclusiva de que el Papa visitaría Zaragoza aquel mes de octubre de 1984. Una confirmación que le hizo el propio Juan Pablo II: “

“¿Quiere ser un homenaje a la evangelizacion española en América?”, le preguntó Gómez Borrero en el vuelo.

“Sí, un homaneje a la evangelización naturalmente española que comienza en Zaragoza, madre de la Hispanidad”, le respondió el Pontífice.

Dicho y hecho. A las 18h de la tarde de aquel otoño de mediados de los ochenta, el sucesor de Pedro llegó a Zaragoza.

Miles de personas se congregaron en la plaza del Ayuntamiento, en la basílica del Pilar o en la avenida de los Pirineos, donde el Papa celebraría el acto central. El Arzobispo de Zaragoza en aquellos años, Mons. Elías Yanes, no se separó en ningún momento del sucesor de Pedro.

“El Papa Juan Pablo es un misionero itinerante que viene a visitarnos como enviado de Cristo para anunciarnos el Reino de Dios. Tiene a esta Iglesia particular de Zaragoza esa Iglesia amada de la Virgen María. Deseamos acoger con humildad su palabra de pastor y maestro de toda la Iglesia. Os invito a todos a rezar por el Papa y por los obispos que junto a él y por voluntad del Señor tenemos obligacion de ejercer el ministerio apostólico con el pueblo de Dios para que sea fiel al Evangelio”, explicaba el Arzobispo en los micrófonos de COPE.

Uno de los momentos más emotivos de la visita de Juan Pablo II fue la entrega de las llaves de la ciudad por parte del alcalde en el Ayuntamiento. Luego, tendría lugar el acto más multitudinario del Santo Padre en la avenida de los Pirineos. Allí se encontraba como enviada especial Encarna Sánchez.

“Estoy a unos 30 metros de la impresionante y sencilla tribuna que se ha levantado para el Papa y dirija sus palabras a los miles de fieles que nos entornan”, relataba la comunicadora en el especial.

En un momento dado, mientras esperaban la llegada de Juan Pablo II, sonó un atronador aplauso. Fue en el momento en el que vislumbraban un avión sobrevolando aquella avenida. Era el avión donde iba el Papa como pasajero.

Juan Pablo II se arrodilla ante la Virgen del Pilar

El Papa Juan Pablo II llegó a Zaragoza. Junto a ellos se encontraban los Reyes de España. Todos ellos accedieron a la Santísima Virgen del Pilar. El Pontífice se arrodilló para rezarle a la Virgen que brillaba aquella tarde más que nunca: “Es todo oro, brillo y luz en la capilla de una de las vírgenes más queridas de España. Las ideas que ebullen en la cabeza del Papa está pasando como una velocísima película delante de sus ojos”, narraban los enviados de COPE a este evento tan especial.

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Tras rezar a la Virgen del Pilar, Juan Pablo II expresó su gratitud por la acogida cordial que le había brindado el pueblo zaragozano: “Con esta llave simbólica que me ha entregado el alcalde se podrían abrir todas las habitaciones internas, todos los corazones de los ciudadanos y de los fieles de esta ciudad. Esta ciudad es muy privilegiada por tener el santuario de la patrona y madre de la Hispanidad”, expresaba el sucesor de Pedro en la basílica.

El Papa bendice a los españoles

Minutos más tarde, el 'papamóvil' llegaría a la avenida de los Pirineos. Allí el Papa pronunció su discurso central cargado de emociones: “Que la Virgen María, bajo cuya protección materna nos hemos reunido esta tarde para cantar y rezar, bendiga a todos vosotros. Bendiga a las familias de España y a esta Iglesia querida, apostólica y misionera. Con este deseo os doy a pastores y fieles, a vosotros queridos hermanos obispos, y en especial a los enfermos de toda España y a cuantos sufren, mi bendición apostólica”.