Del fundador del Opus Dei a misioneros mártires: Los 24 santos españoles que canonizó Juan Pablo II
Juan Pablo II proclamó a lo largo de sus 27 años de Pontificado un total de 269 santos, de los cuales 24 son españoles: en el portal ECCLESIA repasamos la lista
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Juan Pablo II proclamó a lo largo de sus 27 años de Pontificado un total de 269 santos, de los cuales 24 son españoles. Este sábado, 27 de abril, cuando se cumplen diez años desde que el Papa polaco pasase a formar parte del santoral de la Iglesia Católica, es buen momento para recordar las canonizaciones que presidió de figuras destacadas de la Iglesia española y universal.
Domingo Ibáñez de Erquicia
El fraile vasco llegó a Filipinas en 1611 como misionero y profesor. En 1623, partió hacia Japón, cuando la persecución era la más violenta. Durante diez años trabajó entre los cristianos, para consolarlos, reconciliar a los apóstatas, administrando los sacramentos en circunstancias dolorosamente difíciles.
Constantemente buscado por las autoridades, y deseando el martirio, fue capturado en julio de 1633 e internado en la prisión de Nagoya. Llevado a Nagasaki, y tras negarse a renunciar a su fe, fue puesto en el tormento de la horca y del pozo el 13 de agosto de 1633 y murió al día siguiente. Fue canonizado en 1987.
Alfonso Rodríguez Olmedo
Zamorano del siglo XVII, fue un mártir jesuita destinado a las misiones en Paraguay. Fue canonizado por Juan Pablo II el 16 de mayo de 1988.
En 1628 pasó a las misiones guaraníes del Paraná y luego a Itaipú. Se le designó para que acompañara a Roque González de Santa Cruz en la fundación del pueblo de Todos los Santos de Caaró, en la banda oriental del río Uruguay. Pero Ñezú, hechicero y cacique de Igní, se oponía al proyecto y dio la orden de matar a los misioneros.
El 15 de noviembre de 1628, estando reunidos en la plaza para presenciar la instalación de una campana, los indígenas aparecieron de improviso y en medio de la confusión golpearon a González en la cabeza. Al oír el ruido, Alfonso Rodríguez Olmedo salió de la iglesia y fue igualmente muerto a golpes de itaizá (mazo de piedra). Sus cuerpos fueron arrastrados hasta la iglesia y quemados con cuadros e imágenes. Juan del Castillo correría la misma suerte unos días después, siendo asesinado el 17 de noviembre de 1628.
Jerónimo Hermosilla
Nacido en Santo Domingo de la Calzada (La Rioja en 1800), Jerónimo Hermosilla fue obispo y mártir dominico. Fue canonizado en 1988, 127 años después de su muerte.
Jerónimo Hermosilla fue el menor de los nueve hijos de Agustín Julián Hermosilla y Sáenz y de Catalina Aransay, quienes disponían de pocos recursos.
En 1829 fue enviado como misionero a Tonkín, al norte de la actual Vietnam, donde realizaría una labor docente con los catequistas locales y colaboraría con las religiosas dominicas. Allí el 15 de mayo de ese año vivió la persecución y matanza que el emperador Minh Mang llevaba a cabo contra los cristianos.
En 1841 es nombrado obispo de Tonkin, donde permaneció para continuar desarrollando su labor evangelizadora en lugares aparentemente seguros. Desde 1858 se escondía en cuevas para no ser apresado, desde donde escribiría sus 'cartas de cautividad' dirigidas a los católicos convertidos, hasta ser capturado junto a Valentín de Berriochoa y Pedro Almató Ribera por las autoridades vietnamitas.
Fue torturado en una jaula de 1,20 metros de altura y decapitado junto a sus compañeros mediante espada en 1861.
Valentín de Berriochoa
Fue canonizado junto Jerónimo Hermosilla en junio de 1988, tras ser asesinado por el régimen vietnamita en 1861. Valentín de Berriochoa nació en Elorrio (Vizcaya) en 1827. Misionero dominico, es considerado hoy como segundo patrón de Vizcaya y de la diócesis de Bilbao.
En 1856 fue destinado a las misiones en Asia. Viajó a Manila y de allí a Tonkín, al norte de Vietnam, donde conoció a Jerónimo Hermosilla. En ese momento el rey Tu-Duc perrseguía sanguinariamente a los misioneros que vivían escondidos en cuevas y chozas por considerar que actuaban en connivencia con los gobiernos europeos para que estos ocuparan y colonizaran su reino.
El 25 de diciembre de 1857 fue nombrado obispo titular de Centuria. Pudo desarrollar su ministerio únicamente durante tres años con muchas dificultades hasta que en 1861, durante un recrudecimiento de la persecución contra los cristianos en la zona de su vicariato, fue denunciado y detenido.
El tribunal que le juzgó determinó que Berriochoa fuese encerrado en una pequeña jaula individual donde solamente pudieran estar en cuclillas. Allí encontró, también en jaulas similares, a los demás compañeros apresados anteriormente. La ejecución de Berriochoa se llevó a cabo por decapitación el 1 de noviembre de 1861.
Sus restos mortales fueron trasladados al País Vasco en 1886 y reposan en la Basílica de la Purísima Concepción de su Elorrio natal. La tumba fue profanada durante la Guerra Civil Española.
Simón de Rojas
Fundador de la Congregación de los Esclavos del Dulcísimo Nombre de María, siempre estuvo al servicio de los pobres y los enfermos de Madrid, aunque sus orígenes son vallisoletanos, donde nació en 1552.
Simón de Rojas es conocido como el 'Apóstol del Ave María'. El fervor que mostró por la Virgen le fue inculcado por su madre Constanza, que desde niño le instruyó en las oraciones a María, y sus hagiógrafos mantienen que sus primeras palabras, cuando contaba catorce meses, fueron 'Ave María'.
Mandó imprimir miles de estampas de la Virgen y sus influencias en la Corte consiguieron que se labrase en oro en la fachada del Real Alcázar de Madrid. En 1622 escribió una liturgia dedicada al Santo Nombre de María, que más tarde el Papa Inocencio XI extendió a toda la Iglesia, para su rezo el 12 de septiembre.
Falleció en Madrid el 29 de septiembre de 1624. El 3 de julio de 1988, antes de la clausura del Año Mariano, fue canonizado por Juan Pablo II.
María Rosa Molas
Nacida en Reus en 1815, fue fundadora de la orden de las Hermanas de Nuestra Señora de la Consolación. Era sensible ante la pobreza y desde joven se dedicó a curar a enfermos. En 1841 ingresó en la comunidad del Hospital de San Juan de Reus y de la Casa de la Caridad de la misma localidad.
Fue canonizada el 11 de diciembre de 1988. En la actualidad, las continuadoras de su obra las Hermanas de Nuestras Señora de la Consolación, están presentes en cuatro continentes:Europa; Asia; África y América.
Ezequiel Moreno y Díaz
Sacerdote agustino recoleto de origen riojano, es el santo invocado como patrón de los enfermos de cáncer. Llegó a ser prior del monasterio de Monteagudo en Navarra en 1864, aunque fue ordenado sacerdote en Manila el 3 de junio de 1871. Fue obispo de Pinara y Pasto en Colombia en 1895.
A nivel teológico, su obra más importante fue la defensa de las Apariciones de Jesucristo a Sor Encarnación Rosal, ocurridas en el año 1857 en el Beaterio de Belén de Guatemala, para lo cual escribió una tesis llamada "Devoción a los Dolores Internos del Sagrado Corazón de Jesús", recibiendo la aprobación de la Sede Apostólica.
San Juan Pablo II lo proclamó santo en 1992, durante la celebración de la IV Conferencia del Episcopado Latinoamericano en Santo Domingo, República Dominicana, y en el marco del V Centenario de la Evangelización del Continente Americano.
Juan Grande Román
Fundador del hospital San Juan de Dios en Sevilla, nació en la localidad de Carmona en 1546, aunque buena parte de su vida transcurrió en Jerez de la Frontera. Su vida es fiel ejemplo, vivido por los primeros hermanos de la fraternidad hospitalaria de Granada, de la escuela del fundador.
Recibió una esmerada educación cristiana en el seno familiar y desde los siete años como niño de coro en la misma parroquia de San Pedro donde había sido bautizado.
En Jerez de la Frontera, por consejo de un padre franciscano se dedicó a atender a los pobres de la Cárcel Real y a algunos enfermos convalecientes que acogía. Tuvo una aparición de Cristo todo ensangrentado que le impresionó mucho y marcó su alma de buen samaritano.
Juan Grande Román se dedicó en cuerpo y alma a la tarea externa de buscar, cuidar y servir a los pobres y enfermos, a recorrer calles y pueblos buscando limosnas y a multiplicarse en multitud de obras de misericordia.
Su labor asistencial se extendía además a los soldados enfermos, a las mujeres prostitutas e incluso a los niños enfermos y pobres, como catequista. Toda su vida exterior de trabajo estaba fundamentada en su vida de fe y de oración y era la clave de su espiritualidad; vivía dedicado plenamente a su comunidad y al Hospital. Fue canonizado por Juan Pablo II el 2 de junio de 1996.
Mártires de Turón
En 1999 fueron canonizados los ocho Hermanos de La Salle (José Sanz; Filomeno López; Vilfrido Fernández; Claudio Bernabé; Vicente Alonso; Ramón Martín; Héctor Valdivieso y Manuel Seco) y un sacerdote pasionista (Manuel Canoura) asesinados en 1934 en la parroquia asturiana de Turón (en Mieres) durante la Revolución de Asturias que tuvo lugar en la España de la Segunda República.
De los ocho Hermanos de La Salle, siete eran españoles y uno argentino, convirtiéndose en el primer santo de esta nación. Dirigían el colegio Nuestra Señora de Covadonga, que había sido fundado y era sostenido por la empresa Altos Hornos de Vizcaya, que era la propietaria de las minas, única fuente de trabajo de la localidad. El Padre pasionista se encargaba de la asistencia sacramental de la comunidad.
En el marco de la revuelta, los sacerdotes y religiosos fueron considerados enemigos y se dio orden de detenerlos. Muchos pudieron evadirse o esconderse, en bastantes ocasiones gracias a la intervención de los dirigentes del comité revolucionario. Otros fueron encerrados en cárceles improvisadas y sometidos a múltiples atropellos.
A pesar de las advertencias dadas, en varios lugares se los fusiló sin piedad. Y en ocasiones ello se hizo después de una parodia de juicio popular, donde los comités revolucionarios se erigieron en tribunales y los jueces fueron los mismos verdugos. Fueron 33 los sacerdotes y religiosos asesinados.
El 5 de octubre un grupo de revolucionarios arrestó a los ocho hermanos que trabajaban en la escuela de Turón y al sacerdote pasionista que estaba con ellos. Los nueve religiosos fueron concentrados en en la Casa del Pueblo a la espera de la decisión que había de tomar el comité revolucionario.
Al atardecer del 8 de octubre de 1934, bajo las órdenes de Silverio Castañón y Fermín García, se abrió una zanja en el cementerio destinada a recoger los cadáveres de los hermanos, que fueron asesinados por un piquete que, a falta de voluntarios en Turón, había reclutado Silverio en las localidades de Mieres y Santullano.
Josemaría Escrivá de Balaguer
El sacerdote español fundó en 1928 el Opus Dei. Nacido en Barbastro (Huesca) en 1902, su publicación más conocida es 'Camino', obra traducida a decenas de idiomas y con varios millones de ejemplares vendidos.
Tras su muerte el 26 de junio de 1975 como consecuencia de un infarto, la Santa Sede recibió miles de cartas solicitando la apertura del proceso de canonización. En 1992 Juan Pablo II le beatifica en la Plaza de San Pedro de Roma, destacando su “sobrenautral intuición” y su capacidad para predicar de manera incansable “la llamada universal a la santidad y al apostolado”.
El 6 de octubre de 2002 es canonizado por el Pontífice polaco, apoyado por los cientos de miles de personas que asistieron a los actos. Durante la ceremonia de su canonización, Juan Pablo II animó a todos a buscar la santidad en medio del mundo, en el trabajo y la vida ordinaria, tal como lo enseñaba el nuevo santo y siguiendo su ejemplo.
En la bula de canonización, Juan Pablo II se refería a Josemaría Escrivá de Balaguer como “el santo de lo ordinario o de la vida ordinaria”.
Enrique de Ossó y Cervelló
El sacerdote catalán nació en 1840. Fundó la Congregación de las Hermanas de la Compañía de Santa Teresa de Jesús, conocidas popularmente como las 'Teresianas'. Es una de las figuras que en el siglo XIX intentaron mantener viva la fe cristiana en España.
Pocos años después de funbdar la congregación, las Hermanas Teresianas estaban presentes en los cinco continentes extendiendo el pensamiento de su fundador, San Enrique de Ossó y de Santa Teresa de Ávila con una notable labor evangelizadora y educativa.
Fue canonizado el 4 de mayo de 2003 por el Papa Juan Pablo II en la plaza de Colón de Madrid, durante la última visita de Karol Wojtyla a nuestro país.
Pedro Poveda
Sacerdote, pedagogo y escritor jienense, nació en 1874. Fue fundador de la Institución Teresiana. Al estallar la Guerra Civil Española, en julio de 1936, fue detenido en su vivienda en Madrid para ser fusilado al día siguiente en las tapias del cementerio de la Almudena.
Férreo defensor de una educación universal, en 1902 funda en Guadix, donde estudió en el Seminario para ser sacerdote, las Escuelas del Sagrado Corazón para niños pobres, aplicando los métodos de la Escuela Nueva contextualizados para aquella población, al estilo de las Escuelas del Ave María. El rechazo de la burguesía y parte del clero a la reconocida acción social del joven sacerdote le hacen salir de Guadix.
En 1906 Pedro Poveda es nombrado canónigo de la Basílica de Santa María la Real de Covadonga. Allí comienza un proyecto para preparar profesores cristianos laicos capacitados para evangelizar a través de la educación y la cultura. Investiga, lee, estudia y publica diversos escritos sobre la problemática educativa y la formación del profesorado.
Durante los años treinta interviene decisivamente en la Asociación de Maestros Católicos y de la Federación de Amigos de la Enseñanza (FAE).
La Institución Teresiana es aprobada por el papa Pío XI en 1924 como Pía Unión de Fieles de carácter internacional. Actualmente esta figura canónica ha pasado a ser la de Asociación Privada de Fieles y sus miembros hombres y mujeres que, desde sus diversas profesiones y especialmente en el ámbito de la educación y la cultura, trabajan por la transformación humana y social, según el Evangelio. Desde el principio, la formación de la mujer ha sido un campo preferente y un elemento multiplicador de su acción.
Fue canonizado en Madrid el 4 de mayo de 2003.
José María Rubio
Conocido como el 'Apóstol de Madrid', el santo jesuita nació en Almería en 1864. En vida de José María Rubio se le atribuyeron hechos prodigiosos, como bilocaciones, curaciones, profecías y videncia, muchos de ellos ratificados por numerosos testigos. Sin embargo, lo que domina en su recuerdo es el testimonio de su ejemplo y su palabra junto al mensaje de que la santidad está al alcance de todos por el sencillo camino de entrega a la voluntad de Dios. Su máxima preferida era: “Hacer lo que Dios quiere y querer lo que Dios hace”.
Fue canonizado el 4 de mayo de 2003 en la Plaza de Colón de Madrid, 74 años después de su muerte.
Genoveva Torres Morales
Fundadora del Instituto de las Hermanas del Sagrado Corazón de Jesús y de los Ángeles para ayudar a las mujeres, Genoveva Torres nació en Castellón en 1870 y falleció en Zaragoza en 1956.
Fue la menor de seis hermanos. A los trece años, se le diagnosticó un tumor maligno en una pierna, la cual debió ser amputada a la altura del muslo, en una operación sin anestesia para eliminar la gangrena. Desde entonces tendría que andar siempre con dos muletas.
En 1885 vuelve a caer enferma. El cuerpo se le llenó de llagas por lo que tuvo que ser asilada en la Casa de la Misericordia de Valencia, regentada por las Carmelitas de la Caridad. Allí completó su escasa cultura y profundizará su formación espiritual.
En 1911, unida a dos compañeras (Isabel y Amparo), fundó la Sociedad Angélica para ofrecer un nuevo hogar a mujeres solas, aportando la pensión que pudieran. El 2 de febrero de 1911 se inauguró la primera casa en Valencia con cuatro residentes y viaja por las principales ciudades españolas fundando residencias.
En 1931, la madre Genoveva empieza su tarea como maestra y guía espiritual del nuevo Instituto Religioso, aunque primero la República y después la Guerra hacen que la Orden pierda diferentes casas en todo el país. Después de la guerra, la religiosa se convierte en la principal animadora para recuperar las Casas perdidas durante el conflicto, y así, al poco tiempo ya estaban funcionando de nuevo las seis Casas de la Sociedad Angélica.
Fue canonizada el 4 de mayo del 2003 en la Plaza de Colón de Madrid.
Ángela de la Cruz
Monja sevillana, fundó la congregación de la Compañía de la Cruz para ayudar a los pobres y a los enfermos. Fue canonizada por Juan Pablo II el 4 de mayo de 2003, dos décadas después de que el propio Pontífice polaco la beatificara en su primer viaje a España.
Su trayectoria empezó en los trabajos más de andar por casa. Su familia es de origen pobre y humilde. El ambiente religioso siempre rodeó a aquel hogar netamente modesto.
Durante su juventud, Ángela trabajó en una zapatería, situación que compaginaba con la atención a los pobres y necesitados que conoció en el barrio Santa Cruz, siguiendo el Modelo de Cristo en el Evangelio. De esto se serviría el Señor para encauzarle a la tarea que iba a desempeñar en la Iglesia. Y es que cuando tuvo por confesor al Padre Torres, hizo propósito de entrar en la vida religiosa, pero el guía espiritual le ayudó a descubrir los designios de la Providencia, que le llevaba a fundar un nuevo carisma: La Compañía de Hermanas de la Cruz.
Su cometido fundamental era precisamente la asistencia los más necesitados, siguiendo la idea que Ángela había desempeñado hasta ese momento. A ello se unía la austeridad que tenían. También asumieron muchos rasgos del espíritu franciscano, en su camino de perfección. Su propio confesor le animó a que pusiese por escrito cuanto había vivido, un hecho testimonial porque su aprendizaje precario de leer no le impide a contarlo en cuadernos y libros.
Santa Ángela de la Cruz muere el año 1932 en la capital hispalense, dejando escritos de gran profundidad.
Maravillas de Jesús
Su nombre completo era María de las Maravillas de Jesús Pidal y Chico de Guzmán. Natural de Madrid nace el 4 de noviembre de 1891. Desde pequeña siempre mostraba una cercanía hacia Cristo con grandes deseos de consagrarse a Él, así como de vivir apartada de los afanes del mundo. Su generosidad era también muy patente por lo que no era extraño verle ayudar a los necesitados que se encontraba. Todo esto fue cristalizando en una opción de vida que le llevó auna consagración contemplativa.
Maravillas profesaba profunda devoción a la Virgen del Carmen, Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz. Siempre tuvo el deseo de revitalizar la Orden Carmelitana a imitación de Santa Teresa de Jesús. Ello le lleva a hacer fundaciones. Especialmente cobra importancia el Carmelo que funda en el Cerro de los Ángeles, en pleno centro y corazón de España, a los pies del Monumento al Sagrado Corazón que se erige en ese lugar.
Su fortaleza de vida queda patente al estallido de la persecución religiosa que se produjo en los años treinta y durante la Guerra Civil.
Muere en La Aldehuela en 1974 y pronto se extiende su fama de santidad. En sus últimos momentos expresó "¡Qué felicidad morir carmelita!", frase que se considera una evocación de Santa Teresa quien antes de morir dijo: "Al fin muero hija de la Iglesia Católica". Fue canonizada en 2003 en Madrid.