'La contraseña de la alegría' es la carta del Papa Francisco a los jóvenes: "¿Qué haría Cristo?"

Los jóvenes son una pieza fundamental para la Iglesia. Así lo ha querido reflejar el Papa Francisco en esta última misiva en la que los anima a no dejar de leer el Evangelio

'La contraseña de la alegría' es la carta del Papa Francisco a los jóvenes: "¿Qué haría Cristo?"

Redacción Religión

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"El amor es la razón primera de la existencia de la Iglesia" este es el comienzo de la carta que el Santo Padre ha querido enviar a los jóvenes católicos. Ha sido publicada de forma completa en el periódico italiano La Stampa y se trata de una nueva edición de 'Youcat', el catecismo de la Iglesia católica pensado para las nuevas generaciones. Además, Francisco ha querido recordar así las palabras de Benedicto XVI en el prefacio de la primera edición de este catecismo : “Este libro es apremiante porque nos habla de nuestro propio destino y, por tanto, nos concierne a cada uno de nosotros de cerca”.

El Santo Padre ha animado a los jóvenes al “estudio del Catecismo” así como el estudio, la lectura del Evangelio y “la práctica diaria de la oración”. "No lo olvidéis nunca: Cristo vive. Él es nuestra esperanza y la juventud más bella de este mundo", ha asegurado Francisco, citando un pasaje de la exhortación apostólica Christus vivit: "Todo lo que Él toca se hace joven, se hace nuevo, se llena de vida".

"¿Qué haría Cirsto en mi lugar?"

Además, el Papa ha querido recordar en estas líneas a San Alberto Hurtado, para que los jóvenes se replanteen las preguntas que él mismo se hizo: “¿Qué haría Cristo en mi lugar?"."He aquí la contraseña para una vida verdaderamente viva y gozosa", dice el Papa, "mirar y juzgar lo que nos sucede y las decisiones que estamos llamados a tomar con los mismos ojos, con los mismos sentimientos, con la misma postura que encarnó Jesús".

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"El creyente es, siempre, un enamorado de Jesús"

El Pontífice aclara que el amor del que habla es el que Dios Padre alimenta por cada ser humano y que reveló al mundo a través de Jesús, pero hay también otra forma de amor de la que quiere hablar: el que nosotros, como creyentes, alimentamos hacia Jesús: "Él es el centro de nuestro corazón. ¿Cómo, en efecto, no sentir sentimientos de verdadero afecto hacia Aquel que nos ha hecho partícipes de un amor, el del Padre, del que es imposible imaginar uno más grande?".

"El creyente es, por tanto, siempre un enamorado de Jesús. Así comprendemos la razón por la que la forma propia del hacerse cristianos es la del "encuentro".

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