El Papa pide a los embajadores de los países "una diplomacia de la esperanza" para que las "nubes de la guerra" den paso a la paz
Francisco, en su tradicional encuentro con el Cuerpo Diplomático de inicios de año, asegura que el diálogo es el único camino posible para “romper las cadenas de odio y venganza” y “desactivar las bombas del egoísmo"
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El Papa Francisco ha vuelto a hacer un llamamiento para destinar el dinero que se usan a las armas a combatir el hambre y promover el desarrollo de los países más pobres en su tradicional discurso de inicio de año al Cuerpo Diplomático, donde han estado presentes en el aula de las Bendiciones del Vaticano un total de 184 embajadores con las que la Santa Sede mantiene relaciones diplomáticas.
Un discurso que ha leído uno de sus colaboradores debido a los efectos del resfriado del Papa, que se ha articulado en torno a la idea de una "diplomacia de la esperanza" en un mundo marcado por conflictos y divisiones.
En este sentido, el obispo de Roma ha agregado que hace "votos para que este Año Jubilar sea un tiempo propicio en el que la comunidad internacional se esfuerce para que los derechos inviolables del hombre no sean sacrificados ante las exigencias militares".
A su vez, el Santo Padre ha reclamado al Cuerpo Diplomático que frente a la amenaza creciente de una guerra mundial, se potencie el diálogo sin dejar de lado a posibles interlocutores “incómodos o que no se estiman legítimos para negociar".
Y es que para Francisco, es el único camino posible para “romper las cadenas de odio y venganza” y “desactivar las bombas del egoísmo, del orgullo y de la soberbia humana, que son la razón de toda voluntad beligerante que destruye".
En su discurso, pedía a los embajadores "una diplomacia de la esperanza, de la que todos estamos llamados a hacernos heraldos, para que las densas nubes de la guerra puedan ser barridas por un renovado viento de paz".
El Papa advierte de las ideologías que dividen y sobre la crisis del multilateralismo
El Papa Francisco ha puesto el foco en la crisis del multilateralismo surgido tras el final de la Segunda Guerra Mundial, y que advierte el Pontífice “ya no parecen ser capaces de garantizar la paz y la estabilidad, la lucha contra el hambre y el desarrollo para los cuales habían sido creadas, ni de responder de manera verdaderamente eficaz a los nuevos desafíos del siglo XXI, como las cuestiones ambientales, de salud pública, culturales y sociales, además de los retos impuestos por la inteligencia artificial".
Francisco ha denunciado el intento por “instrumentalizar los documentos multilaterales” con el objetivo de llevar adelante ideologías “que dividen, que pisotean los valores y la fe de los pueblos” poniendo como ejemplo “el presunto derecho al aborto".
En este sentido, el Pontífice ha recalcado que "toda la vida debe protegerse, en cada momento, desde su concepción hasta la muerte natural, porque ningún niño es un error o es culpable por existir, así como ningún anciano o enfermo puede ser privado de esperanza o ser descartado".
Luchar contra el tráfico de seres humanos o eliminar la pena de muerte, entre las peticiones del Papa
Jorge Mario Bergoglio ha deseado que este 2025 se trabaje desde las instituciones “para crear condiciones dignas de trabajo, de por sí noble y ennoblecedor, y que este no sea un obstáculo para la realización y el crecimiento de la persona humana", al tiempo que ha lamentado “la horrible esclavitud de dependencia de las drogas que afecta especialmente a los jóvenes".
"Es inaceptable ver cuántas vidas, familias y países, se arruinan por esta plaga, que parece difundirse cada vez más, también por la aparición de drogas sintéticas muchas veces mortales, puestas a disposición de forma amplia por el execrable fenómeno del narcotráfico", ha alertado.
El Papa también ha denunciado el tráfico de seres humanos, pero subrayó que "es necesario hacerse cargo de las víctimas de estos tráficos, que son los mismos emigrantes, obligados a recorrer a pie miles de kilómetros en América central como en el desierto del Sahara, o a tener que atravesar el mar Mediterráneo o el canal de la Mancha en embarcaciones improvisadas y abarrotadas, para luego terminar rechazados o encontrarse clandestinos en una tierra extranjera".
Entre sus peticiones a los representantes de los Estados, el Pontífice argentino ha reiterado su llamamiento "para que la pena de muerte sea eliminada en todas las naciones, porque esta no encuentra hoy justificación alguna entre los instrumentos aptos para reparar la justicia”.
Asimismo, el Papa se ha dirigido "a las naciones más ricas para que condonen las deudas de los países que nunca podrían pagarles". "No se trata sólo de un acto de solidaridad o magnanimidad, sino sobre todo de justicia, cargada también por una nueva forma de iniquidad de la que hoy somos cada vez más conscientes: la 'deuda ecológica', en particular entre el norte y el sur", ha aseverado.