Parolin asegura que la Santa Sede desea clarificar la desaparición de la adolescente Emanuela Orlandi en 1983
El Secretario del Estado vaticano asegura que tratarán de llegar hasta el final, después de que la investigación se reabriese en enero: "Se lo debemos en primer lugar a la madre"
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El Secretario del Estado vaticano, el cardenal Pietro Parolin, ha confirmado que la Santa Sede tiene la intención de aclarar lo sucedido con Emanuela Orlandi, la adolescente vaticana que desapareció con tan solo 15 años el 22 de junio de 1983, y cuya investigación volvió a reabrirse el pasado mes de enero.
"Creo que se lo debemos en primer lugar a la madre, que sufre mucho", ha manifestado Parolin a preguntas de los periodistas, después de que el hermano de la joven, Pietro Orlandi, denunciara presuntos comportamientos inapropiados de Juan Pablo II en este caso. Acusaciones que el Papa Francisco tildó de “ofensivas e infundadas”, defendiendo así la actuación del Pontífice polaco.
Parolin se ha desmarcado de la estrategia seguida por el hermano de Emanuela, mostrando su sorpresa por la falta de colaboración con la justicia por parte de la familia de la adolescente desaparecida.
“Estamos muy sorprendidos de que no haya habido colaboración, porque esto es lo que habían pedido: entonces, ¿por qué echarse atrás ahora tan bruscamente? No lo entiendo… Nuestra intención es llegar a aclararlo de verdad”, ha señalado el Secretario del Estado vaticano.
Asimismo, el cardenal Parolin ha mostrado su sorpresa por las críticas recibidas hacia Francisco por su intención de reabrir el caso cuarenta años después de la desaparición de Emanuela Orlandi: “La idea de la Santa Sede es precisamente llegar a la clarificación, ver lo que se ha hecho en el pasado tanto por Italia como por el Vaticano y ver si todavía hay algo que se pueda hacer. Lo hacemos con la mejor intención”, ha subrayado el cardenal italiano.
Al tratarse de la hija de un empleado que trabajaba en la Ciudad del Vaticano, Ercole Orlandi, funcionario de la Prefectura de la Casa Pontificia, el hecho tuvo una gran repercusión en Italia y en el mundo entero. Aquel 22 de junio de 1983, Emanuela salió de su casa (en las inmediaciones del Vaticano, donde vivía con sus padres y hermanos) cerca de las 16.30 como cada miércoles y viernes, cuando asistía a sus clases de música. Sobre las 19.30h se comunicó telefónicamente con su hermana, siendo el último contacto que mantuvieron con ella.