"A los responsables de las naciones, les pido que se comprometan con firmeza a poner fin al comercio de armas"

Muchos podrían ser los titulares. Porque para el Papa Francisco, "la guerra nunca está justificada, porque jamás será una solución". "Veo contradicción entre quienes reivindican sus raíces cristianas y después impulsan conflictos bélicos como manera para resolver los intereses de parte. ¡No! Un buen político siempre debe apostar por la paz, un buen cristiano siempre debe elegir la vía del diálogo. Si llegamos a la guerra es porque fracasó la política. Y cada guerra que se inicia es también un fracaso de la humanidad". Son palabras del libro del Papa "Os ruego en nombre de Dios. Por un futuro de esperanza", editado por el periodista argentino Hernán Reyes Alcaide, en el que apunta diez peticiones sobre los ejes de sus 10 años de pontificado.

El sello Mensajero, del Grupo Comunicación Loyola, publicará esta obra en castellano durante el mes de noviembre, y en italiano verá la luz la próxima semana. El Papa indica "a los responsables de las naciones, en nombre de Dios, les pido que se comprometan con firmeza a poner fin al comercio de las armas, que causa tantas víctimas inocentes".

De los diez pedidos, el Grupo de Comunicación Loyola anticipa el 5º: «En nombre de Dios pido que se frene la locura de la guerra». En este, muestra su máxima preocupación ante lo que denomina la tercera Guerra Mundial en pedazos a la que la sociedad está asistiendo, pedazos «que amenazan con hacerse cada vez más grandes hasta tomar la forma de un conflicto global».

«¿Vemos que Yemen, Libia o Siria, por citar algunos ejemplos contemporáneos, estén mejor que antes de los conflictos?». Ante la guerra de Ucrania y otras guerras, pide diálogo, negociación, escucha, habilidad y creatividad diplomática, y una política con visión de futuro capaz de construir un sistema de convivencia que no se base en el poder de las armas o en la disuasión.

Comienzo de la ONU

Así, recorrió la historia de la ONU, que "se construyó sobre una Carta que buscó plasmar el rechazo a los horrores que la humanidad experimentó durante las dos guerras del siglo XX. Aunque la amenaza de perpetuar los horrores continúa, el mundo actual no es el mismo, por lo que es necesario repensar estas instituciones para que den respuesta a la nueva realidad existente y sean fruto de un consenso lo más amplio posible".

Así, con urgencia, viendo la locura de la guerra, pide en el libro "redefinir un nuevomarco internacional para las relaciones entre Estados, nopodemos obviar la espada de Damocles que pesa sobre lahumanidad en forma de armamentos de destrucción masiva,como el nuclear".

A creyentes y no creyentes

Como indica al editorial española, Francisco se dirige a todos, creyentes y no creyentes, invitando a la participación de toda la humanidad por una casa común pacificada, liberada de la pobreza, preservada para las generaciones venideras, con las puertas abiertas al prójimo; por una humanidad que repudie todo tipo de abusos, que reconozca la dignidad de todas las personas y la igualdad de oportunidades de mujeres y hombres, y que no utilice el nombre de Dios para fomentar las guerras. Todo un manifiesto anclado en la actualidad y retomando las palabras de los Evangelios, de pensadores, escritores y artistas —de Camilleri a Dostoyevski, de Dante Alighieri a Banksy—, y de la memoria universal.

En noviembre, en español

En noviembre el libro estará en las librerías pidiendo para que se erradique en la Iglesia la cultura de los abusos; se proteja la casa común; por una comunicación que combata las fake news y evite los discursos de odio; por una política que trabaje por el bien común; que se abran las puertas a los migrantes y refugiados; que se promueva y anime la participación de las mujeres en la sociedad; que se permita y fomente el crecimiento de los países pobres; que se universalice el acceso a la salud y que el nombre de Dios no sea utilizado para fomentar guerras.