El Papa alerta que la máxima libertad de elección puede atrofiar el deseo, "reducido a las ganas del momento"

En la catequesis de Francisco de este miércoles, el discernimiento ha sido protagonista: "El deseo no son las ganas del momento"

El Papa alerta que la máxima libertad de elección puede atrofiar el deseo, "reducido a las ganas del momento"

Redacción Religión

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El discernimiento ha sido protagonista en la catequesis que ha impartido el Papa Francisco en la Audiencia General de este miércoles en la Plaza de San Pedro, y más concretamente de uno de sus ingredientes: el deseo.

El Santo Padre ha recalcado que el discernimiento “es una forma de búsqueda, y la búsqueda nace siempre de algo que nos falta pero que de alguna manera conocemos. ¿Este conocimiento de qué tipo es? Los maestros espirituales lo indican con el término 'deseo' que, en la raíz, es una nostalgia de plenitud que no encuentra nunca plena satisfacción, y es el signo de la presencia de Dios en nosotros. El deseo no son las ganas del momento. La palabra italiana viene de un término latín muy hermoso, de-sidus, literalmente “la falta de la estrella”, del punto de referencia que orienta el camino de la vida; esta evoca un sufrimiento, una carencia, y al mismo tiempo una tensión para alcanzar el bien que falta”, ha señalado.

El Sucesor de Pedro ha continuado expresando que el deseo es la brújula “para entender dónde me encuentro y dónde estoy yendo”. En este sentido, ha detallado que el deseo sincero “sabe tocar en profundidad las cuerdas de nuestro ser, por eso no se apaga frente a las dificultades o a los contratiempos. Es como cuando tenemos sed: si no encontramos algo para beber, esto no significa que renunciemos, es más, la búsqueda ocupa cada vez más nuestros pensamientos y nuestras acciones, hasta que estamos dispuestos a hacer cualquier sacrificio para apaciguarlo”.

En este sentido, el obispo de Roma ha recalcado que los fracasos no sofocan el deseo, sino que lo hacen “todavía más vivo en nosotros”. Asimismo, recuerda que el deseo, a diferencia de las ganas, perdura en el tiempo, y ha puesto por ejemplo al joven que desea ser médico, quien “tendrá que emprender un recorrido de estudios y de trabajo que ocupará algunos años de su vida, como consecuencia tendrá que poner límites, decir algún “no”, en primer lugar, a otros recorridos de estudio, pero también a posibles entretenimientos o distracciones, especialmente en los momentos de estudio más intenso”, ha señalado.

Al hilo de esta idea, Francisco ha puntualizado que es “el deseo lo que marca la diferencia entre un proyecto exitoso, coherente y duradero, y las mil ambiciones y los tantos buenos propósitos de los que, como se dice, “está empedrado el infierno”.

Al final de su alocución, el Papa ha advertido que hoy vivimos en un mundo de “máxima libertad de elección”, lo cual hace que se corra el peligro de que “se atrofie el deseo, mayormente reducido a las ganas del momento”. Y es que el Pontífice considera que el estar “bombardeados por miles de propuestas, proyectos, posibilidades”, hace que corramos el riesgo “de distraernos y no permitirnos valorar con calma lo que realmente queremos”.

Asimismo, el Pontífice ha lamentado que son muchas las personas las que sufren porque no saben “qué quieren hacer con su vida; probablemente nunca han tomado contacto con su deseo profundo”, lo que trae consigo el riesgo “de trascurrir la existencia entre intentos y expedientes de diversa índole, sin llegar nunca a ningún lado, o desperdiciando oportunidades valiosas”.

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