Católicos y Científicos: «Manuel Domínguez Carmona»

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Manuel Domínguez Carmona fue un catedrático de Higiene y Sanidad de la Universidad Complutense de Madrid, Académico Correspondiente de la Real academia de Farmacia y de Número de la Real Academia Nacional de Medicina (RAM) desde 1997 (Sillón nº 26 Medicina Preventiva y Social), con el Discurso de Ingreso: "La causalidad en Medicina", que leyó el 16 de diciembre de 1997. Falleció el 12 de junio de 2018.

Dice precisamente la RAM sobre la biografía de Manuel que «Nació en Cartagena (Murcia) el 11 de agosto de 1925. Doctor en Medicina por la Universidad de Madrid. Coronel Médico, retirado, perteneció a los Cuerpos de Médicos de Sanidad Nacional y de Inspección Médico Escolar. Ha sido profesor de la Academia de Sanidad Militar y de la Escuela Nacional de Medicina y Seguridad en el Trabajo, de la que fue director. Ha sido jefe de Sanidad de Santiago de Compostela y, en 1968, catedrático de Higiene y Sanidad (luego Medicina preventiva) en la misma Universidad. En 1978 es catedrático de Higiene y Sanidad de la Universidad Complutense , de la que es profesor Emérito desde 1990. Después fue catedrático extraordinario de las Universidades Pontificia de Salamanca y de San Pablo de Madrid».

Asimismo la RAM añade: «Experto de Naciones Unidas para la Guerra Química. Premio del Instituto de Medicina Experimental (1949). Premio "Semprum" al mejor trabajo científico (1957). Posee la Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo (1979); la Encomienda con Placa de la Orden Civil de Sanidad (1971); la Cruz de la Orden del Mérito Militar de primera clase con distintivo blanco, así como la distinción del Rector de la Universidad Complutense por haber dirigido más Tesis y Tesinas en los cursos 1986-88. Invitado de Honor del V Congreso Nacional de Higiene y Medicina Preventiva Hospitalaria (1989). Diploma de la UNICEF por la colaboración en pro de la problemática sanitario-social de la infancia (1989). Distintivo de Profesorado (1983). Académico supernumerario de la Real Academia de Medicina de Galicia. Académico honorario de las Academias de Medicina de Lugo, Pontevedra y Orense. Ocupa la Medalla Nº 4 de la Real Academia Nacional de Farmacia».

Un hombre de fe

Bartolomé Ribas Ozonas, Académico de Número de la Real Academia Nacional de Farmacia dijo de él en el artículo El hombre, aspectos humanos de Don Manuel que Domínguez «era un científico, un investigador, sanitario, filósofo, maestro, y mostraba una gran humanidad cristiana... En esta sesión necrológica expresamos nuestra esperanza en volver a verle en la prometida eternidad: San Pablo cita: “Nosotros somos ciudadanos del Cielo…Él transformará nuestra condición humilde según el modelo de su condición gloriosa“. Filipenses 3, 20-21. Esta carta de ciudadanía del cielo que Pablo proclama, coincide con el concepto de “vida eterna” según san Juan. “El que escucha mi palabra y cree en el que me ha enviado tiene vida eterna“. Juan 5, 2. Y el profesor Domínguez Carmona creía en ello. Para este evangelio nuestra vida celestial comienza ya en este mundo y la muerte no cambia su identidad, solo pone de manifiesto toda su grandeza, que en este mundo está velada en parte “Vitam non tollitur, mutantur”... ».

Continúa añadiendo que «era profundamente cristiano y su espiritualidad lo llenaba por completo, por eso la pérdida de la visión nunca fue un motivo de queja ni obstáculo para ser feliz y agradecido al Señor. Al contrario, y como siempre en una situación adversa, no se amedrentó ni entristeció. En su ancianidad, en pocos años se quedó prácticamente ciego por glaucoma, pero no dejó en absoluto que su patología le afectara su carácter de paz, alegría, entusiasmo y felicidad. Según el Salmo 4, que conocía: ”Tú Señor has puesto en mi corazón más alegría que si abundara en trigo y en vino, porque solo Tú Señor me haces vivir tranquilo y feliz”».

Cuenta en este artículo que «en una de las visitas a su casa con Paco González de Posada, me regaló la lupa que les muestro, que se ha hecho indispensable para mí, como lo fue en un día para él…La Fe de Manuel y mía en la religión católica superaba a la fe científica. Mientras en esta se busca verdad, aquella era para nosotros el depósito de verdad absoluta y plena, como lo fue para tantos que buscaban la verdad y la hallaron, como Edith Stein y Dietrich von Hildebrand, tío abuelo de mi esposa Elisabeth. Y hallaron la verdad en la Escuela de Fenomenología de Götingen, de Husserl, Max Scheeler y Reinach. Finalmente, recordamos en esta Sesión necrológica, para terminar, que el profesor Domínguez Carmona era un hombre tremendamente activo en la ciencia pero también espiritual, que recordaba y podía recitar pasajes de numerosos autores a sus hijos y nietos y a nosotros sus amigos; entre ellos de San Juan de la Cruz y de Santa Teresa de Jesús, y seguía en su intensa vida activa y plurifacética».

Manuel Domínguez Carmona es otro hecho concreto más que desmonta la leyenda progre, según la cual no se puede ser científico si se es católico, no se debe estudiar religión en la escuela porque es nocivo, en la España del siglo XX no hubo científicos católicos…etc. etc. etc.

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