SANTORAL 26 FEBRERO
El joven de 25 años que desafió a Dios y acabó convirtiéndose
San Gabriel de la Dolorosa pidió a Dios que lo curase y, a cambio, se convertiría. Sin embargo, no lo hizo al principio, pero sí a la segunda
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Siempre recuerda la Sagrada Escritura que "la Santidad es el adorno de tu casa". Pero, antes de acercarse a esa vida de perfección, el corazón del hombre ha podido seguir rutas distintas, incluso opuestas a la vida de la Fe. Incluso, en algunas ocasiones, ha querido compaginar lo meramente mundano con lo sobrenatural, cosa imposible porque las cosas de Dios no tienen que ver nada con las de los hombres. Es lo que le pasó al Santo de este día, porque hoy la Iglesia nos presenta a San Gabriel de la Dolorosa.
Nacido en Asís en 1838, se bautiza en la misma pila que Francisco de Asís siglos y casualmente le llaman Francisco. Huérfano de madre a los cuatro años, su padre le da una fuerte educación cristiana. Incluso frecuenta colegios religiosos. Pero, en sus incios de juventud, se aleja de la Fe esperando estudiar una carrera que el deje bien posicionado.
Su situación parece sonreírle y cree que la sociedad le da la mano para entrar por la senda de la coquista humana y del perfil de que todo el mundo pondere tus cualidades humanas y mundanas. Surge la prueba con una dolencia y Gabriel piensa que ha malgastado su tiempo. La promesa es clara y parece ser segura porque le asegura a Dios que, si de veras se repone, volverá especialmente a la Fe de forma plena. Se cura y ya se olvida de lo prometido.
Tras enfermar gravemente de nuevo, vive una conversión ingresando en los Pasionistas (cuyo carisma es vivir la Redención Gloriosa de Cristo) y llamándose desde ese momento Gabriel de la Dolorosa. A lo largo de seis años profundizó en los misterios de la Pasión del Señor para redimir al hombre. San Gabriel de la Dolorosa muere en 1862 cuando tan solo contaba con 25 años.