Santa María Rosa Molás, caritativa y servidora
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La caridad siempre se conserva en los Santos como un recipiente donde hierve el Amor de Dios. Hoy es Santa María Rosa Molás que interiorizó la slidaridad en su interior y la hizo vida. Nace en Reus (Tarragona) en 1815. Sus padres son profundamente religiosos y se lo transmiten en la educación a su hija. Una vez que hace la Primera Comunión siente una unión especial con el Señor Sacramentado. Ella tiene un fondo espritual considerable lo que le da un sentido de dulzura y de emprendimiento.
También muestra su seguridad en todos los proyectos que lleva a cabo. También tiene gran humildad y sencillez. Muchas veces siente la mística del Esposos que no habla pero que está presente. Su propio confesor escribiría que su nacimiento durante la noche del Jueves Santo al Viernes Santo le hace partícipe -como así sucedió- de la desolación. Cuando entra en la mayoría de edad ingresa en el Hospital de San Juan de Reus y de la Casa de la Caridad en esa misma localidad.
Su espíritu de caridad no supera a su fortaleza porque surge el bombardeo de la ciudad. Ella sale con otra religiosa en busca del General Zurbano y logra que no bombardeee a la gente. Llevada a un servicio de caridad en Tortosa, funda Las Hermanas de Nuestra Señora de la Consolación. El carisma hace que estas religiosas trabajen en bien de la sanidad y la educación, amparando a aquellos que sufren exclusión social.
Su lema será “dilatar el conocimiento y Reino de Jesucristo”. Su vida mística molesta a las autoridades que le apartan de su inteción de enseñar a los demás. Sin embargo cuando ellas necesitan un lugar de educación, ella les ayuda por encima de cualquier prejuicio. Santa María Rosa Molás muere en Tortosa en el año 1876. Pío IX aprueba su fundación, Pablo VI le beatifica y San Juan Pablo II le canoniza.