La Santísima Trinidad, Dios habla bien de Sí Mismo

Lo más Misterioso es que la Providencia no deja de cuidarnos y cuanto Es y tiene lo pone siempre a neustra disposición. En este VIII Domingo del Tiempo Ordinario y posterior a la Solemnidad de Pentecostés, celebramos la Solemnidad de la Santísima Trinidad. Tal y como profesamos en la Fe, el Señor Nuestro Dios es solamente Uno. Y en Él adoramos a Tres Personas Distintas. Desde toda la eternidad el Hijo procede del Padre, y el Espíritu Santo del Padre y el Hijo.

Gloria a Ti Una, Santa e Indivisible Trinidad. El Te Deum comienza así su alabanza: "¡A Tí Oh Dios te alabamos! ¡A Ti Señor te reconocemos!". Y San Pablo señala en sus Cartas: Un Solo Señor, Una Sola Fe, Un Solo Bautismo. Un Dios Padre de todo, que lo invade todo, que lo penetra todo, que lo trasciende todo. Id y haced discípulos de todos los pueblos bautizándoles en el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

Mirad que estoy llamando a la puerta. Si alguien me oye, vendremos a él y haremos morada en él. En la antigüedad Teófilo de Antioquía habló de Triada para referirse a Dios. Tertuliano es el primero que habla de la Santísima Trinidad. Varias herejías como el arrianismo o el monofisismo negaban que Cristo fuese Dios y Hombre. El Concilio de Nicea definió que el Hijo es Dios en unión con el Padre. El Concilio de Constantinopla definió al Espíritu Santo con el Padre y el Hijo.

Los monjes en los primitivos tiempos había vivido este Misterio tal y como lo conocemos ahora. La Iglesia difundió la Devoción a la Santísima Trinidad en el siglo X. En 1334 el Papa Juan XXII la instituye para su celebración definitiva. Hoy también es el Día Pro Orantibus que recuerda a tantos religiosos y religiosas de vida contemplativa que oran constantemente ante el Altar de Dios, presentando a todos los hombres. Ellos son el pulmón de la Iglesia.