SANTORAL 14 JUNIO
El profeta que recordó a Israel el amor de Dios a base de milagros
San Eliseo sucedió a Elías en la guía de Israel, mostrando el amor de Dios y sembrando esperanza con milagros, como la curación de lepra a Naamán el sirio
Madrid - Publicado el - Actualizado
1 min lectura
Dios siempre habla a través de los profetas. Y en el Antiguo Testamento a pesar de que el Pueblo abandone el pacto con Yahvé, Él recuerda aquello del profeta donde dice que “a pesar de que la madre se olvide del hijo de sus entrañas, Dios nunca olvida a los suyos”. Por eso, hoy la Iglesia nos presenta a San Eliseo.
Natural de Abel-Mejolá, en el valle del Jordán, el profeta Elías elige a Eliseo como su sucesor por mandato de Yahvé. Cuando Elías es arrebatado por un carro de fuego, Eliseo sigue la tarea de predicar e invitar al pueblo a la conversión. Obrador de milagros se le atribuye la curación de Naamán “el Sirio” que estaba leproso.
En ese momento invita al enfermo que se bañe siete veces en el río. Aunque al principio lo asume a regañadientes, al final se cura y agradece a Eliseo su sanación. El criado de Eliseo, cuando ve que su amo no acepta presentes, él, con engaño, se queda con los regalos y también se le pega la lepra. Otro caso es la resurrección del hijo de una sunamita, que le había alojado en su casa. Cuando el pequeño muere, la madre se encara con él y Eliseo le ayuda, devolviéndole con vida al niño.
La división en dos del río Jordán y la sanación de un puchero de comida que contenía entre sus ingredientes condimentos venenosos son también oros momentos prodigiosos de su vida en medio del Pueblo que se desvió de la senda que había prometido a los pies del Sinaí. En sus palabras, invita a la conversión y profetiza el fin del asedio a Samaria gracias a la intervención providencial de Yahvé en favor del Pueblo. El profeta San Eliseo muere de edad avanzada el año 830 a. C. con un Pueblo dividido por las guerras y discordias, pero con la esperanza siempre puesta en el horizonte.