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Por qué no nos ponemos el cinturón de seguridad

Por qué no nos ponemos el cinturón de seguridad

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

8 min lectura

El uso adecuado del cinturón de seguridad reduce un 50% el riesgo de muerte en caso de siniestro

En el último balance provisional de siniestralidad 2023 presentado en enero de este año se confirmó una realidad agridulce: usamos más que nunca el cinturón de seguridad, pero aún hay víctimas en las carreteras que no lo llevaban abrochado en el momento del accidente. “Aunque es la segunda cifra más baja de la última década, no podemos ver este dato como una victoria, porque son 138 personas que hoy estarían vivas si hubieran llevado puesto el cinturón”, expuso el ministro del Interior, Fernando Grande–Marlaska, durante la presentación de dicho informe al tiempo que añadió: “Todavía nos llama la atención que haya personas que no lo usen”.

Desde que habló el ministro en enero, las cifras de 2023 se han actualizado reforzando esa sensación ambivalente: los datos de marzo muestran que en 2023 fallecieron en vías interurbanas 139 personas que viajaban en turismo y furgonetas y que no llevaban puesto el cinturón de seguridad en el momento del siniestro, el 25% del total.

No usar este dispositivo es una renuncia desconcertante. Ningún avance aplicado a la industria de la automoción ha demostrado tanta capacidad para salvar vidas. “El cinturón sigue siendo la base de la seguridad en el coche y lo que hace que el resto de sistemas funcionen.Tiene una doble función, retiene al ocupante en el asiento, pero también le da tiempo al airbag a desplegarse. Si no se lleva el cinturón abrochado o no se usa correctamente, cuando el vehículo impacta y frena en seco, el pasajero sigue un vuelo libre hacia el tablero, el volante, el asiento delantero o el parabrisas… y eso es una lotería”, afirma Ignacio Lázaro, senior product manager del Departamento de Integración de Sistemas de Retención de la empresa Applus Idiada.

TRISTE ANOMALÍA. En nuestro país somos bastante cumplidores en el uso del cinturón. En abril de 2023, la Dirección General de Tráfico lo confirmó al presentar los resultados del proyecto Baseline, un programa europeo que implicaba a 18 países y que analizaba los progresos en seguridad vial a través de la monitorización de ocho indicadores, entre ellos, el uso del cinturón. Sus conclusiones aseguran que, en el caso del conductor y el acompañante delantero, el nivel global de uso del cinturón en España es del 96%, un valor que se sitúa en el rango medio–alto entre los países participantes en el proyecto. En las plazas traseras, el nivel de uso desciende al 94%. Buenas cifras, pero no son el tan deseado 100%. De hecho, en España el incumplimiento en el empleo del cinturón de seguridad sigue siendo, hoy por hoy, la quinta infracción más frecuente. Sólo en 2022 se tramitaron 105.996 denuncias a este respecto según los datos que tienen disponibles el Observatorio Nacional de Seguridad Vial.

Por qué la gente se resiste a ponerse el cinturón es una de las cuestiones que intrigan a los investigadores desde su creación el siglo pasado. Para darle respuesta se han realizado todo tipo de análisis científicos, estadísticos y psicológicos. A este respecto, la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA) de Estados Unidos editó en 2019 un informe sobre los constructos psicológicos relacionados con el uso y rechazo del cinturón. En el volumen II de este documento se recogen los motivos por los que los “incumplidores” afirman no llevarlo puesto. Que el desplazamiento era a un lugar cercano o que se habían olvidado de abrocharlo eran las respuestas más repetidas.

A CONTRACORRIENTE. A la vista de estos resultados, la NHTSA solicitó en agosto del año pasado a los fabricantes de coches de EE.UU. que equipen a sus vehículos con sistemas de advertencia de uso del cinturón para todos los ocupantes, un aviso que es obligatorio en España desde 2014 para el asiento del conductor y 2022 para las plazas traseras. Los análisis de la NHTSA también advertían de otro tipo de excusas. Había quien alegaba que era incómodo, iba con prisa, temía quedar atrapado en caso de accidente y, el grupo más reacio de todos, aquellos que afirmaban que no les gustaba que nadie les dijera lo que tenían que hacer.

Este organismo advirtió en su análisis que las personas de este último grupo eran especialmente insensibles a las campañas para potenciar el uso de este dispositivo, sobre todo si el mensaje se centraba en el riesgo, el cumplimiento de la norma o la penalización por no seguirla. Además de negarse a usar el cinturón, estos usuarios eran más propensos a saltarse otras normas, como el límite de velocidad. “Existen factores personales que limitan la eficacia de las campañas de sensibilización en algunos conductores con un alto nivel de impulsividad, déficit de empatía, poca capacidad de respuesta ante eventos importantes, necesidad de autoafirmación mediante conductas de riesgo, sobrevaloración de la propia capacidad o falta de tolerancia a la frustración”, confirma Patricia Pérez Fernández, psicóloga de la DGT.

¿Y EN ESPAÑA? Los datos del Observatorio Nacional de Seguridad Vial arrojan algo de luz sobre cuál es el perfil del “incumplidor” en nuestro país. Por ejemplo, sabemos que los usuarios de turismos que no llevaban puesto el cinturón presentan las cifras más altas de fallecidos y heridos hospitalizados, por encima de otros vehículos como camiones o furgonetas. También que el porcentaje de víctimas que no usan este dispositivo en el momento del siniestro aumenta conforme también lo hace la edad del vehículo en el que viajan. Y que los hombres tienen más probabilidades de no ponérselo que las mujeres. Además, y en consonancia con lo detectado por las investigaciones estadounidenses, en 2022 dos de cada tres conductores fallecidos en vías interurbanas que no llevaban el cinturón abrochado también presentaron, al menos, uno de estos factores de riesgo: velocidad, alcohol y drogas.

Se necesita encontrar la manera de que a todas las personas les llegue el mismo mensaje: que el cinturón puede salvarles la vida. Porque es el usuario quien toma la decisión última de lo que sucede en su vehículo. La tecnología puede asistirnos, pero no asumir la responsabilidad por nosotros.

Los sistemas de seguridad actuales funcionan si el cinturón de seguridad está abrochado y, esto es muy importante, si el asiento se encuentra en la posición adecuada. “El cinturón no está pensado para ir tumbado ni inclinado. Para que sea efectivo la parte ventral debe empujar la pelvis. Pero si estamos recostados o llevamos ropa voluminosa y esa cinta pasa a la zona abdominal, no sólo se pierde retención sino que se puede provocar lesiones”, explica Ignacio Lázaro.

Desafortunadamente para el cinturón clásico, los ocupantes del futuro coche autónomo seguramente ya no estarán sentados mirando al frente. Los fabricantes de estos vehículos están repensando el cinturón y ya han aparecido las primeras opciones que constituirán la siguiente evolución de este dispositivo. “Actualmente los cinturones van anclados en el montante B de la carrocería del vehículo. Ahora están empezando a aparecer en coches de alta gama con cinturones integrados en el asiento. Quizá la tendencia con el coche autónomo vaya por ahí. O tal vez se opte por usar cinturones de cuatro o cinco puntos si se quiere tener la posibilidad de inclinarse o rotar el asiento en el vehículo”, concluye el experto.

En 1992 la normativa española dio un paso de gigante en seguridad vial al hacer obligatorio el empleo de dispositivos de retención infantil (SRI). En los menores, el cinturón de seguridad no es suficiente, necesitan un dispositivo que se adapte a su tamaño. Según los datos de la OMS, el uso correcto de los SRI puede reducir en un 71% las muertes de menores en carretera. Pero para que sean eficaces, estos sistemas deben ser elegidos y usados de la forma correcta. Un estudio canadiense comprobó que entre el 46 y el 70% de los SRI se utilizaban mal, especialmente en niños de la franja de edad de cuatro a ocho años.

Los SRI son obligatorios en nuestro país para los menores con una altura igual o inferior a 135 cm y se recomienda seguir usándolos hasta los 150 cm. También se aconseja que vayan el mayor tiempo posible a contramarcha. Pero en la campaña de marzo de 2023 de la DGT para el control del uso de estos dispositivos se detectaron 316 menores que viajaban sin el SRI correcto o usándolo mal. Sólo en 2022 se tramitaron 8.935 denuncias por falta de uso de SRI adecuado.

Si chocas contra el parabrisas

A 50 km/h, sin cinturón de seguridad, el impacto contra el parabrisas equivale a una caída desde la azotea de un edificio de tres pisos.

Si chocas contra el volante

Circulando a 70 km/h con el cinturón de seguridad desabrochado, el golpe contra el volante, a pesar del airbag, equivale a ser golpeado en el pecho por un saco de 15 kg a 160 km/h.

Si el pasajero trasero no se abrocha el cinturón

A 80 km/h la proyección de los pasajeros de los asientos traseros contra los delanteros por no llevar el cinturón abrochado, equivale a golpear al conductor y al copiloto por la espalda con una bola de 1.000 kg a 10 km/h.

Para más información consulta la web de la DGT.

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