Jiménez: "Esto no está ni ganado ni vencido. Debemos seguir siendo bastante prudentes"
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Mientras avanzamos hacia una cierta normalidad (condicionada siempre), tenemos que advertir varias cosas. Una: es un momento casi de transición, de impasse. Aunque sea contradictorio. Tenemos la sensación de que poco a poco nos vamos liberando, dejando atrás la pandemia cuando está todavía sigue presente. Por lo menos, los contagios. Tenemos la sensación de que nos liberamos para volver a recuperar una cierta normalidad. Insisto, aunque siempre condicionada. Pero no podemos olvidar que todavía tenemos el bicho aquí, muy presente.
Hemos visto cómo en China, por ejemplo, ha habido rebrotes. Muy preocupantes e inquietantes. Que han obligado a cerrar, por ejemplo, las escuelas. Y a tomar medidas otra vez severas. En España, en las últimas horas hemos visto que ha habido 76 nuevos contagios. Bastantes de ellos en Madrid, también en Cataluña. Anotamos 25 personas fallecidas en la última semana. Por supuesto, como siempre, no nos explicamos por qué el Gobierno, el Ministerio de Sanidad, se niega a incluir estas últimas víctimas mortales en la estadística oficial sobre las muertes por coronavirus. No sabemos por qué no actualiza esas cifras: es algo realmente sorprendente. ¿A qué está jugando el Gobierno ocultando las personas que desgraciadamente siguen muriendo a cuenta del virus? Aunque ahora sean muy pocas, felizmente. Pero son personas. Personas que tienen una vida detrás y que nos están dejando por culpa de este maldito virus.
Dicho esto, no podemos bajar la guardia. Somos responsables todos, en la medida de lo posible, de guardar las distancias, mantener el protocolo de seguridad que nos han establecido, lavarnos las manos, no tocarnos nariz, boca y ojos si previamente no nos hemos lavado, llevar mascarilla (sobre todo si estamos en sitios cerrados)... Y luego, ser prudentes a la hora de reunirnos con los demás. Con todo ello, queremos decir y debemos insistir en que esto no está ganado. Ni mucho menos: ni ganado ni vencido. Y, por tanto, debemos seguir siendo bastante prudentes.
Hay, sin embargo, una esperanza en las últimas horas. Se llama dexametasona. Es el nombre de una medicina barata, que está al alcance de todo el mundo (y cuando digo todo el mundo, es todo el planeta) y que se ha comprobado e investigado en Inglaterra que es muy eficaz para combatir el virus. Sobre todo, en las personas que presentan graves problemas respiratorios. Se podrían haber salvado muchas vidas si este medicamento se hubiera utilizado en todo el mundo desde el primer momento de la pandemia. Bueno, ya sabemos que por lo menos se están buscando remedios eficaces para combatir el bicho. Y que, por lo menos, esa dexametasona podría ser eficaz para evitar perder la vida a aquellas personas que se contagian y llegan a entrar en situación más crítica por problemas respiratorios. Ojalá que esa sea la línea de investigación que todavía prospere mucho y que nos lleve, por lo menos, al medicamento, a la medicina, a los fármacos eficaces para combatir el virus. En la medida en que tendremos que seguir conviviendo con él.
También hay que hablar de la parte económica de todo esto. La crisis económica, que la tenemos muy presente y viva. Estamos asistiendo, por cierto, a bastantes conclusiones y sobre todo diagnósticos de empresarios del IBEX 35. Todos coinciden fundamentalmente en un par de cosas: que el Gobierno tiene que ser muy sensible a las peticiones y demandas que están haciendo aquellos que crean empleo en el sentido de no incrementar más los impuestos y sobre todo no introducir rigideces en el mercado para que no aumenten las cifras de parados. Sino que siga la reforma laboral en marcha (como está) e incluso que sea más flexible la forma de contratar. Para evitar que el número de parados se incremente de una forma inquietante y sobre todo letal para la vida económica de España y también para la vida social.
Así que en ello estamos. A ver qué pasa en este tiempo de transición o de impasse. Aunque parezca contradictorio. A ver hacia dónde vamos: si hacia un camino mucho más positivo y esperanzador o si tenemos que frenarnos y, otra vez, volver a preocuparnos.