Antonio Pampliega, en TRECE: el libro que nace durante sus 299 días de secuestro por Al Qaeda

El periodista se ha subido a 'La Azotea', con Antonio Hueso y María Ruiz, para presentar su último libro 'Flores para Ariana' y relatar las duras viviencias de su secuestro

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

6 min lectura

"La azotea de medianoche" ha abierto sus puertas en TRECE. El 'late night' conducido por María Ruiz y Antonio Hueso ha tenido, este lunes, un invitado muy especial: Antonio Pampliega. El periodista y reportero de guerra pasó 299 días secuestrado por Al Qaeda. Antonio comienza el relato de su libro ‘Flores para Ariana’, en su primer viaje a Afganistán, en 2010: “Aquí digo que me hago corresponsal de guerra, cuando llegué y pensé que este era el sitio donde quería comenzar mi trayectoria profesional”. En este viaje, Antonio tuvo que pedir un crédito para poder trabajar: “Yo acababa de terminar la carrera y me doy cuenta de que tenía que ser freelance, que no deja de ser autónomo, porque yo tenía claro que quería hacer eso. Con 25 años me fui a Irak y tuve que pedir un crédito de 10.000 euros”.

Antonio Pampliega relata cómo fueron sus primeros pasos: “Vuelvo a España y después voy empalmando un viaje con otro hasta que llegan las revoluciones árabes, sobre todo la de Siria. En diciembre de 2011, se nos abre una pequeña ventana para entrar a Siria y nosotros somos los primeros periodistas del mundo en entrar allí”. En este momento es cuando Antonio se va labrando un nombre dentro de las corresponsalías de guerra.

En 2015, Antonio Pampliega viaja a Siria para hacer un reportaje sobre la situación que vivía el país. El periodista, cuando trabaja, siempre lleva en su muñeca siete pulseras colocadas en el mismo orden, y un reloj. El sábado, 11 de julio de 2015, algo sucede: “Cuando me levanto por la mañana, se me había parado el reloj y le acababa de cambiar la pila. Me lo dejé en la muñeca y entramos en Siria. Nos cogen cuatro chavales y nos acompañan para cruzar la frontera. A mí me han secuestrado una vez, pero podrían haberme secuestrado 12 veces, que son las veces que había entrado en Siria”.

Antonio asegura que al principio de su carrera todos quieren ser “el próximo Pérez Reverte”, pero que después de recibir los reconocimientos todo aquello no es suficiente: “Una señora nos dio un beso en las manos y nos dijo que iba a rezar por nosotros para salir de Siria y contar cómo les están matando. Mi trabajo es ese, contar las historias de la gente”. En Occidente las guerras se convierten en números: “Siempre hay que buscar humanizar el conflicto”.

El día en el que Antonio Pampliega fue secuestrado por Al Qaeda

Era lunes, Antonio y sus compañeros habían quedado con el chófer y el traductor para ir a la ciudad de Alepo, un Patrimonio de la Humanidad destrozado por los bombardeos: “En un momento dado, el conductor saca la cabeza por la ventanilla y aparece una furgoneta. Nos corta el camino, se abren las puertas de detrás y se bajan cinco yihadistas, todos armados. Abren las puertas, sacan a mis compañeros, los amordazan y les atan las manos y a mí me sacan el último. Nos meten en la furgoneta y estamos durante 50 minutos, vete a saber hacia dónde. En ese momento Estado Islámico decapita a periodistas, por lo que nuestro mayor miedo es que nos tuvieran ellos”.

Cuando llegan al destino, Antonio y sus compañeros acaban en una especie de caseta junto al traductor y el chófer, sirios: “Empezamos a sospechar cuando los dos sirios se empezaron a reír, sabíamos que estaban en el ajo… y ahí empieza el secuestro”. Cada día, Antonio sabía a la perfección qué día era y qué mes.

A finales de febrero de 2016, más de siete meses después del secuestro, Antonio es obligado a grabar un mensaje en el que mostraba que estaban vivos. Antonio, en estos momentos, ya estaba solo en una habitación, cuando comenzó a escribir su libro ‘Flores para Ariana’. ¿Por qué les separaron?: “A Al Qaeda les llega una carta de un militar español al que yo había entrevistado. Este señor movió todos sus contactos para encontrarnos y pedía una prueba de vida. En la carta me hacía unas preguntas, y una de ellas es: ¿qué amiga tenemos en común y a qué se dedica? Ellos me dicen que tengo que contestar en inglés para saber qué estoy diciendo y yo le digo que se llama Elena y que es “nurse” que es enfermera en inglés. Pero el grupo que nos tenía secuestrados es “nusra” y ellos piensan que estoy mandando un mensaje al Gobierno español. Ahí cambia el secuestro para mí”. Este fue el momento en el que a Antonio le separan de sus compañeros, ya que pensaban que tenía alguna relación con el ejército.

“Cuando me dicen que soy espía y que trabajo para el Gobierno, una noche me sacan y me ponen un verdugo. El corazón iba a mil y me sacan en un coche. Iba pensando todo el camino que hasta aquí había llegado. Pero cuando llego estaba en una habitación con papeles y me encierran”, relata Antonio el momento en el que le separan de sus compañeros y en el que empieza a escribir su libro ‘Flores para Ariana’.

Dale al PLAY para escuchar la llamada sorpresa de su madre, la persona que le mantuvo vivo con la esperanza de volver a reencontrarse.

¿Qué objetos personales esconde ‘La Caja’ de Antonio Pampliega?

En esta sección los invitados abren una caja para descubrir su contenido, un objeto que les traerá buenos recuerdos. La primera caja escondía una cámara: “Con esto grababa y mandaba las piezas a medios internacionales. Con esta grabé mi primer muerto. Era un niño que había pisado una mina antipersona. Tiene muchos recuerdos esta cámara”.

En la segunda caja se encontraba una cruz de madera: “La encontré en una iglesia en Irak. Todo estaba destrozado. Me gusta llevarme pequeños recuerdos para que me acompañen. Yo soy creyente y no hay que esconderse. Yo rezo y siempre le pido fuerzas”.

Antonio Pampliega responde en ‘La Azotea’ de TRECE

En esta sección, el invitado responde a preguntas indiscretas formuladas por personas que los conocen muy bien. En esta ocasión, tres jóvenes periodistas preguntaban: ¿Cómo era vivir con la incertidumbre de no saber cuándo se va a acabar?: “Ellos jugaban mucho con eso. Te iban amenazando. Un día me teatralizaron una ejecución. Tienes tanto miedo que no te escapas. Todos los días pensaba que era el último. Le pedía a Dios que fuera rápido y que no me duela. Un día les pedí que me ejecuten y ese día cambió. En mi habitación me pusieron una televisión… cuando vi el tiempo y el mapa de España me puse a llorar”.

¿Qué les dirías a los jóvenes periodistas que quieren ir a zonas de conflicto?: “Yo les recomiendo que vayan y que se prueben. El periodista de conflicto no nace en las facultades, nace sobre el terreno. Pero tiene que saber que puedes morir. ¿Estás dispuesto a morir? Si eres mujer, ¿Estás dispuesta a que te violen durante 299 días por tu trabajo? No todo el mundo vale para eso”.

¿Podrías contarnos alguna anécdota del Ku Klux Klan?: “Fuimos a comer con ellos y los tres iban armados. El traductor les pregunta si son racistas. Ellos dicen que sí y les pregunta que si supieran que el cocinero es mejicano, si se lo comerían. Uno de ellos responde y dice que sí, porque está trabajando para mí y en ese momento te preguntas: ¿a quién tengo delante?”.

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