Cristina López Schlichting, en TRECE: sus años como reportera de guerra y una sorpresa de Carmen Lomana

La periodista se ha subido a 'La Azotea', con Antonio Hueso y María Ruiz, para repasar su larga trayectoria profesional como periodista

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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"La azotea de medianoche" te trae el mejor entretenimiento, cada noche, en TRECE. El 'late night' conducido por María Ruiz y Antonio Hueso ha tenido, este martes, una invitada muy especial: Cristina López Schlichting. La periodista de ascendencia española y alemana nos acompaña desde hace muchos años en COPE, en los últimos años dirigiendo y presentando las mañanas del fin de semana. La periodista ha comenzado la entrevista siendo muy sincera: “Los que dicen bien mi apellido son mi padre y mi madre. Lo más fácil es pensar que tiene una “j” en medio, cosa que no lleva, y es muy sencillo”.

En el último EGM, Fin de Semana de COPE llegó a su récord histórico con 924.000 oyentes: “Yo no creo mucho en los datos. Es imposible tener subidas y bajadas de 300.000 oyentes en una temporada haciendo el mismo programa. Lo importante es que es un producto que gusta y que alegra las mañanas”.

Cristina comenzó su carrera profesional en ABC en 1989, como periodista de internacional, cubriendo zonas de conflicto: “Muchos reporteros caen en el alcoholismo. Después de aquello, ETA te resulta especialmente doloroso porque eres muy consciente de que lo destruye todo”. La madre de Cristina explicaba cómo vivió esa etapa: “Ella era muy profesional y no se lamentaba. En casa la apoyábamos como podíamos, pero ella hizo frente a estas situaciones con mucha fuerza”.

En ‘La Azotea’ de TRECE analizamos la actualidad con la directora de Fin de Semana de COPE: “Hay que buscar una salida para Putin y se tiene que llegar a un acuerdo porque no estamos tratando con cualquiera. Esto nos está costando el colapso de la economía internacional, pero creo que lo estamos haciendo bien. Putin no va a admitir salir enteramente derrotado, necesita algo que mostrar a su gente. No sabemos qué se le puede ocurrir”. ¿Qué se aprende de una guerra? Cristina responde: “Cada vez hay más información y las redes nos permiten que las personas narren lo que están viviendo. Pero desde casa no se percibe la realidad de la guerra. Yo he vivido el dolor de las madres y las esposas que no sabían donde estaban sus hijos y padres. Luego hay hijos que nacen sin padres”.

Cristina ha sido corresponsal en países en conflicto como Irak, Kosovo o el Kurdistán: “Recuerdo ir con los guerrilleros y encontrarme una de las placas que llevan los soldados que caen. Estos chicos serbios llevaban una caja de hierro con dos papeles, uno se dejaba con el cadáver y otro se lo quedaban. Yo les dije que me dieran el papel para hacerle llegar a la madre la idea que ha muerto y uno de los chicos rompió los dos papeles y dijo que su madre era una zorra. Son cosas que no se te olvidan. El odio que generan las guerras y los nacionalismos tardan mucho tiempo en curarse”.

Cristina López Schlichting realizó todo este trabajo siendo madre de tres hijos pequeños: “Estaba viajando por todo el mundo y me tenía que separar de ellos. Ahora tienen 29, 30 y 31. Fueron tres partos en tres años. En la redacción de ABC me apodaron la coneja. Hacía tantos servicios embarazada que la canciller de nuestra embajada en Bulgaria decía “sí, la periodista que siempre está embarazada”. No se puede hacer todo en la vida. Un matrimonio exige dedicación y unos hijos también y una carrera como la mía lo necesita todo. Mis hijos me dicen que yo no estaba y yo solo les pido perdón porque muchas veces me he ido con una pena muy grande al avión y ahora estoy muy feliz de tenerlos”.

Dale al PLAY para escuchar la entrevista completa de Cristina López Schlichting.

Cristina López Schlichting responde en ‘La Azotea’ de TRECE

En esta sección, el invitado responde a tres preguntas indiscretas formuladas por tres personas muy curiosas. La primera pregunta viene de la mano de Pilar Cisneros: ¿Has tenido la tentación de volver a tu etapa de reportera de guerra?: “No. Me hubiera gustado hacer un programa en Kiev como hizo Expósito o entrevistar a Kelensky, pero es una etapa que se cerró. En la etapa de reporterismo duermes en el suelo, hacer entrevistas por la noche… requiere una exigencia física y estás mucho tiempo fuera de casa. En el caso de Kosovo estuve un mes fuera de casa. A los 30 y 40 años me los pasé recibiendo correos que decían que mañana tienes billete para Bulgaria, Irán o Egipto y esto era muy difícil de compatibilizar con tres bebés”.

La segunda pregunta la formulaba Carmen Lomana en persona, ¿Por qué confiaste en mí?: “Ya estabas hecha, venías de una larga trayectoria con Isabel Gemio. También nos caímos muy bien. Carmen tiene una cosa, que es lo que representa. Es transparente y la gente la adora con su sinceridad. Y es una diva, pero obedece y yo le concedo los caprichos. Una vez fuimos a Granada y compartíamos dos habitaciones que se comunicaban con una puerta y aporreó la puerta para que le bajara la cremallera del vestido por la espalda y yo salté de la cama para ayudarla. Da gusto verla porque es un homenaje a la belleza. Ella siempre aprecia todo lo que hay detrás de la moda”.

Por último, la última pregunta venía de la mano de su madre y la hacía en directo desde su casa: ¿Cuáles han sido tus momentos más emocionantes en tu carrera periodística?: “En Kosovo, había una casa abandonada y éramos cinco periodistas y los guerrilleros nos dijeron que solo podíamos entrar tres. Y me dejaron entrar por la prensa escrita. Recorres una casa donde una familia entera había sido asesinada con un lanzallamas… ver a la familia sentada con los restos humanos… es una de las cosas más impresionantes de mi vida. Fue muy doloroso y llegué muy tocada”.

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