El colapso migratorio en Canarias provoca una crisis humanitaria que desborda al Gobierno de Sánchez
La llegada de migrantes a las Islas ya es más de un 1.000% superior a la que se produjo en 2019, con la crisis de los cayucos cada vez más presente
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La migración irregular se ha desbordado por completo en Canarias. Tras semanas en las que venía avistándose un problema serio, la gota que ha colmado el vaso ha acabado por llegar. La evacuación de 227 inmigrantes de las instalaciones portuarias de Arguineguín por parte de la Policía este martes ha puesto en el foco, ya sin remedio, una situación insostenible.
En plena pandemia, al Gobierno no dejan de crecerle los enanos. Por si en Moncloa no tuviesen poco con la situación sanitaria, el pacto con Bildu en relación a los Presupuestos, la renovación del CGPJ y otros tantos menesteres, también se descontrola esta crisis migratoria. Quizá la peor que ha vivido España en el peor momento posible.
¿Cómo se ha llegado a este escenario?
Aunque en 2019 no se superaron las 3.000 entradas de inmigrantes ilegales a nuestro país por la ruta canaria, las llegadas por esta vía empezaron a repuntar a finales de año (2.085 entradas en el último cuatrimestre). Lo cual ya hizo pensar a las autoridades españolas que la entrada a España por Canarias ganaría entidad en 2020. Eso sí, cualquier tipo de previsión ha sido desmontada por completo ante unas cifras que han ido de récord en récord.
Tanto es así que la llegada de migrantes a Canarias por mar es más de un 1.000% superior con respecto al mismo período del año pasado. De hecho, hay más migrantes llegados a las Islas en patera o cayuco que todas las personas que han entrado de forma irregular en el resto de España: 16.760 frente a 15.667 (entre el 1 de enero y el 15 de noviembre).
En octubre, se alcanzó un dato mensual inédito: más de 5.300 entradas en 31 días. Por desgracia, ha habido estadísticas insólitas de todos los colores: duplicación de la cifra de inmigrantes totales llegados a Canarias en tan sólo un mes, llegadas masivas en tan sólo 48 horas (2.188 inmigrantes el fin de semana del 7 y 8 de noviembre), más de 700 inmigrantes en un solo día (9 de octubre)...
Ha sido desde finales del verano (en agosto, las llegadas por mar a las Islas ya se disparaban un 578%) y en este otoño cuando el problema de la migración en Canarias se ha vuelto inasumible. Tanto como para que no empiecen a verse tan lejanos los registros de la crisis de los cayucos de 2006. Entonces, se produjeron más de 36.000 llegadas a las Islas en un solo año.
La situación en Arguineguín
La pandemia llevó a que las autoridades locales y nacionales no pudiesen controlar, en poco tiempo, el problema migratorio. Las comisarías llevan sin usarse, para identificar a los migrantes, desde finales de mayo. A partir de entonces, naves sin duchas y los muelles de los lugares de desembarco se han generalizado como localización habitual de los inmigrantes durante las primeras 72 horas de custodia policial.
No obstante, la dársena de Arguineguín se lleva la palma, desde septiembre, como lugar de concentración de los migrantes. Allí, se han llegado a reunir hasta 2.300 personas en condiciones más que insalubres: nada de distancia, migrantes tumbados a ras de suelo bajo un sol abrasador, intentos de separación por grupos con conos y cintas de plástico...
El desalojo a pie del lugar por parte de 227 migrantes escoltados por la Policía Nacional, sin destino fijo inicialmente y ahora con ubicación para “los primeros” 200 (un campamento a las afueras de Las Palmas de Gran Canaria), ha indignado sobremanera. Ninguna autoridad se quiere hacer responsable de haber permitido tal escena sin lugar alternativo para acoger a los migrantes: en Interior se afirma que hay una investigación en marcha sobre lo ocurrido y el Gobierno canario niega haber dado cualquier tipo de orden al respecto.
Una vez más, la descoordinación entre los mandos políticos se impone. Mientras, el puerto de Arguineguín sigue repleto de migrantes. De origen sobre todo subsahariano y marroquí, en muchos casos pasan más de las 72 horas de custodia policial legal en lugares como este.
El plan del Gobierno
Desde octubre, quedó patente que no había coordinación entre al menos tres ministerios al hilo de la migración en Canarias: Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Interior y Defensa. El primero, con José Luis Escrivá a la cabeza, gestiona la acogida de los migrantes. El segundo, a cargo de Fernando Grande-Marlaska, frena los traslados a la Península. El tercero, con Margarita Robles al frente, ha mantenido un tira y afloja con Migraciones a cuenta de dos asuntos: emplear aviones militares para esos traslados y, sobre todo, la cesión de infraestructuras militares que sirvan para albergar a los migrantes.
Para solucionar las discrepancias, el 13 de noviembre se anunció un plan conjunto entre Interior, Seguridad Social, Inclusión y Migraciones, Asuntos Exteriores y Defensa. La coordinación entre ministerios la ha llevado a cabo la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo. ¿Cuáles son algunas de las medidas planteadas? Reanudar las deportaciones, habilitar espacios militares para alojar a los migrantes, el refuerzo diplomático con los países de origen y tránsito y realizar traslados de forma sostenida a la Península.
Aun así, las críticas hacia el Ejecutivo se suceden, y más al recrudecerse las circunstancias en las últimas horas. Ha habido peticiones de dimisión para Marlaska y también comparaciones con “los campamentos de Lesbos”, en relación a uno de los alojamientos para los migrantes, el Centro de Atención Temporal a Extranjeros de Barranco Seco. Además de una intervención parlamentaria muy contundente de la portavoz de Coalición Canaria, Ana Oramas.
“No tenemos capacidad de acogida, no hay trabajo, no hay comida. ¿Somos España? ¿Somos Europa? ¿O es que Canarias tiene que tener un partido independentista para que este Gobierno le haga caso? ¿Es que tenemos que ir a la Unión Africana, a Marruecos, a Argelia o a Mauritania para que resuelva el drama humanitario y social de Canarias? Canarias es un polvorín, es un volcán, es razón de Estado y hace necesario que el presidente, la vicepresidenta y cinco ministerios se reúnan hoy y tomen una decisión […] Hagan caso a Acnur, a la Asociación de Ayuda al Refugiado, a Cruz Roja, a Podemos que pide la dimisión de Marlaska, al PSOE que pide la dimisión de Escrivá. Canarias se lo merece”, ha expuesto en el Congreso.
“17.000 inmigrantes africanos atrapados”, en palabras de Oramas, en “un drama humanitario” que, ahora mismo, pesa mucho más que el virus en las Islas. Otro problema a solucionar. O, según se mire, otro rescate (porque es lo que ya demanda Canarias) que acometer.