Lo que no sabías de Aznar: su ovación en EE.UU, sus críticas a la DGT y la foto que aún le persigue

El expresidente del Gobierno de España se caracterizó por consolidar la derecha, alejarse de lo políticamente correcto y su gran autoridad como líder del Partido Popular

José María Aznar: su ovación en el Congreso de EE.UU, la imagen de las Azores y una personalidad indomable

Sergio Muñoz González

Publicado el - Actualizado

11 min lectura

Liderazgo y confianza en sí mismo. Estas dos características definen a la perfección a José María Aznar como persona y como dirigente. Sus intervenciones durante su carrera política denotaban una gran autoestima y hoy en día, fuera de los focos de la presidencia, se sigue reflejando en cada una de sus declaraciones públicas.

El expresidente del Gobierno de España siempre ha presumido de haber estado en el poder en los años más gloriosos de la España reciente y ser el artífice del posicionamiento de España entre entre las potencias mundiales en sus dos legislaturas. Sea gracias a su liderazgo o no, es cierto que entre 1996 y 2004 España experimentó un gran avance económico, aunque determinado en gran parte por una burbuja inmobiliaria que acabó estallando en 2008 y provocó una profunda crisis.

Sin interés por lo políticamente correcto

Sus siempre directas declaraciones hicieron que sus simpatizantes vieran en él un líder, mientras que por otro lado se ganó las críticas del sector progresista de la sociedad, algo que parecía no importarle. “Yo afortunadamente nunca he sido de izquierdas, porque me parece una pérdida de tiempo”, aseguró José María Aznar en una entrevista, en la que también afirmó que no es una persona antisociable, pero que no le preocupa caer bien a la gente y se limita a ser como es.

José María Aznar: su ovación en el Congreso de EE.UU, la imagen de las Azores y una personalidad indomable

Aznar siempre ha huido de lo políticamente correcto y en ocasiones ha levantado polémicas por su carácter indomable. En el año 2007, al recibir la distinción de Bodeguero de Honor de la Academia de Vino de Castilla y León, no solo defendió el consumo moderado de vino, sino que incluso llegó a criticar. Manifestando su derecho a elegir su libertad, comentó que hay muchas prohibiciones: “No puede ir a más de tanta velocidad, no puede comer hamburguesas de tanto y además se le prohíbe beber vino; déjeme que decida por mí, que en eso consiste la libertad”, afirmó. Centro su crítica en la Dirección General de Tráfico (DGT) a la que cuestionó sus imposiciones: “Es como esos letreros por las autopistas que dicen 'No podemos conducir por ti'; y quién te ha dicho a ti que quiero que conduzcas por mí. Déjeme que beba tranquilo, mientras no ponga en riesgo a nadie ni haga daño a los demás”, aseguró el ya en ese entonces expresidente del Gobierno.

Autoridad y liderazgo

Su repetida afirmación de que la mejor etapa de España fue bajo su liderato, y que sigue asegurando a día de hoy, es una muestra más de la confianza que tiene en sí mismo. Sus discursos pausados, con un tono suave y gestos contundentes reafirmaban su posición de autoridad.

Pero no solo su personalidad reflejaba la sensación de comodidad siendo el jefe. La imagen física acompañaba esa convicción en sus acciones y reflejaba el perfil de la derecha española: apariencia conservadora, con un característico bigote con el objetivo de reafirmar su virilidad y un pelo perfectamente cuidado. Además, ese deseo de ser admirado por los demás lo mostraba con el gran cuidado que tenía de físico, siendo un gran deportista.

Durante su estancia en La Moncloa, José María Aznar mostró que el deporte era una de sus pasiones. A diario realizaba ejercicio supervisado por el campeón de España de balonmano Bernardino Lombao y su rutina combinaba resistencia, fuerza y velocidad. Tanto en su etapa como presidente como ahora, el exlíder del Partido Popular siempre ha querido mantenerse en buena forma física, algo que refleja su famosa fotografía en la playa marcando abdominales. La imagen trascendió incluso a otros países como Italia y tuvo una gran repercusión por el buen estado físico del expresidente y su preparador físico aseguró que su rutina comprende 2.000 abdominales al día.

José María Aznar: su ovación en el Congreso de EE.UU, la imagen de las Azores y una personalidad indomable

Tan orgulloso estaba de su físico José María Aznar que cuenta que en una reunión del G-8 con George Bush, por aquel entonces presidente de Estados Unidos, alardeó de ser capaz de tener mayor resistencia corriendo que el americano. “Al vernos, Bush me preguntó si todavía seguía haciendo ejercicio, pues sabía de mis entrenamientos por cuando estuve en Camp David o cuando él ha visitado España. Al contestarle que sí, Bush puso los pies encima de la mesa y me comentó: '4 kilómetros en 6 minutos y 45 segundos'. Luego yo pongo los pies encima de la misma mesa y le digo: '10 kilómetros, 5 minutos y 10 segundos'. Respecto a esto, Aznar bromeó posteriormente: “¡Por una vez éramos más poderosos que los Estados Unidos! Ahora hay gente que se pregunta qué hacíamos con los pies en la mesa: pues está claro que hablar de cosas importantes”.

Probablemente, una de las imágenes que mejor reflejan la personalidad de José María Aznar es esta famosa foto en la que sale junto a George Bush con los pies encima de la mesa y fumando un puro en la cumbre de las Azores. El expresidente de España considera esa imagen un símbolo de libertad, democracia y tolerancia. “Nunca he tenido mejor foto que la de las Azores”, afirma pese a las críticas que suscitó la fotografía.

En la reunión también se encontraban el ex primer ministro británico, Tony Blair, y el jefe del Gobierno portugués y el tema a tratar en esa reunión era la guerra de Irak. Respecto a este suceso, aseguró que volvería a ir “cien veces, cien mil veces, si el interés nacional de España está en juego”, mostrando así la seguridad que tiene en sus acciones.

Sus primeros pasos en política

Tal y como se define el propio José María Aznar, desde joven tuvo un gran interés por los servicios públicos y su intención es trabajar de forma noble para que su nación y sus compatriotas prosperen. “La libertad es mi convicción, mi preocupación y mi objetivo”, asegura el expresidente, que no se cansa de repetir que dejó una España en 2004 mejor que la que encontró en 1996 y convirtió al país en uno de los países de referencia en el mundo.

Tras licenciarse en derecho en la Universidad Complutense de Madrid, donde estuvo afiliado a la organización falangista Frente de Estudiantes Sindicalistas, opositó para el Cuerpo de Inspectores de Finanzas del Estado. Por motivos laborales se marchó a Logroño donde se afilió a Alianza Popular (AP) y en solo unos meses se convirtió en secretario general de la formación en La Rioja.

En este momento inició su travesía en la política española. Fue subiendo escalones en Alianza Popular hasta convertirse en diputado a Cortes por Ávila y en 1987 se impuso en las elecciones autonómicas de Castilla y León. En el IX Congreso de 1989, el partido decidió cambiar el nombre a Partido Popular y en el siguiente congreso fue nombrado presidente de la formación por la retirada de Manuel Fraga.

Reunificación y consolidación de la derecha

Como líder del Partido Popular, José María Aznar llevó a cabo una organización del voto de la derecha profesionalizando el partido e incorporando políticos de centro derecha de la antigua formación Unión de Centro Democrático (UCD). Esta tarea consolidó el Partido Popular como la referencia conservadora en España y captó el voto se ese sector para poder plantar cara en las posteriores elecciones al PSOE de Felipe González.

José María Aznar: su ovación en el Congreso de EE.UU, la imagen de las Azores y una personalidad indomable

Las claves del crecimiento del Partido Popular en esta época fueron la apertura al Estado de las Autonomías, el divorcio y el aborto. Además, modernizó las instituciones de la formación y José María Aznar se erigió como el líder con autoridad de la derecha. Su protagonismo político en España fue creciendo y su popularidad le llevó a expandir su figura también en el ámbito internacional, alcanzando la vicepresidencia de la Unión Democrática Internacional y de la Unión Democrática Europea en 1992.

Las primeras elecciones generales a las que se presentó José María Aznar fueron las de 1993 y coincidió con la primera retransmisión televisiva de un debate presidencial. El candidato popular dominó el primero, pero en el segundo que se celebró Felipe González consiguió revertir la situación. Finalmente, José María Aznar no logró hacerse con la presidencia, pero situó al Partido Popular muy cerca de los votos conseguidos por el PSOE de Felipe González.

En 1995, José María Aznar fue víctima de un ataque terrorista de la banda ETA al explotar un coche bomba mientras circulaba en su automóvil. Afortunadamente tanto él como sus escoltas no sufrieron lesiones graves gracias al blindaje del vehículo. Años después, el expresidente aseguró que ese acto vandálico no cambió su actitud y siguió comprometido en su objetivo de acabar con ETA. Además, recalcó que la banda terrorista no logró desestabilizar la alternativa democrática: “Habían intentado asesinarme y habían fracasado. Había que recuperar la normalidad y volver al trabajo”, afirmó mostrando su carácter.

José María Aznar, cuarto presidente de la democracia

Los resultados parejos de las elecciones de 1993 fueron un anticipo de lo que sucedería en los comicios de 1996. El desgaste de Felipe González en Moncloa y los casos de corrupción del PSOE facilitaron la llegada del líder del Partido Popular a la presidencia. El Partido Popular consiguió la victoria, pero no la mayoría absoluta, por lo que necesitó el apoyo de los partidos nacionalistas para conseguir la investidura.

Conocedor de que necesitaba los escaños de estos partidos para gobernar, José María Aznar accedió a una entrevista en TV3 en la que aseguró que “la lengua catalana es una de las expresiones más completas, más perfectas, que yo conozco desde el punto de vista de lo que puede ser el lenguaje, y desde luego quiero decir que no solamente lo leo desde hace muchos años, la entiendo, y además, cuando estoy en círculos reducidos, no muy amplios, la hablo también". Por este guiño a la cultura de Cataluña o no, lo cierto es que el por aquel entonces líder del Partido Popular pactó con los nacionalistas catalanes, vascos y canarios para ser investido presidente del Gobierno de España en 1996.

José María Aznar: su ovación en el Congreso de EE.UU, la imagen de las Azores y una personalidad indomable

Se mantuvo en el poder durante dos legislaturas en las que consiguió que España tuviese una gran evolución económica gracias a la liberalización del mercado. Este progreso hizo que en el año 2.000, el país se incorporase a la Unión Europea e incorporara el euro. Sin embargo, en los segundos cuatro años como presidente, la mayoría absoluta hizo que impusiese su autoridad para tomar medidas sin depender de otras formaciones, como en la primera legislatura. Las críticas por sus reformas en terreno educativo, social y laboral fueron en aumento hasta que en 2002 se produjo una huelga general que minó su credibilidad y debilitó al Partido Popular. Además, tuvo que hacer frente al conflicto con el independentismo vasco, la crisis por el hundimiento del Prestige y las consecuencias del terrible atentado del 11M, que acabaron otorgándole el poder en las elecciones de 2004 al candidato socialista, José Luis Rodríguez Zapatero.

Guerra de Irak y las armas de destrucción masiva

Uno de los objetivos primordiales de José María Aznar como presidente fue el de que España ganase relevancia en el panorama internacional tal y como comentó en sus primeras palabras tras la reelección como presidente de España. El popular aseguró que se debían “asumir responsabilidades crecientes tanto en el marco de la OTAN como en la política europea de Seguridad y Defensa”. Para poder aumentar la presencia internacional, el expresidente eliminó la obligatoriedad del servicio militas (mili) y tras el atentado del 11S en Estados Unidos, centró su política exterior en apoyar al país americano en la guerra de Irak.

Las críticas surgieron inmediatamente después de conocerse la decisión unilateral tomada por el Gobierno y José María Aznar trató de convencer a los ciudadanos de que esa decisión era la correcta. El argumento principal tanto de Estados Unidos como del Gobierno de España liderado por Aznar era que en Irak había armas de destrucción masiva y que este país suponía una amenaza para Occidente. Posteriormente se demostró que no existían tales armas y que era una estrategia para invadir la zona, pero para la historia quedó la imagen de José María Aznar siendo aplaudido por el Congreso de Estados Unidos tras su discurso sobre la guerra de Irak.

Ovación a Aznar en el Congreso de EE.UU

La alianza con Estados Unidos hizo que José María Aznar se convirtiese en el primer presidente de España en entonar un discurso en el Congreso de los Estados Unidos, aunque es cierto que este no contaba ni con la mitad de sus representantes. El aforo se completó con invitados de la delegación de España y de Estados Unidos, escucharon el discurso sobre la relación entre ambos países y los argumentos a favor de la guerra de Irak. Sus explicaciones sobre la guerra de Irak siguieron dos líneas: la lucha contra el terrorismo y la existencia de armas de destrucción masiva en el país. En su discurso, José María Aznar recibió varias ovaciones por parte de los presentes dejando un momento histórico en las relaciones diplomáticas de España con Estados Unidos.

Aznar abandona La Moncloa

Siguiendo sus convicciones y tal y como había anticipado, tras su segundo mandato se retiró de la política cediendo el testigo del Partido Popular a Mariano Rajoy y fue nombrado en el XV Congreso Nacional del Partido Popular presidente de honor de la formación. Desde 2004, él mismo afirma que su ocupación es “pensar en la política” y trabajar para garantizar la libertad de las personas, esta “ha sido siempre mi convicción, mi preocupación y mi objetivo”, asegura el expresidente.

Además, es presidente de la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), organización que tiene el objetivo de realizar “propuestas políticas que influyen en la toma de decisiones y repercuten en la opinión pública”. También es consejero de algunas empresas privadas y se dedica a hacer apariciones en actos públicos reflexionando y opinando acerca de diferentes temas de la sociedad.

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