Tomás y Valiente, asesinado por un etarra que simuló ser uno de sus alumnos de Derecho

Su asesinato indigno a los universitarios españoles que comenzaron a exigir justicia con las manos pintadas de blanco

Francisco Tomás y Valiente, ex Presidente del Tribunal Constitucional asesinado por ETA

Raquel Pérez Polo

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Francisco Tomás y Valiente fue asesinado por ETA, el 14 de febrero de 1996, seis días después de que la banda terrorista acabara con la vida del abogado e histórico dirigente del Partido Socialista de Euskadi, Fernando Múgica.

El atentado contra el que fuera Presidente del Tribunal Constitucional en su despacho de la Universidad Autónoma de Madrid marcó el fin de la indiferencia de la sociedad española ante los crímenes etarras, en particular, de los más jóvenes. Los estudiantes reaccionaron con sus manos pintadas de blanco para pedir que sobre los terroristas cayera todo el peso de la ley.

Tres tiros a bocajarro

El 14 de febrero de 1996, los estudiantes de Historia del Derecho del primer curso de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid, tenían que esperar a celebrar San Valentín a terminar el examen con el catedrático Tomás y Valiente.

La prueba, que tenía como hora de comienzo las 11.00 de la mañana, no llegó a celebrarse. Doce minutos antes de que el reloj marcara la hora, su profesor había recibido tres tiros a bocajarro cuando hablaba por teléfono en su despacho de la Universidad. A las 10.48, Jon Bienzobas Arretxe, alias Karaka, miembro del Comando Madrid de ETA entró en el despacho del ex Presidente del Tribunal Constitucional, que no pudo reaccionar al encontrarse detrás de la mesa y lejos de la única puerta con la que contaba la habitación y le disparaba tres tiros. Uno le alcanzaba la cara. Confundido entre los estudiantes, Bienzobas, pistola en mano, amenazaba a algunos de ellos y pese a ser perseguido por los primeros profesores que reaccionaron a la acción del terrorista, conseguía huir a pie de la Facultad de Derecho hasta alcanzar un Ford Orion rojo en el que le esperaban otros dos miembro de la banda. Ese coche, robado una semana antes en Madrid y con matrículas falsas, estallaba hora y media después, sin causar víctimas, en el descampado donde le habían abandonado los etarras.

Las crónicas del 15 de febrero de hace 23 años detallan que algunos estudiantes reconocieron a Bienzobas ya que lo habían visto en el pasillo de la cuarta planta de la facultad, justo delante del despacho del catedrático Tomás y Valiente minutos antes de acabar con su vida de forma vil y miserable. La juventud de Karaka, 25 años, le permitió camuflarse entre los universitarios que no le identificaron pese a que su foto aparecía en el cartel colgado en el tablón de anuncios como uno de los terroristas más buscados.

Los asesinos sabían que Francisco Tomás y Valiente, que pese a los esfuerzos por salvar su vida prácticamente fallecía en el acto, no tenía escolta desde el verano de 1995.

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