La violencia que exhibió el procés y que no ve la justicia alemana
El asedio a la consejería de Economía o la intimidación al juez Llarena demuestran el carácter violento ejercido por los separatistas para lograr la ruptura
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La Audiencia Territorial de Schleswig-Holstein (norte de Alemania) descartó este jueves el delito de rebelión en la petición de extradición a España del expresidente de la Generalitat de Cataluña Carles Puigdemont y lo dejó en libertad bajo fianza de 75.000 euros mientras estudia la entrega por malversación.
Según explica el tribunal en un comunicado, la sala primera de lo penal considera en principio que la imputación del delito de rebelión es "inadmisible", pero cree que sí puede ser aceptado el de corrupción, como malversación de fondos públicos, por lo que el proceso de extradición sigue adelante. A su juicio, el delito que podría ser equiparable en Alemania, el de "alta traición", no puede aplicarse porque no se cumple el requisito de la "violencia".
El juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena decidió procesar por rebelión a los líderes políticos y sociales del proceso independentista catalán. Este delito es uno de los más graves que contempla el Codigo Penal y sus penas pueden llegar a los 30 años de prisión. El magistrado español sí considera que en el intento de secesión se dieron elementos de violencia y lo comparó con el golpe de Estado del 23 de febrero de 1981. Llarena cree que "se decidió utilizar el poderío de la masa" para que "el Estado de Derecho se rindiera a la determinación violenta de una parte de la población que amenazaba con expandirse". Así, añade, el delito de rebelión "es plenamente exigible a quienes, conociendo el ineludible estallido social que resultaba ya inherente a los hechos, lo incorporaron a su actuación criminal".
EL ASEDIO A LA CONSEJERÍA DE ECONOMÍA
El juez del Supremo Pablo Llarena afirma que el asedio a la Consejería de Economía el 20 de septiembre no fue "exclusivamente intimidatorio" sino que allí se limitó la capacidad de actuación "como consecuencia del uso de la fuerza, tal y como ocurriría en un supuesto de toma de rehenes mediante disparos al aire". El magistrado considera que los acontecimientos ocurridos ese día "determinaron el efecto inherente a la violencia", aunque ésta no estuviera planeada desde un inicio, y explica que "la muchedumbre actuó como una masa de fuerza" durante "las largas horas que duró el asedio". Los hechos ocurridos durante el asedio, al que, según el juez, acudieron 60.000 personas, reflejaron que "existía un riesgo de que las movilizaciones futuras desembocaran en una violencia instrumentalizada para lograr la independencia".
REFERÉNDUM DEL 1-O
No solo se ciñe Llarena a ese 20 de septiembre, sino que también considera que hubo actos violentos durante el 1-O, cuando se instó a los ciudadanos a que defendieran el recuento de votos y a que hiciesen frente al despliegue policial destinado a impedir la votación. Con esta actuación los representantes políticos que alentaron a la ciudadanía no solo aceptaron "el riesgo de una violencia claramente representable", sino que impulsaron "a una masa ciudadana a que desborde por la fuerza cualquier intención de contención que pueda provenir del Estado, tal y como finalmente sucedió el día de la votación". Y lo hicieron "tras años impulsando el deseo colectivo por la independencia" y después de haber convocado "movilizaciones masivas" y convencido "a los seguidores de que ostentaban una legitimidad para una independencia que sabían constitucionalmente imposible". "Es evidente que la minuciosa ideación de la estrategia con la que pretendía imponerse la independencia en el territorio, permite considerar que los principales responsables de estos hechos siempre hubieron de representarse que el proceso terminaría recurriendo a la utilización instrumental de la fuerza", añade Llarena.
INTIMIDACIÓN AL JUEZ
La Fiscalía Superior de Cataluña ha pedido medidas de protección personal para el magistrado del Supremo Pablo Llarena y su familia, a raíz de un tuit en el que una internauta da detalles sobre su esposa y sobre dónde pasan los fines de semana y amenaza: "no podrán ir por la calle a partir de ahora". Unos dáis antes, una plataforma juvenil de la izquierda independentista vinculada a la CUP efectuó pintadas en Das (Girona), donde Llarena tiene un chalé, en el que lo calificaba de "fascista" y le advertía de que los autodenominados Països Catalans serán su "infierno". TV3 difundió a través de un programa de su parrilla datos personales de gran relevancia sobre Llarena como el nombre del municipio catalán en el que está empadronado, el nombre completo de su mujer y donde trabaja, así como la ciudad en la que vive.
VIOLENTAS PROTESTAS TRAS LA DETENCIÓN DE PUIGDEMONT
El arresto de Puigdemont en Bruselas provocó importantes y violentas protestas en Barcelona y otras ciudades de Cataluña. Las movilizaciones provocaron cien heridos, 23 de ellos fueron Mossos d'Esquadra. En un clima de tensión, miles de personas secundaron el llamamiento de los autodenominados Comitès de Defensa de la República (CDR) y se concentraron frente a la Delegación del Gobierno en Cataluña, en Barcelona, así como frente a la subdelegación en Tarragona, Lleida y Girona, para protestar por el arresto en Alemania de Puigdemont. En Barcelona, los Mossos d'Esquadra cargaron varias veces, dispararon salvas y detuvieron a varias personas por atentado a la autoridad, después de que algunos de los concentrados, que intentaban rebasar el cordón policial, les arrojaran disolvente, espray antipersona, botellas, botes de pintura y botellas de vidrio.
CORTES EN LAS CARRETERAS Y ASEDIOS A SEDES DE PARTIDOS
Tanto en los días posteriores al 1-O como en la huelga general de noviembre, los secesionistas cortaron vías principales de Cataluña e interrumpieron el servicio ferroviario. El martes 27 de marzo, la autopista AP-7 fue cortada en ambos sentidos a su paso por Figueres (Girona), donde unos 1.000 vehículos han sido atrapados, así como en la avenida Diagonal de Barcelona, a su paso por la zona alta de la capital catalana.
Los partidos políticos contrarios a la secesión también han sufrido la ira de los secesionistas. El 3 de octubre, 2.000 personas participaron en un masivo escrache contra el PP. Dentro de la sede tuvieron que permanecer encerrados el presidente del PP catalán, Xavier García Albiol, y otros dirigentes del partido. Minutos después, la misma turba asediaba la sede de Ciudadanos. Las pintadas en sedes en contra de estos partidos son habituales. El último caso, el pasado domingo en la sede del PSC. "Españoles, maricones", rezaba la pintada.
SABÍAN QUE HABRÍA VIOLENCIA
Puigdemont, Junqueras y el exconsejero de Interior Joaquim Forn sabían "sobradamente" que en la jornada del referéndum habría una "escalada de violencia", ya que habían sido advertidos de ello por los Mossos en una reunión. Así lo afirma el juez del Supremo Pablo Llarena en el auto. En el encuentro les informaron de que, "si bien había imperado hasta entonces un pacto tácito de no violencia, la gran cantidad de colectivos movilizados en aquellas fechas (entre ellos el comité de defensa del referéndum, estudiantes, bomberos, etcétera), hacían prever una ruptura respecto a situaciones pasadas y una escalada de violencia, con brotes importantes de enfrentamiento", por lo que lo que aportaba seguridad "era eludir la votación del 1-0". Ello indica, para el juez, que "los responsables del Gobierno presentes en esa reunión conocían sobradamente los riesgos de violencia", Ante el juez, Forn reconoció esa violencia aunque dijo que no la supo anticipar.
El ahora presidente del Parlament de Cataluña, Roger Torrent ya avisaba en junio del carácter violento que iba a tener el procés. “Ahora que estamos en familia, digámoslo claro: serán semanas en que lloverán hostias. Lloverán hostias”, aseguraba cuando todavía no estaba al frente del Parlament. Roger Torrent peroraba ante los suyos sobre la necesidad de plantar cara y lanzarse a la batalla porque “cuando pasen cosas de estas lo último que desearíamos es que Carme Forcadell [su antecesora en el cargo] se gire y detrás no haya nadie”. “¿Verdad que todos os encargaréis de que no pase eso?”, decía al público en un encuentro