Linea editorial 12 de octubre de 2018

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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No son pocos los que hoy ponen en duda la vigencia de España como un proyecto histórico y vital que se ha desarrollado a lo largo de los siglos atravesando numerosas dificultades. Y sin embargo hay que retorcer mucho la historia para ignorar el papel de España en la configuración de Europa, su aportación sustancial a la cultura de occidente o sus gestas que cambiaron la faz del mundo, como el descubrimiento y la evangelización de América, un continente que hoy forma parte del acervo común de la Hispanidad.

La celebración del Doce de Octubre, fiesta nacional de España y solemnidad de la Virgen del Pilar, es una oportunidad para festejar lo mejor de nuestra historia, también de la reciente. Y dentro de ella, podemos sentir un sano orgullo por el gran diálogo nacional que hizo posible la Transición y la Constitución de 1978. El consenso que está en la base del texto constitucional es un patrimonio de todos los españoles que debemos apropiarnos de nuevo con plena conciencia para afrontar un presente lleno de incertidumbres.

En los últimos tiempos hemos asistido a la eclosión de un sano sentimiento de orgullo nacional que se expresa a través de la presencia de la bandera de España en nuestras calles. No se trata de esconder nuestros errores ni de encerrarnos en un ejercicio de autocomplacencia, sino de reconocer todo el bien que hemos heredado de nuestra historia para seguir afrontando unidos nuevos desafíos.

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