Sánchez no está para dar lecciones

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Redacción digital

Madrid - Publicado el

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El intento de Pedro Sánchez de convertirse en una suerte de líder de referencia que encabece la resistencia a Trump en Europa produce hilaridad. Incluso si algunas de las denuncias sobre el proyecto político de Trump son legítimas, suenan demagógicas en boca de quien ha perdido toda autoridad moral y a diario hace todo lo posible por desgastar los mecanismos y contrapesos del Estado de Derecho.

Sánchez no puede estar sacando a relucir eternamente el espantajo de la extrema derecha, en esta ocasión como supuesto riesgo mundial; una situación extrema que necesitaría un salvador y que, con estratégica generosidad, él estaría dispuesto a liderar en la vieja y desgastada Europa.

Pedro Sánchez ha demostrado que está más cerca del Grupo de Puebla que de cualquier referente democrático occidental; y ha mostrado en numerosas ocasiones que sus principios son los que necesite en cada caso concreto con tal de mantener el poder, siempre camuflados como supuestos cambios de opinión que deberíamos entender como suprema maestría política. Presentarse ahora casi como el salvador de los males políticos del mundo y campeón contra la “tecnocasta” no es más que un intento burdo de sacar réditos personales a la victoria de Trump. No está para hacer acusaciones de populismo a nadie quien gobierna a golpe de eslóganes vacíos y con políticas que en su día prometió que nunca aplicaría.

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