La crisis climática ya está aquí

Una nueva ola de calor azota la Península Ibérica. En Sicilia se rozaron ayer los 49 grados, mientras en la orilla sur del Mediterráneo, en Túnez, se superaban los 50. Es el colofón a una semana marcada por el informe del Grupo de Expertos de la ONU en un verano repleto de incendios e inundaciones por todo el planeta provocados por la crisis ecológica. La cara positiva es que hay consenso político para actuar. La pregunta es si será suficiente para la magnitud de las actuaciones requeridas a escala global. Se necesita una estrategia concertada a corto, medio y largo plazo, ya no solo para evitar la hipoteca de la contaminación sobre futuras generaciones, sino para mitigar inevitables efectos inmediatos en millones de personas de la desertificación o la subida del nivel del mar.

El reto de la Cumbre de Glasgow de noviembre será avanzar en la coordinación multilateral, pero la medida de los compromisos políticos la determinará el grado de consenso ético que la comunidad internacional logre alcanzar. Las naciones que más contaminaron en el pasado no pueden ahora impedir transferencias tecnológicas a las menos desarrolladas o desentenderse de los refugiados climáticos. Esta lógica, de algún modo, se encontraba ya en los Acuerdos de Kioto. Pero en 1997 la crisis climática se percibía como un peligro lejano y abstracto, mientras que ahora esa crisis se va adueñando del escenario ante nuestros ojos.