A Hicham conseguir trabajo gracias a Cáritas le ha cambiado la vida

Es una de las 43.800 personas que ha conseguido trabajo en los últimos meses en nuestra comunidad

Foto web Cáritas Madrid

Gloria López Navas

Publicado el - Actualizado

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Hicham es un marroquí afincado en Madrid desde hace 20 años. Es, además, una de las 43.800 personas que ha conseguido trabajo en los últimos meses en nuestra comunidad, según los datos de la última Encuesta de Población Activa que hemos conocido esta semana. En su caso, ha encontrado empleo gracias a la agencia de colocación de Cáritas, una institución que el año pasado ayudó a encontrar trabajo a 518 personas, la mayoría, unas 138, en el servicio doméstico.

Cuando Hicham llegó a nuestro país lo hizo escondido en los bajos de un autobús. El viaje desde su ciudad natal de Tánger hasta nuestra capital duró 18 horas y fue un periplo a vida o muerte: “Tenía 16 años y cuando llegué a Plaza Elíptica, me metieron en un centro de acogida donde hice varios talleres de cocina y de camarero”, nos ha contado en Cope.

Tiempo después se casó con una española pero la relación no acabó bien y ella se marchó dejándole sólo con las dos hijas que habían tenido. Es entonces cuando empiezan sus verdaderos problemas. Estuvo muchísimo tiempo buscando trabajo por su cuenta pero le resultaba muy difícil encontrar alguno hasta que Cáritas se cruzó en su camino: “Yo no sabía buscarlo bien, pero en Cáritas me enseñaron a hacer mi curriculum y, sobre todo, a afrontar las entrevistas”.

Y es que, tal y como nos ha reconocido “yo no sabía hacer entrevistas. Me cortaba, me quedaba callado y me ponía muy nervioso. Con Cáritas hacíamos simulacros de las entrevistas y eso me vino muy bien”, confiesa.

Ahora lleva siete meses en una fábrica de helados donde se encarga del mantenimiento y está muy contento. Tiene un contrato fijo y esa estabilidad le ha cambiado la vida. Por eso, anima mucho a todos los que se encuentran ahora en la misma situación en la que estaba él tiempo atrás: “Yo aquí estoy solo, no tengo ni padres, ni hermanos, ni nada y los únicos que me ayudan con mis hijas son los de Cáritas”.

Su jefe, de origen ecuatoriano, quiere contratar a dos personas más cuando la fábrica abra sus puertas en unos meses. Y también va a recurrir para ello a Cáritas. Porque, a pesar de los buenos últimos datos de la EPA, todavía existen en la región 89.900 familias con todos sus miembros en paro, es decir, que no cuentan con ningún ingreso.

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