Así es Zero Latency, la realidad virtual llevada al extremo
Zero Latency es una empresa que hace posible vivir experiencias de realidad virtual en terrenos de juego imposible y acción adrenalínica
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Los amantes de los videojuegos estamos de absoluta enhorabuena, y los que aún no lo son tienen un genial motivo para iniciarse con una de las experiencias más inmersivas que se pueden encontrar actualmente en nuestro país y con un precio muy adecuado.
La empresa se llama Zero Latency y, según reza su web oficial, “Te llevamos al juego, donde tu cuerpo es el controlador y tu mente cree que es real. ¡Te sorprenderá!”
Todo se basa en una realidad virtual que vemos a través de unas gafas de muy alta calidad acompañadas de un equipo de última tecnología: una mochila con sensores, un fusil de plástico también con sensores y unos cascos con micrófono incluido para poder comunicarnos con nuestros compañeros.
Los muchos sensores que tenemos hacen que nuestros movimientos se trasladen al juego y se apliquen a los escenarios virtuales y a los enemigos que nos llegarán. Lo cierto es que aunque el equipo intimida no es nada pesado y nos adaptamos a él en cuestión de segundos.
Los dos juegos probados hasta la fecha son 'Singularity' y 'Outbreak Origins', el primero sobre un combate espacial contra una IA enemiga que ha hackeado nuestra nave y el segundo sobre una infestación zombi para que la que debemos encontrar la cura. En ambos casos debemos disparar a diestro y siniestro contra las decenas de enemigos que nos atacan y cooperar con nuestros amigos para lograr vencerlos.
Todo esto se lleva a cabo en una gran nave vacía en la que podemos movernos con total libertad teniendo, eso sí, cuidado para no chocarnos ni con los compañeros ni darnos con las paredes. Cuando eso va a ocurrir el juego nos lo avisa para que no nos hagamos daño.
Técnicamente hay que hacer grandes alabanzas a la tecnología empleada: sí, la latencia es imperceptible y lo que hacemos en la realidad tiene su correspondencia 1:1 en el juego, y eso siendo un máximo de ocho a la vez es decir muchísimo. Tanto imagen como sonido van como la seda y eso ayuda a que nos metamos de lleno en la acción. Hablando de ésta, es casi siempre intensa aunque hay pequeños momentos de relajación. Lo mejor es que no hay apenas lugar a las dudas porque el amabilísimo personal del lugar hace una explicación previa al juego y están siempre abiertos a todas las preguntas que puedan surgir. La atención es, sin duda, inmejorable.
Además hay dos cuestiones importantes: las vidas son infinitas, lo único es que si morimos tardamos 10 segundos en reaparecer, segundos que conviene aprovechar para colocarnos en un sitio en el que al volver a la acción no nos hagan daño. La segunda es que la munición es también infinita, podemos recargar todas las veces que queramos y si no lo hacemos manualmente cuando se nos acabe la munición, el juego lo hará por nosotros tardando solo dos segundos.
Aunque solo tengamos el rifle en el mundo real, en el juego podemos cambiar entre varias con solo pulsar un botón en nuestra arma. Las más lentas producen más daño y las más rápidas menos, así que hay que elegir la que mejor se adapte a nuestra forma de juego.
Las experiencias disfrutadas duraron 30 minutos cada una, minutos que se pasaron en nada y eso es muy bueno ya que se disfrutaron mucho. Son intensas, inmersivas y bien hechas. Lo único reprochable es que estén totalmente en inglés, sin traducción de textos ni doblaje para las voces, lo que las aleja del público sin unos conocimientos de inglés medios. Los supervisores del juego ayudan con sus comentarios, pero a la vez hablan mientras habla el mismo juego y genera caos sonoro.
Zero Latency es una gigantesca experiencia de realidad virtual que merece mucho la pena probar y cuyos 40 euros se antojan altos al principio pero luego, al ver lo que ofrece, se entiende que cobren eso. Un delicioso caramelo para los amantes de los videojuegos y un estupendo aliciente para los que aún no lo son. Debéis tener en cuenta que se debe reservar a través de la web y las sesiones son para un máximo de 8 jugadores a la vez. Están en la calle Pradillo 54 de Madrid:
También tienen local en Terrassa: