SEVILLA

El Melli y Aarón Palacio puntuaron en tarde escaso de toreo

Dos únicas orejas le cortaron a la descastada novillada de Torrealba. El Melli y Aarón Palacio pasearon un apéndice cada uno. Manuel Jesús Carrión dio una vuelta al ruedo.

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Hubo que esperar al cuarto para que El Melli, a fuerza de voluntad y ganas, se impusiera a la mansa nobleza del utrero hasta conseguir pasear una oreja. Algo es algo, aunque la primera mitad de la tarde estuviese sumida en bostezos de aburrimiento y una calor que comienza a ser insoportable. Tampoco ayudó mucho la novillada de Torrealba, muy falta de casta, complicados unos, mansos otros y, sin embargo, nobles los menos.

Tal vez la actitud y ambición del novillero de Sanlúcar de Barrameda, que el próximo sábado 1 de junio pasará a ser matador de toros en su localidad natal de Sanlúcar de Barrameda, fueron sus mejores armas para conseguir el objetivo. Porque desde las largas cambiadas de rodillas en el tercio, como ese toreo bullidor de hinojos en el inicio de faena, contentaron a un público con disposición al divertimento. No obstante, Germán, bajó la mano y consiguió ligar series con la derecha muy jaleadas. También el natural consiguió trazarlo con la muleta arrastra a un novillo que iba y venía de largo con nobleza. Se pasó de metraje, le sonó un avisó, pero, tras la estocada casi hundida, consiguió pasear el apéndice.

Con enorme ganas de agradar lo intentó todo con el mansito primero. Lo toreó entonado a la verónica y templado con la muleta. Trazó pases , pero no emocionó pese a su enorme actitud. Con los aceros se eternizó.

Aarón Palacio tiene una virtud por encimas de muchas otras: el temple es su máxima. Con él supo exprimir la calidad de las embestidas del quinto de la tarde. Con lucidez hizo el toreo con la derecha mostrando una lidia de templados muletazos hilvanados y rematados con los obligados de pecho. Con la izquierda no fue igual, aunque dejó la muestra de algunos naturales de mano baja trazados con lentitud. El diestro de Biota demostró su variedad con el capote en faroles de rodillas y unas verónicas a compás muy auténticas, y el quite por tafalleras tuvo verdad en su ejecución. Acabó con naturales de frente con el novillo ya muy parado y, además, tuvo que utilizar el descabello tras la estocada. La oreja fue justo premio.

El segundo fue un novillo muy molesto para la lidia, muy complicado. Un animal que nunca humilló en las telas. Aarón anduvo seguro delante de las inseguras acometidas. Ante un cabeceo molesto que no le dejaba acabar el muletazo. Lo mató muy mal.

No fue bueno el tercero. Lo acusó Manuel Jesús Carrión que lo intentó todo sin conseguir nada a cambio. Fue una lidia anodina en la que solo destacó con las banderillas Roque Vega. El novillero de la Algaba, que inició genuflexo la faena con la derecha, trazó pases sin esa emoción obligada de las acometidas del utrero. Igual sucedió en los intentos al natural. Todo quedó en nada.

El sexto fue un manso sin humillar y con las fuerzas justas al que Carrión le puso ganas en una lidia con ambas manos. Se desentendía el novillo de las telas, y sólo algún que otro muletazo esporádico destacó de la discontinua lidia. Hundió el estoque y hasta se vieron pañuelos solicitando premio. Todo quedo en una vuelta al ruedo.

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