SEVILLA

Lisa y llanamente, seis de triunfo

Notable novillada de Roció de la Cámara a la que sólo le pudo cortar una oreja David Salvador este domingo en Sevilla.

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Obvio es decir que la novillada de Rocío de la Cámara fue de triunfo. Cinco de ellos para hacer sublimar el toreo. Para enriquecerlo y enriquecer los conceptos de tres novilleros que, con sus buenas maneras, ni siquiera atisbaron un sólo momento de emoción en la tarde. No deja de tener su punto contemplar acometidas tan boyantes. Embestidas tan nobles como de soñada fijeza y excelente tranco. Idas y venidas a las telas sin molestar y, con ellas, poder hacer un toreo de extraordinaria pulcritud y cálida expresión. Y no fue así. Casi nada aconteció. Quizá detalles. Quizá la estocada fulminante al segundo novillo, y el epilogó al natural de la faena al quinto, de David Salvador. Quizá la derecha templada y suave de Toñete. Quizá la cadencia y el ritmo del capote de El Adoureño. Ya digo, muy poco hecho y dicho por los que quieren, se le supone, ser alguien en esto.

Fueron apreciables las ganas de David Salvador por alcanzar su objetivo. Decidido caminó a chiqueros para hincarse de rodillas y recibir a portagayola al noble y paradito segundo de Roció de de la Cámara. De ella salió como pudo. Hubo, después, en la faena continuos cambios de manos. La diestra se alternó con la zurda sin que con una u otra se hiciese realidad su deseo. Hilvanó más que profundizó en los muletazos a derecha y templó algo más en el trazo del natural. Tras el susto de un revolcón acabó con ajustadas manoletinas antes de dejar hundida la espada y tumbar patas arriba al buen utrero. Le dieron la oreja que le hubo de suponer a gloria.

Lo mejores momentos de lo hecho al buen quinto sucedieron con la izquierda. Muy al final, en el epilogo de la lidia, consiguió enderezar, en una serie de naturales, una faena de altibajos abollada y sin estructura. Fue el natural hondo, templado, ligado y rematado. Lo mejor conjuntado y lo más relevante de su repertorio en la tarde. Unas bernardinas para acabar y media estocada para firmar. Le ovacionaron lo hecho y sin titubear dio la vuelta al ruedo.

Toñete toreó despacio con la derecha al notable primero. Un “bombón” por presencia y hechuras. Fue sólo en el prólogo, porque después lo que parecía ser el inició de un deseo se convirtió en una lidia repleta de parcheados sin acople ni emoción. Ni con la derecha ni con la izquierda logró sumar nota a una faena intermitente y poco definida. De estocada desprendida finiquitó.

El cuarto, marcado con el hierro de Cortijo de la Oliva, fue el de mejor clase en sus nobles y fijas embestidas del buen encierro de la ganadera gaditana. Toñete mejoró en los lances de capote con un toreo más a compás y hacia los medios. E, incluso, fue capaz de templar para corregir un molesto cabeceo en las primeras embestidas. Tuvo momentos de interés, no previsibles, en una faena más entonada, no muy ligada, pero sí bien rematada con buenos pases de pecho. Mejor con la derecha que con la izquierda y con detalles finales que no llegaron a calar en unos tendidos deseosos de más. Esta vez el descabello se hizo necesario tras la estocada.

El Adoureño encontró el álter ego en el toreo de capote. Lo hace tan despacio y con tanto gusto que en él se recrea y con él hace gozar. Un quite a la verónica con cadencia y ritmo al noble tercero fue lo mejor de una lidia templada y ligada que pese al buen concepto no llegó a desbordar. Y con la espada muy mal. No saber matar.

El sexto bajó enteros en un encierro de gran juego. El debutante francés anduvo con él haciendo un toreo lineal con el que derrochó más voluntad que acierto. Además, lo pinchó.

Sevilla, domingo 6 de mayo de 2018. Algo más de un tercio de plaza.

Novillos de 

 y su hierro filial de 

 (primero y cuarto), bien presentados y de bonitas hechuras. Noble, aunque paradito al final, el primero; fijo en los engaños y con escaso fondo, el segundo; Noble y con clase en sus embestidas, el tercero; de notables acometidas el cuarto; bueno, aunque rajado al final, el quinto; con poquita fuerzas el sexto.

Antonio Catalán "Toñete", ovación y ovación.

David Salvador, oreja tras aviso y vuelta al ruedo tras petición insuficiente.

Yannis Djenibla "El Adoureño", silencio y silencio.

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