La particular venganza de una comunidad de Guipúzcoa a los vecinos que no pagan las derramas: "Ya veréis"
Lo han contado en las redes sociales y han generado muchos comentarios por la práctica que han utilizado
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Siempre lo decimos, pero es que siempre resulta ser verdad: vivir en una comunidad de vecinos puede ser algo realmente duro y desconcertante. No en vano se han hecho series como Aquí no hay quien viva o La que se avecina, cuyo guion se adentra en las complicaciones que tienen los vecinos a lo largo de los días, no solo de convivencia, sino con los problemas de la propia comunidad.
Si has visto, de hecho, alguna de estas series, habrás visto que uno de los temas recurrentes (que suelen tratarse siempre en las juntas de vecinos) es el de las derramas. Sí, esos pequeños agujeros (o no tan pequeños) que hay que tapar con la contribución económica de los vecinos. Puede que haya que repintar la fachada, arreglar el ascensor, o cambiar las calderas, y todo eso, cuesta un dinero.
Y hay a quien eso no le parece del todo bien, y, por eso, se convierten en los morosos del edificio. Puede que te parezca surrealista, pero no lo es en absoluto, porque hay quien de verdad lo hace. Y esto es lo que ha pasado en una comunidad de vecinos de Gipuzcóa, en Ondarreta.
Resulta que todos los vecinos decidieron en junta poner un ascensor, pero hubo tres pisos en concreto que no quisieron pagar por ello. Así que sí, el resto de vecinos que sí han pagado han querido "vengarse" por no haber pagado por algo que les sirve a todos.
¿Qué han hecho? Eliminar del ascensor los pisos de "los morosos" y programar el ascensor para que no pare en esos pisos. De hecho, si vas por las escaleras a ellos, te darás cuenta de que no hay puerta de ascensor, y en su lugar hay pared.
"No tienen ni puerta. En su puerta hay una pared, ya veréis. No solo no hay pulsador, sino que no hay ni puerta. El ascensor se puso a posteriori, no pagas, no hay puerta" contaba este vecino.
Es por eso que, en la vida real, no se suele querer que te toque ser presidente. Y si no que se lo digan a Cris, una joven de Barcelona a la que le ha tocado ser la presidenta de su comunidad. Fue a su primera reunión, y alucinó con lo que le tocaba hacer nada más llegar.
Y es que había un problema con los balcones, que tenían que reparar y aprobar entre todos una derrama. Lo que no esperaba es que ella tuviese que aprobarla y, por tanto, su precio, pidiendo un préstamo al banco. Al principio le dijeron que serían 8.000 euros, una cifra que subió hasta los 10.000 euros.
"Dime que no. Entonces, ¿mil por casa? No todo el mundo tiene 1.000 euros en su casa, yo pregunto. Sé que es indiscreto, pero está a punto de darme una crisis de ansiedad" decía Cris con muchísimo humor.
Al final, aprobaron la derrama y, de hecho, se llevó la amistad de sus vecinas, con las que quedó para el próximo día para ir a visitar juntas el tejado.
Una profesora de Cataluña se muda a Alemania y no da crédito con lo que hacen sus alumnos al llegar
Por eso, son muchas las personas que, una vez que han salido de España, cuentan su experiencia en su nuevo país a través de redes sociales. Y es lo que le ha pasado a esta joven española, Hana, que, como profesora, ha decidido mudarse a Alemania. Ha contado entonces cómo han sido sus primeras clases, con las que ha alucinado.
Y es que fue a una clase de presentación, y no dio crédito a lo "maleducados" que eran los niños cuando ella se presentó como su nueva profesora.
"Estuve aquí el primer día y vi que eran todos muy maleducados. He pensado, ilusa, ponte mona, que te vean mona y no quieran maltratarte, pero qué ilusa... Creo que con esto no voy a poder, y mira que he dado clases en España con niños maleantes, que dices tú... Pero es que de pequeños los alemanes, ven y dales un par de clases" sentenciaba.
De momento, los comentarios no se han hecho esperar.