La técnica infalible para que tu guiso de lentejas no quede demasiado líquido
Las lentejas es uno de los alimentos más completos que ofrece la gastronomía española
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El guiso de lentejas forma parte de la tradición culinaria de nuestro país. Difícil es encontrar un hogar donde no se cocinen de manera habitual, especialmente en los meses de frío como los que estamos viviendo. En plena borrasca de 'Filomena', ¿a quién no le apetece un buen plato de lentejas caliente?
Sus propiedades beneficiosas para la salud son múltiples: aportan hierro, forma parte de la dieta mediterránea, además de proporcionarnos un chute de hidratos y vitaminas… Aunque no es un plato de gran complejidad a la hora de cocinarlo, si que tenemos que tener en cuenta algunos aspectos para que nos quede un guiso sabroso.
Remojar las lentejas
En primer lugar, es importante que las lentejas hayan estado previamente en remojo, al menos una hora antes. No obstante, se pueden dejar las lentejas en un recipiente lleno de agua la noche antes de preparar el guiso.
Una vez comenzamos a guisar el plato, tenemos que evitar que las lentejas se deshagan, perdiendo su esencia. Esto se consigue si lo cocinamos lentamente, lo que conocemos como a fuego lento. Y es que ya se sabe que lo que se cocina con esmero y tiempo, queda mucho más sabroso y apetecible.
En cuanto a los ingredientes que acompañan a las lentejas, pueden variar: sofrito de verduras (zanahorias, cebolla o patatas), jamón, carne, chorizo, pollo, etc. En cualquier caso, los acompañantes que elijamos han de ser de calidad para potenciar el sabor de las lentejas.
El sofrito, clave para que las lentejas queden sabrosas
Hemos hecho referencia al sofrito anteriormente. Es importante que sus ingredientes se entremeclen bien antes de añadirlo a la olla junto a las legumbres. Basta para ello unos quince minutos de sofrito, antes de que se doren. Una vez lo incluimos en la olla con las lentejas, añadimos también laurel, pimienta negra y, si queremos, un chorro de vino blanco.
Una vez que tenemos todos los ingredientes en el recipiente, las lentejas se han de ir cocinando poco a poco, a fuego lento durante casi dos horas. En ocasiones, las lentejas quedan más líquidas y otras más espesas. Coger el punto exacto que queremos es difícil, pero si observamos tras el guiso que se han quedado demasiado líquidas, podemos añadir un pequeño puñado de lentejas para que se espesen.
La importancia de medir las cantidades
Lo más recomendable son 500 gramos de lentejas por dos o tres litros de agua en cocción tradicional. Se coloca un mínimo de cuatro veces más agua, ya que si ponemos menos se evaporará y se nos pueden quemar las lentejas. Si se quedan sin agua hay que añadir más, siempre caliente.
El tipo de lenteja
Aunque seguramente lo desconozcas, hay medio centenar de tipos de lentejas en el mercado, de diferentes formas y tamaños. Los expertos siempre optan por las que tienen unas medidas algo más grandes, por una cuestión estética a la hora de presentar el plato, aunque se pueden encontrar de buena calidad independientemente del tamaño.
Por supuesto, mucho mejor las lentejas crudas que las de bote. Si por casualidad encuentras lentejas de diferentes colores, ni las mires, ya que su sabor no es el original y se deshacen a la hora de elaborar el guiso.