Cristina Sola, trabajadora social: “A los supervivientes del incendio de Villafranca hay que decirles la verdad”
La presidenta del Colegio de Trabajadores Sociales de Aragón insiste en que hay que “acompañar en el duelo” y tratar a estas personas “como adultos”
Zaragoza - Publicado el
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Los supervivientes del trágico incendio de la residencia de Villafranca de Ebro afrontan este martes su quinto día en la residencia Vitalia de Huesca. Mientras la investigación sobre las causas sigue su curso, ellos continúan recuperándose de un episodio traumático: la muerte de 10 de sus compañeros.
Este lunes fue dado de alta uno de los dos heridos ingresado en el Royo Villanova, un hombre de 72 años. El otro herido, un hombre de 65, continúa estable dentro de la gravedad en la UCI. Todos ellos van a necesitar ayuda para superar lo vivido.
Lo sabe bien la presidenta del Colegio de Trabajadores Sociales de Aragón, Cristina Sola. Ella estuvo allí ya en los primeros momentos, en la atención de urgencia. Y la asistencia sigue, ayudándoles a afrontar lo vivido para seguir adelante.
“No podemos ocultarles la información, hay que decirles la verdad, con el lenguaje adecuado pero sin infantilizarles porque esto forma parte de la vida y ellos son adultos, con capacidades diferentes, pero adultos”, señala esta experta.
Cada persona, apunta, afronta el duelo “de forma diferente, independientemente de la edad”. Algunos tenían lazos muy estrechos con los fallecidos y acompañarles en el duelo es importante.
En la residencia de Huesca están atendidos por el mismo personal que en el centro del que fueron desalojados. Esto hace que no rompan el vínculo con sus cuidadores.
Son residentes con necesidades neuropsiquiátricas. Y han perdido “sus referentes y su espacio”. Por eso hay que acompañarles en la adaptación. “Que les atienda el mismo personal aunque sea en otro espacio les tranquiliza mucho, les acompañamos en esta nueva casa y hay que dejarles claro que esto es temporal, volverán a su hogar”, apunta.
La situación “ya no es de emergencia”. Pero las necesidades se mantendrán en el tiempo. También el personal que les atiende ha necesitado atención. Y, por supuesto, las familias. Las de los fallecidos y las de los supervivientes. “los primeros días llamaban cada media hora para preguntar cómo estaban”, señala.
Sola insiste en la importancia de contarles la verdad porque “ser mayores, vulnerables o con problemas de salud mental no les hace afrontar peor el duelo”. Sus experiencias vitales y su “resiliencia” serán las que les hagan pasar este momento de una forma o de otra.