Más de 90 entidades promueven en el voluntariado en Burgos

Burgos cuenta con 91 entidades de voluntariado, 69 de ellas en la capital y otras 22 en la provincia. Durante este año, han pasado por la Oficina de Atención al voluntariado de Burgos 232 personas. De ellas, el 68,% son mujeres y el 32% son hombres. La edad media del voluntario burgalés es de 41 años. Pero lo más sorprendente, tal y como apunta Esther Catalina, responsable de la oficina, es que cada vez son más los extranjeros que deciden ser voluntarios. "Ha supuesto un 13,7% de las personas que han pasado y es un dato que destacamos porque hasta hace poco no teníamos tanta afluencia de estas personas que vienen a nuestra ciudad", afirma.

Ser voluntario es un gesto de generosidad con los demás. Valores como la solidaridad, el altruismo, la empatía o el compromiso, se hacen fuertes en una sociedad cada vez más egoísta e individualista. Yolanda Mediavilla, integrante de la Plataforma del Voluntariado de Burgos, recalca que la clave para ser voluntario es la motivación. "Lo hace a título personal y siempre tiene que estar vinculado a una organización o a una entidad de voluntariado y es una acción colectiva en la que se empatiza y se participa de forma corresponsable". Para Mediavilla, la solidaridad, la justicia, la cercanía y la tolerancia son otros valores que mejor describen a estas personas que dedican su tiempo a ayudara a los demas.

En el registro de Castilla y León hay 449 entidades dadas de alta y Burgos está muy por encima de la media. Este mediodía se han reunido varios voluntarios en el salón Rojo del Teatro Principal para mantener un espacio de encuentro.

El voluntario actúa desde la gratuidad con la convicción de que el tiempo empleado por los demás es un tesoro que no se consume nunca. Gratuito no significa gratis. Toda acción voluntaria con este componente de gratuidad nace de lo más profundo, y lleva implícita una enorme dosis de ternura, dedicación y amor.

Esther Catalina señala que tanto desde las entidades y desde la propia oficina están haciendo hincapié en acercarse a los colegios. "Yo creo que es importante que lo hagamos, son objetivo diana porque entendemos que son el futuro de esta solidaridad".

La acción voluntaria aporta también a esta sociedad nuevos caminos, renovada sabiduría, y enormes dosis de imaginación al tomar postura frente a las desigualdades. Además, disfruta con los mosaicos culturales en los que se acepta de igual forma a cada uno de sus componentes. Esta cultura de la diversidad añade savia nueva, relaciones sinceras y apertura de miras en esta sociedad fabricada a troquel en la que la persona que se sale del guion, corre el riesgo de quedar excluida.

Sólo aquel que ha conocido el sufrimiento de un niño o de una niña, la soledad de un anciano de nuestra ciudad o quizás el mono de una persona toxicómana en momentos de zozobra y ha observado el cambio, la evolución, la apertura de un hilo de luz al final del túnel, no puede perder la esperanza.

Las personas voluntarias son capaces de ver lo que les rodea y realizar un análisis crítico de denuncia. El voluntariado que percibe realmente lo que le envuelve, no cae en tareas exclusivamente asistencialistas y sabe llenar de un contenido más profundo su acción. Experimenta que desde lo pequeño valora lo vivido como parte de la gran utopía transformadora que desea conseguir.