Psicología

El irracional miedo a los números impares que se encontró un psicólogo en la consulta

Javier De Haro, educador, nos da algunos trucos para tratar los miedos de los niños y los adolescentes

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El irracional miedo a los números impares que se encontró un psicólogo en la consulta

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Los miedos nos inquietan cuando somos adultos. El miedo a la pérdida, a la muerte pueden ser muy comunes, pero los hay más específicos; a las alturas, a los espacios muy abiertos o muy cerrados, a la soledad. Son obstáculos que dificultan nuestra vida y que en muchos casos vienen con nosotros desde muy pequeños. Como casi todo, en la educación de los niños requiere equilibrio; ni se le puede otorgar excesivo poder al miedo, ni tampoco se le puede quitar el papel que juega en la mente de los pequeños.

Javier de Haro, psicólogo y educador, confiesa que a lo largo de sus años se ha encontrado con miedos muy curiosos. Un paciente de unos doce años tenía miedo a las serpientes con un condicionante "nunca había visto una. Fue un miedo que le transmitieron sus padres, que eran los que habían vivido la experiencia".

Otro ejemplo curioso era el miedo de un niño a los números impares. Asociaba todo lo malo que ocurría a los números impares. Fue tratando de hacerle ver con pequeños detalles cotidianos que no eran responsables de los males. Poniendo el volumen de la televisión en un número impar y permitiendo que mantuviera los pares para otras cuestiones y es que es un tema de equilibrio.

Qué hacer con los miedos

La vida no te prepara para ciertos miedos de los niños. Puedes esperar quizás el miedo a la oscuridad, o a quedarse solos. Pero todo no se soluciona con un punto de luz en medio de la noche. Los adultos deben ser esa luz y tratar en la justa medida cada uno de esos terrores que pueden atormentar hasta la adolescencia.

De Haro recomienda. "Hay que mirar variables. Si interfieren en su vida son importantes. Hay niños que no quieren hablar en público, o ir a casa de amigos". El miedo a dormir sin luz afecta a toda la familia, pero estos miedos si se afrontan van evolucionando.

No hay que restar importancia y decir "eso no es nada" o si le da miedo algo es malo ponérselos delante aunque sea con buena intención. Puede crear un trauma. Recomienda crear un buen clima para que se afronten los miedos, porque así es como evolucionarán y muchos desaparecerán. Hay que poner herramientas, y algunos pueden necesitar incluso la visita a un especialista.

Los valientes sí tienen miedo

Los miedos que no se afrontan bien en la primera etapa pueden desembocar en un trastorno en la edad adulta y especialmente en la parcela social. "Hay que cambiar la idea de que los valientes son los que no tienen miedo, sino que los son valientes los que con miedo lo hacen". Además de la teoría, hay que evitar si es posible encerrarlos o apagar todas las luces dependiendo de las angustias de cada niño.

Hay que tomar el problema con calma y propiciar que ellos vayan encontrando la forma de eliminar sus barreras.

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