La historia de Anthony: llegó a España en patera, sacerdote en Cádiz y los comentarios que recibe después de misa
Anthony Enitame, nigeriano recién ordenado sacerdote en Cádiz, demuestra que a veces los caminos más difíciles nos llevan a los destinos más sorprendentes. En 'La Linterna de la Iglesia' conocemos su historia
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Desde su infancia en su Nigeria natal hasta convertirse en sacerdote en la diócesis de Cádiz, ha vivido un verdadero camino de fe, superación y entrega. Y un sueño hecho realidad. Porque Anthony no era ni siquiera católico en su niñez. Se convirtió “por curiosidad”.
Una curiosidad, dice, que le ha dado una vida nueva. Entró en una Eucaristía para ver qué pasaba allí, y al oír al sacerdote consagrar, se quedó verdaderamente impresionado: «El cura dijo que el pan es el Cuerpo de Cristo. En aquel momento, algo cambió en mi interior. Lo que quería era recibirlo, hasta el punto que empecé a preguntarle a la gente... ¿qué sabor tiene el cuerpo de Cristo? En aquel momento, no pude saberlo, porque no había recibido el bautismo, ni confirmación... No tenía ni idea de nada. Pero claro, con ese deseo, yo fui ya "del tirón" a convertirme».
La terrible travesía en patera que vivió anthony para llegar a españa
La suya es una historia que demuestra lo insondables que son los caminos del Señor. Y los de Anthony, le traerían en patera a España. Como tantas personas que migran, Anthony vivió una terrible travesía, que le hizo cruzar el desierto y el estrecho, en la que tuvo que llegar a beber su propia orina para sobrevivir.
Muchos de sus amigos no tuvieron la misma suerte. Cuando mira atrás, reconoce cómo Dios lo ha cuidado siempre: «Sentía la mano de Dios en mi viaje a España, cuidándome. Sin embargo, en aquel momento no lo sabía. Pero sí me acuerdo de que la gente me decía: "qué suerte tienes, que la gente siempre está a tu alrededor, cuidándote". De hecho, me ha cuidado, me ha protegido, no me ha fallado. Dios siempre ha estado, allí y ahora, conmigo», confiesa.
Así surgió la vocación al sacerdocio de Anthony: "Uno de ellos es el Padre Gabriel"
Fue después de su llegada a Europa, mientras veía una película sobre un sacerdote enamorado de su vocación que entregaba su vida, día a día por sus fieles, cuando quiso ser sacerdote. Coincidió con la muerte del cura de su parroquia, y él sintió que Dios le llamada a “ser su relevo”.
«Gracias a Dios, al llegar aquí a España, me encontré con gente buenísima. Entre ellos había curas. Uno de ellos es el Padre Gabriel, que ya murió, encargado de la delegación de Migraciones. Y luego, el Padre Salvador, que también murió, el párroco de San José. Y el actual vicario, que es el Padre Óscar, es aquel que me ayudó definitivamente a descubrir, a vivir esa vocación».
Anthony entró en el Seminario de Cádiz-Ceuta. Tras finalizar sus estudios, fue ordenado en octubre pasado en la Catedral de Cádiz y, ya como párroco, da gracias a Dios cada día por ser cura. «Estoy contentísimo, agradecido a Dios por todo. Con mis manos, Cristo se hace presente por su pueblo. Es el mayor milagro. Yo, aquel chico nigeriano, que era hasta tartamudo, aquí estoy. De hecho, a veces me levanto y le digo al Señor: «Madre mía, soy cura. Pero ¿cómo es posible? Es flipante, una bendición, una pasada...».
La vida de Anthony como sacerdote
Y si algo desea Anthony es que la gente experimente el amor de Dios como Él. Se emociona al contar que el mismo cuerpo de Cristo que le convirtió, ahora se hace presente cada día a través de sus manos de sacerdote: «Ojalá, es mi mayor petición, que la gente experimente el amor de Dios a través de su Palabra y su cuerpo todos los días, para que experimenten lo que yo estoy viviendo», dice.
Ahora Anthony ve cómo él mismo es pastor de su pueblo, cuidándolo y confortándolo, como el cura de aquella película que llegó a convertirlo: «Siempre hay alguien que entra en la sacristía después de la Misa, saludándome, dando gracias. ¡Algunos al principio llorando, madre mía, aplaudiendo! Todo para mayor gloria de Dios. Y doy gracias a Dios cada noche antes de dormir. Le digo: «Señor, ¡soy cura! Por favor, bendice a tu pueblo para que experimenta tu amor, tu paz y tu perdón».