EN 'LA LINTERNA'

Bustos: “Un mes le ha bastado a Sánchez para enseñar la patita ideológica”

Jorge Bustos trae a 'La Linterna' el 'Bueno, el feo y el malo' de la semana: Morenés, Marlaska y Jorge Rodríguez

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“Se conoce que la mierda de la izquierda huele mejor”

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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A medida que el sanchismo va dando sus primeros pasos, empezamos a descubrir que no camina del todo recto, como si en vez de utilizar los pies estuviera andando con las manos, esas manos icónicas de Sánchez que enamoran al comunity manager de Moncloa y que amenazan con convertir lo que queda de legislatura en una mera manicura. Un mes le ha bastado al presidente para enseñar la patita ideológica, desde la recuperación del guerracivilismo hasta el anuncio de una ofensiva fiscal, pero lo más grave es su fulminante operación de desmontaje de los consensos de Estado en materia antiterrorista y política territorial frente al golpismo catalán. Vayamos por partes y empezamos por el episodio americano que ha revelado el regreso letal del talante zapaterino a La Moncloa.

 

El Bueno: Pedro Morenés

El todavía embajador de España en Washington cumplió exactamente con el cometido para el que le pagamos el sueldo: representar a los españoles en el extranjero y refutar con exquisita educación las mentiras de la propaganda hispanófoba que expectoró su predecesor en la tribuna, el señor de las bestias, don Joaquín Torra. La clase de mente fanatizada que reacciona ante un puñado de verdades como la niña del exorcista ante el agua bendita. El ministro Borrell, en quien tanto confiamos todavía, salió en defensa de su embajador, pero el jefe de Borrell, Sánchez, en quien hace mucho tiempo que dejamos de confiar, salió a decir que bueno, que en España no hay presos políticos, pero que mejor no decirlo mucho porque él no ha venido aquí a confrontar, como según él hacía el PP. Sánchez no dice eso porque tenga que pagar la factura de sus apoyos separatistas en la moción, que también, sino porque tiene que pagarles el alquiler cada día de su estancia en Moncloa. El problema es que el precio que ponen quienes le hicieron presidente es la ruptura de España, y ni siquiera Sánchez puede pagarlo, no porque no quiera, sino porque la Constitución no le deja. Así que vuelven a echarnos la película del talante que ya hemos visto, y que acaba con los presuntos apaciguados echados al monte y con el constitucionalismo fracturado por la enésima deserción del PSOE.

 

El Feo: Fernando Grande-Marlaska

Al ministro del Interior le toca bailar con la más fea, que es el acercamiento de los presos etarras, una demanda histórica de otros socios de censura de Sánchez: el PNV y Bildu. Marlaska les prometió a las víctimas de ETA que no habría un acercamiento general de terroristas sino un examen individualizado, pero el jefe de Marlaska es el mismo que el de Borrell, o sea, Sánchez o las manos de Sánchez, que hacen trucos inconfesables por debajo de la mesa. EL MUNDO informó hoy de un vergonzoso pacto entre el PNV de Ortúzar y el PSE de Idoia Mendia para explorar la progresión de grado de los etarras además del acercamiento: es decir, para ver si Interior puede concederle el segundo grado al etarra que tiene el primero y el tercer grado al que tiene el segundo. O sea, un escándalo, una vergüenza, una broma macabra en la cara de las víctimas. ¿Tragará Marlaska, antaño juez implacable de Otegui y sus amigos, con semejante indecencia? Ahí queremos verle, don Fernando.

 

El Malo: Jorge Fernández

El presidente de la Diputación valenciana y al que el presidente Chimo Puig intentó sostener hasta el último momento, muchas horas después de que la UDEF le hubiera detenido. ¿Pero qué pasa en Valencia, Juan Pablo? El joven alcalde de Onteniente y ex presidente de Diputación llegó al poder aupado por el rimbombante pacto regenerador del Botánico, pero más que un jardín parece que han sembrado la misma escombrera que sus predecesores peperos. El tal Fernández ni siquiera ha cumplido los 40 y podrá contar a sus nietos que no rompió la cadena sucesoria de la corrupción levantina, sino que solo fue un eslabón de otro color. El socialismo valenciano y Compromís ya saben lo que es tener detenidos por corrupción, pero todavía no saben lo que es protagonizar a diario las tertulias de las teles con los reporteros carroñeros a las puertas de las viviendas particulares. Se conoce que la mierda de la izquierda huele mejor.

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