COPE te explica, paso a paso, cómo van subiendo los precios en cada punto de la cadena alimentaria
Repasamos la evolución de los precios desde su punto de origen en la producción hasta que llega a la balda de los supermercados: ¿por qué hay tanta diferencia?
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La cesta de la compra cuesta ahora un 16.7% más que hace justo un año, según ha confirmado esta semana el dato definitivo del IPC de febrero. Y justo el día en que conocíamos esta cifra, el pasado martes, el presidente de Mercadona corroboraba lo que se lleva meses notando en los bolsillos: “Hemos subido una burrada los precios, pero es que hay que hacer sostenible toda la cadena de montaje”, aseguraba Juan Roig, presidente de Mercadona, que mantiene que, si no lo hubieran hecho, “habría sido un desastre”.
Tras esas declaraciones al ala Podemos del gobierno arremetió de nuevo contra el empresariado español, personalizado en Juan Roig. El caso es que el propio Roig se justificaba en la cadena alimentaria para seguir subiendo precios. Por eso, La Mañana del Fin de Semana de COPE explica en qué consiste esa ley de la cadena alimentaria.
Qué dice la Ley de la Cadena Alimentaria
Se trata de una ley que entró en vigor en diciembre de 2021. En general, persigue un cambio de paradigma en las relaciones comerciales que ha obligado a las empresas a transformar sus métodos. Es decir, que los costes y la rentabilidad se repartan de forma equilibrada entre los productores, la industria y la distribución. La clave es que prohíbe la venta a pérdidas: lo que hace que nadie pueda cobrar menos de lo que le cuesta poner su producto en el circuito comercial.
Para lograr precios justos y proteger especialmente a los productores, ganaderos y agricultores, la norma obliga a que cada eslabón de la llamada cadena alimentaria pague al eslabón inmediatamente anterior un precio igual o superior a lo que le ha costado producirlo. Con el fin de que nadie venda a pérdidas.
No obstante, los costes de producción se han disparado en el último año por la crisis energética derivada de la guerra de Ucrania. Se ha encarecido la energía, los carburantes, los fertilizantes, o las semillas. Según datos de Eurostat, la inflación de los alimentos en origen fue del 25% el año pasado en España. Y el aumento de los precios se fue conteniendo a lo largo de la cadena gracias, según los expertos, a que muchos comercios minoristas ajustaron sus márgenes y no repercutieron la totalidad de estas subidas. De hecho, el propio Roig ha dicho que sus costes se habían incrementado un 12% el año pasado, mientras que la subida de sus productos se había quedado en un 10.
¿Cuánto están cobrando los productores en origen?
¿Qué pasa últimamente con los precios en origen? ¿Cuánto están cobrando los productores? En líneas generales, la diferencia entre los precios que cobran los agricultores y ganaderos y lo que pagamos los consumidores ha caído al mínimo en una década. La brecha entre el campo y el supermercado se ha reducido en algunos productos pero en otros sigue aumentando.
En Mediodía COPE esta semana han repasado algunos. Por ejemplo, los ajos. Ahora por un kilo, los consumidores estamos pagando un 200% más que lo que recibe el agricultor. Julio Bacete es productor de ajo en Las Pedroñeras, Cuenca: “El agricultor, que es socio de una cooperativa, cobra 1,20. Y la cooperativa, cuando sale por la puerta metido en un camión preparado para que lo compres en el supermercado vale entre 2,50 y 3, el doble”.
Otro ejemplo es el aceite de oliva. Ahora mismo en las tiendas cuesta un 33% más caro que hace un año. Pero se siguen sin cubrir los costes de producción, como cuenta Juan Luis Ávila, olivarero en Jaén. “El precio del aceita respecto a hace un año ha subido en torno a 2 euros aproximadamente. Los costes de producción en Jaén de un AOVE es de 8 euros de media”.
¿Por qué hay tanta diferencia entre el origen y el supermercado?
Hay una brecha abismal entre lo que se paga por un producto en origen y lo que acabamos abonando por él en el supermercado. Un kilo de naranjas vale un 540% más en el super de lo que se paga por él en el campo; la calabaza, un 620% más o las alcachofas, un 665%. Otro ejemplo: los agricultores de la provincia de Alicante perciben unos 0,30 euros por un kilo de limones recién cogidos del árbol; nosotros los llegamos a pagar a 2,49 euros en algunas de las principales superficies.
¿Cuál es el motivo de esta enorme diferencia de precios? “Se está camuflando con la inflación lo que para nosotros realmente es una tremenda especulación”, explican desde el sindicato agrario ASAJA en Alicante. Y desde el otro gran sindicato agrario, COAG, se lamentan de que los súper no bajen los precios cuando a los productores ya les han empezado a pagar menos. Pone el ejemplo del calabacín. Andres Góngora: “Ahora el calabacín en origen se está pagando muy por debajo del euro, sin cubrir costes de producción, y produce inalterable a los consumidores”.
Los sindicatos agrarios acusan a las grandes cadenas de supermercados de estar alimentando este fenómeno a costa de intermediarios, como algunas centrales de compra que son propiedad de las mismas cadenas. ¿Y qué es lo que dicen estos intermediarios? Su versión es que los productores deciden a quién vender: “Pasa por un proceso que añade valor y supone costes. Valor es la garantía de seguridad alimentaria, el frío, el calibrado de los productos, el coste de la energía, la limpieza...”, asegura Ignacio García Magarzo, director general de ASEDAS.
Y si nos fijamos en el último eslabón de esa cadena alimentaria, en los súper, te recuerdo que el presidente de Mercadona asegura que si aumentó sus ganancias en el 2022 no fue porque aumentase el margen de lo que se embolsa por los productos que vende, sino porque vende más.
La empresa valenciana, que subió los precios un 10% en 2022, obtuvo una facturación récord de 31.000 millones. Roig defendía así los beneficios obtenidos: “Es una cosa imprescindible y necesaria, y cuantos más beneficios se tengan, más impuestos pagas, mejores sueldos y más dividendos repartes”. El caso es que la diferencia entre lo que pagan a los productores y lo que pagamos nosotros en el súper sigue siendo abismal.