Un investigador, sobre el peligro de no tener escudo ante los misiles rusos: "Serían incluso más devastadores"
El investigador Javier Gil avisa en 'La Tarde' que a Alemania le han entrado las prisas porque han descubierto que las armas rusas serían "más devastadores" en Berlín que en Kiev
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El escudo antimisiles es un proyecto encabezado por Alemania para defender los cielos europeos de la amenaza rusa. Ahora mismo España está fuera del proyecto, pero Margarita Robles, la ministra Robles: “No descarta nada”. Otros 14 países de la OTAN.
Javier Gil, investigador del Instituto Cultura y Sociedad de la Universidad de Navarra y profesor de Relaciones Internacionales explica en 'La Tarde' con Pilar Cisneros que “la propuesta de Alemania es que cada país desarrolle” su propio escudo y luego coordinarse. “El problema es la política de bandazos” del Estado germánico, aclara Gil: “Muchos países no se fían”. Además, a este temor se añade que naciones como Polonia ya estaban desarrollando los suyos o comprándolos a otros países.
Estados Unidos o China ya están utilizándolos. España tiene el suyo gracias a Estados Unidos, pero no puede hacer frente a la amenaza rusa. “Bush ya intentó” formar un escudo antimisiles pero no se materializó por la oposición de Moscú. Ahora mismo los escudos que están en funcionamiento no serían capaces de parar los misiles de Putin: “Si queremos hacer un escudo efectivo, tiene que ser completamente diferente”, detalla el experto.
Misiles "desvastadores"
“Los misiles balísticos” son los que debería poder parar este escudo, apunta GIl. “A Alemania le han entrado las prisas”, reconoce, porque han descubierto que este tipo de armamento puede llegar a ser una amenaza dentro de sus fronteras porque "serían incluso más devastadores". “Lo importante es pensar en drones y cazas de combate”, la intención es que un ataque masivo pueda ser frenado por el escudo.
Y así “parar todos los misiles”, comenta el investigador. Sería un “sistema inteligente” que escoge qué armas derribar y “se centra en los que va a tocar los centros de población más importantes”. Los que atacan los menos graves, “quizá hay que dejarlos pasar”, sugiere Gil, para priorizar los más dañinos.
El sistema israelí, que es el que querría tener Europa, está financiado al 80% por Estados Unidos. Por eso, Washington está en contra de que el viejo continente recurra a los vecinos del Este y no a ellos para instalar este escudo, ya que sería hacerse la competencia a sí mismos.
Gil se plantea “qué estamos haciendo mal para que no nos inviten”. Y avisa de que “sería una cuestión de años” empezar a formar parte de la coalición. “Es un trabajo que no hemos hecho durante décadas”, confiesa el investigador. “Estamos en un momento de prisas” en el que “estamos aprendiendo mucho con el conflicto ucraniano” porque “estamos viendo a pequeña escala” lo que pasaría en nuestro territorio, describe el experto.
Duda de “en qué acaba todo esto”, porque tema que quedará en “nada” porque “el historial de Alemania no es nada alentador”. El futuro apunta a la tecnología láser que está desarrollando Estados Unidos e Israel, que estará activa dentro de “tres o cuatro años”.