“Estamos sembrando las semillas necesarias para renovarnos y dinamizar el laicado en España”

Monseñor Toni Vadell pronuncia la Ponencia Final en la jornada de clausura del Congreso de Laicos

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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El Congreso de Laicos de España de este 2020 empieza a llegar a su fin y, este domingo, con motivo de la jornada de clausura, Monseñor Toni Vadell, obispo auxiliar de Barcelona, ha brindado la Ponencia Final. Una ponencia con dos objetivos: presentar las aportaciones que los Grupos de Reflexión han formulado tras el recorrido de los cuatro itinerarios, y ofrecer un escenario de futuro inmediato que nos permita profundizar en las prioridades.

Una Ponencia Final en la que ha participado también la periodista de TRECE, Ana Medina. “La Iglesia nace del misterio de Dios y camina en la historia como pueblo; para pertenencer a ella se necesita el bautismo y para mantenerse en ella es fundamental la eucaristía”, comenzaba la ponencia.

Los laicos somos una parte fundamental del pueblo de Dios. También los laicos somos discípulos misioneros de Jesús. No somos una cosa o la otra, sino discípulos misioneros, sin separaciones, sin divisiones, sin compartimentos estancos. Somos discípulos misioneros:

Con la mirada puesta en Jesús. Somos hombres y mujeres de fe que miramos a Jesús y queremos mirar la vida con la mirada de Jesús. “La fe no sólo mira a Jesús, sino que mira desde el punto de vista de Jesús, con sus ojos: es una participación en su modo de ver” (LF 18).

Conscientes de nuestra propia vocación. Somos hombres y mujeres agradecidos por el regalo de la vocación que el Señor dibuja en nuestras entrañas. “Porque la vida que Jesús nos regala es una historia de amor, una historia de vida que quiere mezclarse con la nuestra y echar raíces en la tierra de cada uno” (ChV 252). Deseosos de vivir en comunión con los cristianos que tienen otras vocaciones dentro del Pueblo santo de Dios.

Con una vida entregada a los demás. Nos gustaría sacar fuera lo mejor de nosotros para la gloria de Dios y para el bien del mundo. Decimos “aquí estoy Señor”, porque queremos acoger el don que nos hace el Señor, y colaborar con Él en la misión.

“Nada crece si no se ha sembrado. En este Congreso estamos sembrando las semillas necesarias para renovarnos y dinamizar el laicado en España; al mismo tiempo, estamos cosechando ya los primeros frutos de los cuales saldrán nuevas semillas de sinodalidad. Si aceptamos el reto de la siembra tenemos la esperanza de que gran parte de la simiente caiga en terreno bueno y fértil. De hecho, somos conscientes de estar ya contemplando brotes de sinodalidad”.

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