La Iglesia despide a Benedicto XVI en un funeral similar pero con "adaptaciones" a la de un papa reinante

Y llegó el día: 5 de enero de 2023, cuando la Iglesia Universal dará el último adiós a partir de las 09.30h a Benedicto XVI después de que casi 200.000 personas hayan pasado por su capilla ardiente en la Basílica de San Pedro del Vaticano durante tres días.

Se espera lleno absoluto en la Plaza de San Pedro para vivir la misa funeral que estará presidida por el Papa Francisco, quien vivirá también una jornada especial con quien fue su antecesor, su amigo y su confidente durante casi una década.

Además de los fieles que se acerquen al Vaticano, estarán presentes en la misa un total de 400 obispos y 4.000 sacerdotes, entre ellos los máximes representantes del episcopado español, los cardenales Juan José Omella y Carlos Osoro (presidente y vicepresidente de la CEE) y César García Magán (secretario general).

Carlos Herrera

Y como no puede ser de otra manera, los diferentes soportes de ABSIDE MEDIA harán llegar a la audiencia este momento histórico. Desde las 07h Carlos Herrera abrirá los micrófonos de 'Herrera en COPE' para seguir el minuto a minuto del funeral.

El comunicador líder de la radio española vuelve al lugar donde hace apenas un año se encontró con el Pontífice argentino para contar a los oyentes las claves, explicar el contexto y analizar el escenario que se abre.

A Herrera le acompañarán en directo el presidente y director editorial de ABSIDE MEDIA, José Luis Restán, Fernando de Haro y la corresponsal de COPE en Italia y El Vaticano, Eva Fernández. También Ángel Expósito, que, junto a José Luis Concejero, enviado especial en Roma, seguirá el funeral desde la plaza de San Pedro y sus alrededores, acompañando a los asistentes.

Por su parte TRECE retransmitirá la misa a partir de las 09h. Todo ello sumado a una intensa cobertura en los canales digitales de la radio. Así, la última hora del funeral de Benedicto XVI también podrá seguirse en directo en COPE.es, en la ‘app’ y a través de Youtube y del resto de perfiles de los programas en redes sociales.

Un funeral similar al que reciben los papas reinantes, pero con adaptaciones

El funeral en la plaza de San Pedro será similar al que reciben los pontífices reinantes, aunque con ciertos matices y adaptaciones. La liturgia calca el modelo de exequias de un sumo pontífice pero, por ejemplo, en el libreto de la ceremonia se cambiarán las súplicas finales de la Iglesia de Roma y de las Iglesias Orientales, así como las lecturas (se leerá un pasaje del Libro del profeta Isaías y la Primera Carta de San Pedro).

Por otro lado, Benedicto XVI reposará en un triple féretro como sus antecesores: primero en uno de ciprés forrado con terciopelo carmesí, que será introducido en otro de zinc sellado y que, a su vez, acabará dentro de un tercero en madera de olmo. En el interior del primero, junto al cuerpo de Ratzinger, se meterán las medallas y monedas acuñadas durante su pontificado, entre 2005 y 2013, hasta su histórica renuncia, así como los distintos palios que tuvo como arzobispo y papa, la estola de lana blanca que se lleva sobre los hombros en señal de jurisdicción.

También se introducirá, en un cilindro de metal, el llamado "Rogito", un breve texto con los actos más destacables del periodo de Benedicto XVI (en el funeral de su antecesor, Juan Pablo II, en 2005, se leyó públicamente este documento: en el libreto del rito del papa alemán no consta).

El féretro del pontífice emérito, que reposa ahora en la capilla ardiente dispuesta en la basílica de San Pedro, saldrá del templo el jueves en torno a las 08.50h, unos 40 minutos antes del inicio del funeral, mientras los fieles rezan el rosario.

Tras la celebración de la Misa, se impartirá la "Ultima Commendatio" y la "Valedictio", las bendiciones que preceden a la sepultura ("Vale" era el término que usaban los antiguos romanos para despedirse de alguien y desearle buenos augurios). Inmediatamente después, el ataúd triple en el que reposará el papa emérito será trasladado a la cripta de la basílica para su entierro, por expreso deseo suyo en la tumba que perteneció a Juan Pablo II, que en 2011 fue llevado a la superficie del templo