El Papa Francisco anima a las parejas jóvenes a "no tener miedo de traer hijos al mundo"
Francisco expresó su cercanía a las familias que hoy celebran la Jornada de la Vida y el recuerdo de la Cumbre Internacional sobre los Derechos de los Niños. Tras el Ángelus, instó a los responsables a poner fin a los conflictos
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“El desprecio por la vida, una derrota para todos”. Con estas palabras el Papa Francisco explicó la guerra al finalizar el Ángelus en la Plaza de San Pedro, pidiendo un compromiso cada vez más fuerte a los gobernantes y con ocasión del Jubileo de la Esperanza. Una vez más, el Pontífice puso en el centro de su oración a las víctimas de los conflictos abiertos en el mundo, haciendo referencia a los principales escenarios bélicos. “Recemos por la paz en la atormentada Ucrania, en Palestina, Israel, Líbano, Myanmar, Sudán, Kivú del Norte”.
“Reitero el “no” a la guerra, que destruye, lo destruye todo, destruye la vida e induce a despreciarla. Y no olvidemos que la guerra es siempre una derrota. En este año jubilar, renuevo mi llamamiento, especialmente a los gobernantes de fe cristiana, para que hagan todo lo posible en las negociaciones para poner fin a todos los conflictos en curso”.
Acoger la vida
En la guerra se viola la vida, pero en Italia hoy se celebra la Jornada de la Vida, bajo el lema "Transmitir vida, esperanza para el mundo". Francisco expresó su cercanía a quienes apuestan por la familia.
“Me uno a los Obispos italianos para expresar mi gratitud a las numerosas familias que acogen de buen grado el don de la vida y para animar a las parejas jóvenes a no tener miedo de traer hijos al mundo. Y saludo al Movimiento italiano por la vida, que celebra su 50 aniversario”.
La vida de los más pequeños
Mirando a la vida más frágil, el Papa recordó la Cumbre Internacional sobre los Derechos de los Niños, titulada ‘Amémoslos y protejámoslos’, que comenzará mañana en el Vaticano y en la que él también participará. “Es una ocasión única para llamar la atención del mundo sobre las cuestiones más urgentes que afectan a la vida de los más pequeños. Los invito a unirse en oración por su éxito”.
Por último, un saludo a los fieles presentes en la plaza de San Pedro, procedentes de Italia y de otras partes del mundo, en particular de España, Marsella, Polonia, Croacia, Bulgaria y la India.
Jesús es salvación, luz y signo de contradicción
En paralelo, adentrándose en la reflexión sobre el Evangelio del día, que relata cómo María y José llevan al niño Jesús en el templo para su presentación, explicó que “Dios está verdaderamente presente en medio de su pueblo: no porque habite entre cuatro paredes, sino porque vive como hombre entre los hombres”.
A partir de ahí, presentó a Jesús como la luz y la salvación del mundo. “¡La salvación universal concentrada en uno! Sí, porque en Jesús habita toda la plenitud de Dios, de su Amor”, detalló el Papa. “Y he aquí el segundo aspecto de Jesús, “luz para iluminar a las naciones”. Por último, el niño abrazado por Simeón es “signo de contradicción para que se revelen los pensamientos de muchos corazones”.
En las luces y sombras de la historia
Con este punto de partida, a la multitud de fieles reunidos en la plaza vaticana, les lanzó unas preguntas para su meditación personal: “¿Qué espero de mi vida? ¿Cuál es mi gran esperanza? ¿Quiere mi corazón ver el rostro del Señor? ¿Estoy esperando la manifestación de su plan de salvación para la humanidad?”.
El Santo Padre concluyó la oración dominical invocando a María, "Madre purísima", para que acompañe el encuentro con el Señor "en las luces y sombras de la historia".