El Papa Francisco llama a la Franja de Gaza después del alto al fuego y la respuesta que recibe se hace viral: "En todo el recinto"
El Pontífice conecta con la parroquia para conocer cómo están viviendo los primeros días del alto el fuego y expresa su solidaridad con la comunidad cristiana en Gaza, transmitiendo un mensaje de fe
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El Papa Francisco ha hecho una videollamada a través de WhastApp este miércoles 22 de enero con el párroco Gabriel Romanelli, y el vicario, Yusuf Asad, de la Sagrada Familia de Gaza. Ha tenido lugar a las 19:00 horas, como cada tarde desde el pasado 9 de octubre, parroquia a la que, como él mismo ha dicho en diferentes ocasiones –la última en la audiencia general de ese mismo día–, llama cada noche para preguntar por las condiciones de vida que atraviesan más de 600 personas, cristianos, musulmanes, refugiados entre la parroquia y el colegio.
Día de alitas de pollo
Una cita fija pero breve para preguntar "¿cómo estás?", para saber si han comido y qué, para ver a los niños, a los ancianos, para bendecir y saludar. El 12 de enero, todo el mundo salió a celebrar y vitorear el alto el fuego, y la llamada del Papa –hecha desde el teléfono de su secretario, Juan Cruz Villalón– se convirtió en "una fiesta" en la plaza, según declaró el párroco a los medios de comunicación vaticanos. Y aunque todavía no es la paz definitiva, al menos la gente vuelve a comer y a sonreír.
"¡Esta noche, en todo el recinto, hemos comido pollo! Alitas de pollo!", explica el padre Yusuf durante la llamada. Contesta primero el Papa, conectado por el teléfono de su secretario Juan Cruz Villalón. No suenan ni cinco timbres, luego la exclamación: «¡Buenas tardes, Santo Padre!». Tiene el tono de quien ve y oye al Papa por primera vez, mientras que Francisco llamó hace menos de veinticuatro horas.
Saludo a los niños
"¿Cómo estás?", pregunta. "¡Estoy bien gracias a Dios!" "¿Y díganme qué comieron hoy?". "Alitas de pollo", responde el sacerdote del Verbo Encarnado. "¿Qué tal Santo Padre?", pregunta el desde el 9 de octubre, que está al lado. "¡Es nuestro querido Papa!", grita a la gente. Los convoca a todos; niños, hombres y mujeres con pañuelos y sombreros llegan al patio del recinto. Se acercan lentamente. El primero es un médico: "Salāmu ʿalaykum", le dice el Papa en árabe. Al fondo hay alboroto de mujeres y niños. El Santo Padre mira divertido, saluda con la mano a Karima y a otros niños: "¡Adiós!". Luego hace la señal de la cruz santiguándose. "Muchas gracias".
La oración del Papa
"Quieren darle las gracias, rezan por él porque siempre reza por ellos", dice el padre Yusuf. "¡Rezar a favor, eh, no en contra!", bromea Francisco. Risas, gritos, saludos. "¡Shukran!", saluda el Pontífice todavía en árabe. Al final sonríe y se queda mirando la pantalla del móvil.
Una conversación breve pero un gesto imprescindible para las personas que viven con miedo, frío y hambre desde hace más de un año en Gaza, y que no saben lo que les espera en el futuro. Un Papa que, a pesar de sus 88 años, no se deja intimidar por las nuevas tecnologías, sino que las utiliza para expresar "cercanía", que es una de las "características" de Dios, como siempre ha dicho, junto con la compasión y la ternura. Y también la esperanza. La de una paz definitiva, justa y duradera.