175 años de la policía local
"El de la charcutería, el de la persona que limpia, el cirujano... uno siempre debe respetar su uniforme"
Santiago conmemora el 175 aniversario de la Policía Local y COPE Santiago te cuenta la historia de una de las mujeres pioneras, Begoña del Río
Santiago - Publicado el - Actualizado
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Entre ellos, la primera mujer en entrar en el cuerpo en Compostela: Belén Sixto.
En COPE Santiago hemos hablado con una de esas pioneras, Begoña del Río, jefa de la agrupación de Protección Civil de Compostela y tercera mujer en entrar en la Policía Local de Santiago: "Cuando mis hijos eran pequeños a sus compañeros les resultaba raro que la policía fuese su madre (y no su padre). Nunca tuve problemas, hubo uno hace muchos años que nos insultó en la Plaza de Galicia y nos dijo que las mujeres teníamos que ir para la cocina... fuimos al juzgado y le tocó una jueza", recuerda en los micrófonos de COPE.
En su caso, desde pequeña tuvo claro que quería dedicarse a esto, salía del colegio Doña Emma (San Pelayo), en Virxe da Cerca y siempre se fijaba en el agente que regulaba el tráfico en la zona: "Pasaba todos los días por la Alameda y Plaza de Galicia para el colegio. Siempre había uno regulando el tráfico, con un abrigo largo, largo... y yo desde muy pequeña siempre quise ser policía".
Su familia no mostró reticencias, pero sí le pidió que estudiase una carrera y así lo hizo. Begoña se matriculó en filología hispánica y a la vez se preparó para acceder al cuerpo de policía en la capital de Galicia. Fueron meses duros porque tuvo que compaginar clases con la preparación física y el estudio del temario de los exámenes en la academia para opositar. Con solo 19 años aprobó, fue la única mujer entre los 12 aprobados que en el año 1992 obtuvo la plaza.
Sobre su trabajo, Del Río se queda con la posibilidad de poder ayudar al ciudadano y poder participar en el día a día de la vida de la ciudad: las fiestas y eventos musicales y deportivos, visita del Papa, cumbres políticas... En el recuerdo: la tragedia de Angrois, que le ha marcado de por vida, nos reconoce, a ella y a todos los compañeros que se dejaron la piel en aquel terrible accidente.
Nos dice que la primera vez que vistió el uniforme fue muy emocionante y se sigue emocionando al vestirlo. Entre la cantidad de anécdotas que comparte con nosotros nos recuerda algo que le sucedió cuando aún no disponía de su traje y estaba vigilando la decoración navideña en la Plaza del Obradoiro: "Cuando entré empecé en el turno de noche y era Navidad, había un Belén y un árbol que había que vigilar para prevenir algún destrozo... el uniforme aún no me había llegado y una persona había llamado a la Policía porque una chica se había metido dentro del coche patrulla... y era yo, claro".
Lo de esta mujer era vocación pura y nos deja un mensaje poderoso: uno ha de dedicarse a lo que quiera para poder disfrutar con lo que hace... "Uno siempre debe respetar su uniforme por encima de todo, sea cual sea, el de la charcutería del supermercado, el de la persona que limpia, el del cirujano... la institución siempre merece el mayor de los respetos".
HISTORIA DE LA POLICÍA LOCAL
En la web del cuerpo municipal de Compostela nos relatan que el primer antecedente de lo que hoy conocemos como Cuerpo de Policía Local podemos encontrarlo en el año 1780, cuando encontramos en la documentación que se conserva una referencia constante a los temas de policía urbana. Conviene aclarar que con este concepto no se hacía referencia, como en la actualidad, a un cuerpo de policías, sino que este término designaba, sobre todo, el civismo, la urbanidad.
En el mes de febrero de 1848, el alcalde de la ciudad era don Miguel Díaz. En el documento de 22 de febrero de 1848 firmado por don Miguel Díaz, aparecen quejas por los muchos robos que se estaban detectando en la ciudad, hecho que decidió la entrada en funcionamiento, a partir de ese momento, de una Ronda de Policía Urbana que venía a sumarse a la ya existente compañía de serenos nocturnos. Se creaba así el Cuerpo de la Policía Local.
Según la propia información del Ayuntamiento de Santiago, los aspectos de la vida cotidiana de los habitantes, higiénicos, urbanístico-arquitectónicos, la imagen que ofrecía la ciudad, etc. son los temas que centran la atención de los primeros guardias municipales.
En el año 1887, la reina María Cristina aprueba el Reglamento para los cuerpos de seguridad y vigilancia, en el que se fija, por ejemplo, la estatura mínima para entrar en un cuerpo de seguridad en 1,66 m y también la obligatoriedad del servicio por parejas.